Argentina: La izquierda debe levantar su propia tribuna contra Milei y la contrarreforma laboral

Luego de la convocatoria al paro general de 12 horas del 24 de enero contra la Ley Ómnibus, el DNU y el protocolo antipiquetes, la CGT ha dado un giro conciliador, negociando puntos de la contra reforma laboral que propone el gobierno de Milei.

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Entre los puntos de acuerdo aparecen la esencialidad de la educación pública (eufemismo que encubre el ataque al derecho de huelga, obligando a un funcionamiento del personal en un 75% pase lo que pase); el modelo de indemnización UOCRA que facilita despidos y elimina la estabilidad laboral,  y por el cual el trabajador se auto paga la indemnización con el aporte mensual propio y de la patronal; el fin del trabajo estable en el Estado para los planta permanente, entre otros.

Este giro conciliador estuvo antecedido primero por el gran paro del 24 de enero, luego por una ubicación garantista de la gobernabilidad a lo largo de los últimos dos meses con la negativa a convocar a un nuevo paro antes, durante, e inmediatamente después de la derrota de la primera Ley Ómnibus por la movilización de la izquierda y sectores de vanguardia amplia.

No se trata de repetir rutinariamente lo que ya sabemos: que la burocracia sindical siempre actúa con doble estándar: parar para descomprimir la presión por debajo, parar para negociar, parar para defender sus intereses, etc. Se trata de dar cuenta de un cambio en la ubicación de la CGT que, aún cuando siempre actúa con segundas intenciones, hoy negocia concreta, abierta y públicamente una traición a las y los trabajadores mediante una contrarreforma laboral. Para garantizar mejor poder de negociación, luego de elogiar la reunión con el oficialismo, anunciaron un paro de cara al 9 de mayo, una eternidad que se corresponde con los tiempos de la negociación, y no con las necesidades del movimiento obrero y los trabajadores y que podría tanto levantarse si llegan a un acuerdo, como mantenerse si el gobierno inicie con algún punto que descontente a la cúpula burocrática.

Este principio de acuerdo con el gobierno alrededor de una reforma laboral nada light, obliga al conjunto de la izquierda y los sectores independientes (piqueteros, movimiento estudiantil, asambleas, sectores de la cultura) a convocar a un evento propio en Plaza de Mayo para el 1° de Mayo y disputar a la amplia vanguardia que participe activamente junto a nosotros. Debemos con él denunciar el intento de imponer una reforma laboral por parte del gobierno con apoyo de la CGT y todo el arco opositor institucional, el rechazo a la totalidad de la Ley Ómnibus bis mediante la movilización el día que se trate; el rechazo al DNU, al ataque económico brutal, la represión y el protocolo anti piquetes y todo el plan de Milei.

Este acto/encuentro para disputar el 1 de Mayo, día internacional de las y los trabajadores, debe poner en debate la necesidad de derrotar el plan global de Milei sin esperar al 2027 ni al 2025 como pretende el kirchnerismo, con centro el impulso a la lucha en las calles contra el plan global de Milei y la disputa de la vanguardia de masas, hoy sin dirección clara ante la claudicación del peronismo.

En este sentido, el prestigio conquistado por la izquierda y la vanguardia amplia tras las jornadas de derrota de la Ley Ómnibus, el 8M y el 24 M, debe continuar su desarrollo capitalizando la referencia política lograda a través de las organizaciones y referentes, colocándonos como alternativa tanto al gobierno de extrema derecha, como a los conciliadores. Y realzando el hecho novedoso que tras una década de actos separados para el 1° de Mayo, la izquierda junto a amplios sectores en coordinación, realizará una jornada unificada.

Insistimos con el carácter global del plan de Milei por la importancia crucial de que la izquierda exprese una orientación contrapuesta al gobierno en todos sus planos, no los estrictamente reivindicativos cuya resolución no implica necesariamente la derrota sino la continuidad del oficialismo. Las reivindicaciones parciales de todos los sectores explotados y oprimidos deben estar contenidas en una convocatoria que ponga el eje en la derrota del plan global del Milei, y de su gobierno.

Junto con esto es evidente que debemos exigir que se garantice el paro general convocado para el 9 de Mayo y que sea activo, con movilización y cortes de accesos y rutas, no un paro dominguero.

Estamos ante un mes cuyo calendario político se encuentra cargado. El próximo 23 de abril se realizará una movilización en la que concluirá el movimiento estudiantil, los docentes y sus gremios, no docentes, y las autoridades máximas de las universidades. Una convocatoria para la que debemos impulsar una columna independiente. Además de esto, la eventual presentación de la Ley Ómnibus bis podría sumar una nueva fecha cargada de disputa política y la movilización a plaza congreso.

Este calendario apretado y el contenido político del acto convocado por la CGT para el 1° de Mayo apuran para definir el mismo 1° la convocatoria a un acto/encuentro del espacio de coordinación, y desestimar la idea inicial del 27 de abril, fecha que fue pensada como alternativa para participar críticamente de la iniciativa de la CGT antes que esta diera un primer visto bueno a la contrarreforma laboral.

¡Vamos por un enorme acto encuentro para el 1° de Mayo junto a las y los trabajadores, desocupados, el movimiento estudiantil, los sectores de la cultura, las asambleas y la izquierda!

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