Un debilitado Juan Guaidó movilizó a sus (pocos) simpatizantes

0
11

 

  • Pese a la insondable catástrofe del régimen de Maduro y de haber contado con el apoyo del grueso de los países imperialistas, los planes de Guaidó de ser “presidente encargado” ya son un notorio y declarado fracaso. Ahora, se prepara para llegar a un acuerdo con Maduro.

Redacción

Silenciosamente, país tras país que reconocía al golpista Guaidó como «presidente encargado» fueron retirando su apoyo. El punto final de la estrategia de derrocamiento de Maduro por la fuerza fue el cambio se estrategia de la Unión Europea, primero, y Estados Unidos, después.

Múltiples son los movimientos diplomáticos que hacen notoria la nueva política del imperialismo y sus gobiernos títeres. Para empezar, se le dio reconocimiento al gobierno de Maduro en la última Cumbre Iberoamericana, de la que participó como su representante la vicepresidenta Delcy Rodríguez.

El Grupo de Lima, creado explícitamente para forzar internacionalmente la renuncia de Maduro, no se ha vuelto a reunir ni ha dicho palabra alguna en muchos meses.

Mientras siguen apoyando a Guaidó y los postulan como reemplazo del actual gobierno, a la vez que sostienen los embargos y presiones diplomáticas y económicas, la vía de reconocerlo como «presidente» ha sido tímidamente abandonada. Los fuegos artificiales de la proclamación del «presidente encargado» fueron mucho más ruidosos que el notorio silencio del final de esa política.

Faltaba que él mismo reconozca que esa posibilidad ya no era viable y así parece haberlo hecho hoy. Aprovechando la fecha del aniversario de la proclamación de la independencia del país, Guaidó movilizó una magra concentración de simpatizantes para apoyar su «Acuerdo de Salvación Nacional«.

El eje de la convocatoria fue de un puñado de cientos de personas en el centro de Chacaíto, una zona pudiente de Caracas donde viene gobernando la derecha hace mucho tiempo y que fue uno de los epicentros de las movilizaciones reaccionarias de las «guarimbas». Éstas llegaron incluso a prender fuego vivo a un trabajador por tener «cara de chavista», por ser de piel oscura.

Hasta el momento, los grupos golpistas encabezados por el múltiples veces proclamado presidente sin un solo voto se venían diferenciando del grueso de la oposición sobre un punto: si llegar a un acuerdo con el gobierno para participar de las elecciones o no. La que fuera la Mesa de Unidad Democrática sostenía esa vía mientras Guaidó y Leopoldo López se negaban a cualquier cosa que no sea el derrocamiento violento apoyado por Estados Unidos.

La nueva posición gira en torno a la convocatoria de «megaelecciones» para el 21 de noviembre de este año por parte del CNE (Consejo Nacional Electoral). En ellas, se elegirían 24 gobernadores y 335 alcaldes y la oposición, incluida la más rabiosamente golpista, se aprestan a reconocerlas y participar de ellas por primera vez en años.

Por la posición de abstención electoral hasta que haya caído lo que supo ser el chavismo, la oposición de derecha no participó de los comicios de 2018, 2019 y 2020.

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí