EE.UU: Trump ganaría las primarias republicanas pero muestra debilidad entre los independientes

Este año habrá elecciones presidenciales en los Estados Unidos y ya comenzó el largo proceso de elecciones primarias que culminará con los comicios definitivos del próximo 5 de noviembre, en los que se definirá quien será el presidente del país los próximos cuatro años.

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Mientras el presidente Joe Biden cierra su presidencia con una muy baja popularidad, en la vereda Republicana Donald Trump ya comenzó lo que espera que sea su camino de retorno hacia la Casa Blanca, al ganar con comodidad las primarias en los dos primeros estados, Iowa y New Hampshire.

En el estado conservador y mayoritariamente blanco Iowa, donde las primarias se realizan con forma de caucus (una especie de asamblea en la que los votos se recogen de una manera más bien «informal») el ex mandatario arrasó: ganó en 98 de los 99 condados que tiene el Estado, y en el único que perdió lo hizo por un sólo voto, según el recuento provisional.

Las elecciones en Iowa se dieron en un contexto de bajísima participación debido a la ola de frío extremo que azota al país, registrándose el día de la votación temperaturas menores a los -20°. Trump llamó a sus seguidores a asistir a las elecciones «aunque mueran en el intento».

Así, el expresidente consiguió el 51% de los votos, sacando más de 30 puntos de diferencia frente a la decepcionante performance del gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien abandonó la contienda republicana pocas horas después de conocerse los resultados. Igualmente lejos quedó la embajadora de EE.UU. en la ONU, Nikky Haley, quien cosechó el 19,1%.

Luego del aplastante triunfo en Iowa, Trump exigió públicamente a Haley que se retire de la primaria, quedando definitivamente allanado el camino para su nominación por el Partido Republicano. Sin embargo, Haley prefirió competir y, aunque Trump ganó también cómodamente en New Hampshire (consiguió el 54% contra el 43% de Haley), no fue la victoria arrasadora que las encuestas y el propio trumpismo esperaban.

Con este inicio, es extremadamente probable que sea finalmente Donald Trump el candidato republicano a la presidencia de los EE.UU, pero un dato de las últimas primarias en New Hampshire despertaron las alarmas en el trumpismo: las primarias semi-abiertas (de la interna participan también votantes que se consideran «independientes») funcionan también como un acercamiento hacia el universo de votantes que no son fieles a un partido y otro, sino que su voto fluctúa de elección a elección. Se trata de una porción de la sociedad que termina siendo siempre decisiva para las elecciones presidenciales.

Es en este punto donde se vio empañado lo que hasta ahora era un arrasador comienzo de Trump, ya que si bien ganó cómodamente entre los votantes republicanos en New Hampshire (65% contra el 29% de Haley) perdió entre los votantes independientes que participaron de la interna, entre quienes Haley se alzó con claridad con el 60% de los votos frente a un 33% de Trump.

Este dato reviste una relevancia de primer orden que va mucho más allá de la primaria republicana. Es cierto que tras estos buenos números entre los independientes Haley decidió mantenerse todavía en carrera, por lo menos hasta las primarias de Carolina del Sur, su estado natal, el próximo 24 de febrero, donde sueña conseguir su primer triunfo. Antes están las primarias en la muy conservadora Nevada, donde se descuenta una victoria de Trump. Sin embargo, más allá de lo que ocurra en Carolina del Sur, es realmente poco probable que Haley pueda hacerle fuerza a un Trump que parece tener todo listo para conseguir la candidatura presidencial.

La mayor importancia de esta derrota de Trump entre los independientes no reside tanto en las pobres perspectivas para Haley, sino para los propios demócratas, quienes ven en la mala performance de Trump un dato clave que podría inclinar la elección para su lado en noviembre.

New Hampshire alimenta la hipótesis con la que los demócratas basan (casi todas) sus esperanzas: que el rechazo a Trump por parte de los votantes independientes y «de centro» juegue a favor del actual oficialismo de forma decisiva. Si Biden tiene hoy posibilidades de reelegirse, no es por lo hecho en su gobierno sino porque seguramente tendrá en frente a Donald Trump.

Al día de hoy, Trump sigue reivindicando la acción golpista que sus seguidores (instigados por él mismo) llevaron a cabo en el Capitolio, el 6 de enero de 2021. Al mismo tiempo, en gran parte de la sociedad yankee esos hechos siguen bien presentes en la conciencia política, y generan un amplio rechazo, incluso entre sectores del establishment.

Por supuesto, no todo es tan sencillo para los demócratas, que están en su propio laberinto. Por un lado, porque la mala administración de Biden es el principal escollo que tiene el oficialismo para mantenerse en el poder. Pero también porque entre las propias filas de los demócratas arrecian las dudas sobre la capacidad de Biden ya no sólo de ser un candidato competitivo para ganar las elecciones, sino incluso de gobernar durante otros cuatro años.

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