Un masivo movimiento internacional de solidaridad con Palestina recorre el mundo

Millones de manifestantes ocupan las calles de las principales ciudades del mundo. Sindicatos y organizaciones obreras boicotean el aparato militar genocida israelí. Mientras internet hace circular en tiempo real por primera vez, a los ojos de todo el mundo, las imágenes de un genocidio, la respuesta popular internacional puede darlo vuelta todo.

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Medio Oriente: el mundo árabe responde a la masacre

Las protestas se multiplicaron masivamente entre la madrugada y las primeras horas del miércoles 18 de octubre, a una semana del comienzo de la masacre, a lo largo del Mundo Árabe. Miles se congregaron en Cisjordania (el otro territorio palestino cercado por Israel), Líbano, Egipto, Marruecos, Yemen, Jordania, Bahrain y Túnez. Las movilizaciones del mundo árabe replicaron masivamente las demostraciones de solidaridad que se venían viendo en otros países de Europa y América.

Los manifestantes se congregaron en puntos neurálgicos de las grandes ciudades y, especialmente, en las embajadas del Estado de Israel y el cómplice imperialismo estadounidense. Las movilizaciones señalaron claramente la responsabilidad del genocida Estado de Israel sobre la masacre de al – Alhí, luego de que el gobierno israelí difundiera fake news sobre una supuesta responsabilidad palestina en el ataque, rápidamente desmentidas.

Las protestas además rechazaron la complicidad y la inacción de los Estados de la región, especialmente en aquellos países que venían participando del proceso de normalización de relaciones diplomáticas con Israel iniciado con los Acuerdos Abraham en 2020. El mismo reclamo se escuchó en Egipto (el primer país en pacificar relaciones con Israel, en 1970) y Jordania (que hizo lo propio en 1994).

En Egipto, miles de estudiantes se movilizaron desde las universidades de El Cairo hacia las embajadas estadounidense e israelí. Y movilizaciones masivas se repitieron en otros puntos de la capital y de grandes ciudades como Alejandría.

En Jordania, país fronterizo con el territorio palestino de Cisjordania y con una larga historia común con el pueblo palestino, las movilizaciones fueron particularmente masivas y enérgicas. La masacre israelí sobre al – Alhí y la posterior irrupción del descontento popular causaron la cancelación de la Cumbre planeada por el rey jordano Abdullah II (aliado diplomático del gobierno yanqui) y de la que iban a participar el presidente palestino de Cisjordania y el propio Biden, junto a otros mandatarios de Medio Oriente. Finalmente, la movilización frenó esa reunión-capitulación.

En varios países, la policía reprimió cobardemente las movilizaciones que reclamaban un alto a la masacre en Palestina. La ola de movilizaciones expresó finalmente la masiva indignación popular que recorre Medio Oriente y muchos otros puntos del globo por el atroz genocidio que prepara el Estado de Israel. Ahora que la ira estalló en las calles, los gobiernos de la región (y el imperialismo que interviene en Medio Oriente) temen un desborde popular como respuesta a las atrocidades cometidas en Gaza.

28 y 29 de octubre: la movilización llega a todos los continentes

Una verdadera oleada de movilizaciones se registró ese fin de semana en decenas de las principales ciudades de todo el planeta en solidaridad con el pueblo palestino y en repudio a una nueva escalada genocida del Estado de Israel en Gaza.

La movilización coincidió con el momento en que Israel lanzó una segunda fase de su operación militar, que incluyeron las primeras incursiones terrestres con tanques y vehículos blindados en Gaza.

 

Una de las movilizaciones más contundentes se realizó en Londres, Reino Unido, donde unas 70.000 personas se reunieron alzando banderas palestinas y exigiéndole al primer ministro, Rishi Sunak, que exija un alto el fuego a Israel. Hasta ahora, el gobierno británico manifestó su apoyo a Israel y sólo se manifestó a favor de “pausas humanitarias”, pero respaldando finalmente la matanza que está perpetrando Israel.

 

No fue la única ciudad británica que registró movilizaciones, que también se realizaron en otras localidades como Manchester y Glasgow. Tampoco fue la primera: la semana anterior ya habían sido unos 100.000 ingleses los que se habían manifestado en las calles de Londres en apoyo a Palestina.

Las protestas atravesaron los continentes: en América Latina hubo importantes movilizaciones en Buenos Aires, San Pablo, Lima, Bogotá y Caracas, entre otras. Además de Londres, en Europa también hubo sendas movilizaciones en Madrid, Roma, Copenhague, Estocolmo, Marsella y París. Particularmente en Francia las movilizaciones se realizaron a pesar de que el gobierno las prohibió, lo que produjo incidentes producto de la represión policial a las protestas.

Hubo incluso movilizaciones pro-Palestina en algunas ciudades del sudeste asiático y Oceanía, como Kuala Lumpur, la capital de Malasia, así como también en Wellington, la capital de Nueva Zelanda, y en Sidney y Melbourne, en Australia.

Muchas de estas movilizaciones se realizaron frente a las Embajadas de Israel en esos países, aunque también se eligió marchar hacia la embajada de EEUU, por su apoyo clave y aliado estratégico de Israel en el genocidio contra los palestinos.

Movilizaciones y acciones históricas en Estados Unidos

En lo que fue una marcha histórica, el sábado 4 de noviembre unas 100.000 personas se manifestaron frente a la Casa Blanca, en Washington, para repudiar el alineamiento del gobierno de EEUU con Israel.

De la movilización participaron diversos sectores, con la destacada presencia de ciudadanos árabes estadounidenses, pero también activistas por los derechos de otras minorías raciales como afroamericanos, latinos e indígenas. Además, la composición de la marcha fue mayoritariamente joven, reflejando la sensibilidad de las nuevas generaciones contra la política de terror imperialista.

 

Aunque el epicentro fue en la capital del país, las demostraciones se replicaron en varios otros puntos del país norteamericano, incluyendo Nueva York, y también ciudades de la costa oeste como Seattle y San Francisco.

La multitudinaria marcha en Washington llegó incluso hasta las rejas de la Casa Blanca, donde la pintura roja dejó marcadas las “manos manchadas de sangre” que tiene el gobierno de los EEUU por su apoyo irrestricto a Israel.

El activismo pro Palestina está creciendo entre los jóvenes estadounidenses a raíz del alineamiento cerrado del presidente Joe Biden con Israel, a quien le reconoció su “derecho a defenderse”, eufemismo con el que el país sionista se excusa para llevar adelante su política genocida en Gaza.

 

En los días previos el Secretario de Estado Anthony Blinken había vuelto a negar la posibilidad de que EEUU se sumara a un pedido de alto el fuego, lo que alimentó aún más la creciente bronca de sectores crecientes de la juventud que el día sábado salieron multitudinariamente a las calles.

El 27 de octubre, el grupo activista Jewish Voice por Peace (Voces Judías por la Paz, JVP por sus siglas en inglés) ocupó con varias centenas de personas el hall central de la Grand Central Station, una de las estaciones de trenes principales de nueva York, manteniendo la terminal bloqueada más de una hora en plena hora pico.

La semana anterior habían ocupado de manera pacífica uno de los halls, nada menos que del Capitolio, desde donde exigieron ya mismo un alto el fuego y que se detengan los crímenes de Israel contra los palestinos, así como la complicidad y el apoyo de EEUU en dicha masacre.

El 6 de noviembre, realizaron nuevamente una resonante acción de protesta. Ocuparon por horas la explanada de la Estatua de la Libertad, llevando a uno de los emblemas del imperialismo yanqui la exigencia de ponerle fin al genocidio.

JVP es un grupo de judíos activistas anti sionistas. Con el lema de “No en nuestro nombre”, rechazan la utilización de su fe como justificación del genocidio contra el pueblo palestino. De igual manera, combaten la falacia de poner un signo igual entre antisemitismo y antisionismo.

La Policía de Nueva York comenzó a detener a mansalva a cientos de estos activistas, pero ello no evitó que las valientes acciones de protesta continuaran.

La clase trabajadora comienza a sumarse a la lucha contra el genocidio

Uno de los hechos más significativos de esta pelea internacional es que sectores organizados del movimiento obrero empiezan a tomar un rol activo. La clase obrera es la que mueve al mundo con sus manos, y con sus manos también puede ser parte de detener la maquinaria genocida de Israel.

En particular, tres grandes concentraciones de trabajadores comenzaron a frenar el envío de armas a Israel: el aeropuerto de Lieja, en Bélgica, y los puertos de Barcelona y Génova, en España e Italia.

 

La Organización de Estibadores Portuarios de Barcelona (OEPB) es el sindicato ampliamente mayoritario de los 1.200 estibadores que trabajan allí. Luego de realizada una asamblea en la que decidieron la medida, apuntaron a que su objetivo es “proteger a la población civil”.

De esta manera, los trabajadores se comprometen a no cargar, descargar ni facilitar las operaciones de cualquier buque que contenga material bélico. No es la primera vez que los estibadores barceloneses llevan a cabo una acción de este tipo por razones de solidaridad internacional. En 2011 ya habían boicoteado el envío de armas de la OTAN a la guerra en Libia, y en 2008-2009 nuevamente a Israel, cuando invadió la Franja de Gaza por última vez, hasta que volvió a hacerlo en esta nueva escalada actual del conflicto.

Tres importantes sindicatos aeroportuarios belgas ya habían anunciado que bloquearían el transporte de armas y material bélico a Israel, exigiendo que el país se posicione por un alto el fuego ya. Se trata de las asociaciones obreras ACV, BTB, BBTK y ACV – Transcom.

“Mientras se desarrolla un genocidio en Palestina, trabajadores de varios aeropuertos en Bélgica estamos viendo cargamentos de armas dirigidos hacia la zona de guerra”, denunciaba el comunicado difundido de forma conjunta por los sindicatos belgas.

“Nosotros, diversos sindicatos activos en el terreno de la logística, llamamos a nuestros miembros a no facilitar ningún vuelo que cargue equipamiento militar hacia Palestina / Israel”, decía el llamamiento de los sindicatos hacia sus afiliados.

Finalmente, los estibadores del puerto de Génova anunciaron también su propio boicot al envío de armas a Israel. El puerto es una infraestructura clave para el armamento sionista, no solamente por los envíos realizados desde la propia Italia sino por ser también un punto intermedio entre otros puertos y Medio Oriente. Como lugar clave de atracamiento del Mediterráneo, la acción obrera genovesa tiene un impacto internacional que trasciende las fronteras italianas. No es la primera vez que los obreros portuarios de Génova realizan una acción de tal impacto. Años antes ya habían logrado frenar envíos de armas a Israel, pero también habían logrado boicotear con éxito el envío de armas a Arabia Saudita para la guerra en Yemen.

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