¡Por un cese al fuego permanente y la retirada inmediata de las tropas sionistas de Gaza!

¡Por una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista!

El pasado 25 de marzo, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una resolución pidiendo un “alto el fuego duradero y sostenible” en la Franja de Gaza, la “liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes” por parte de Hamas y la “garantía de acceso humanitario” inmediato a Israel para atender todas las necesidades médicas y humanitarias de la población gazatí. El documento contó con catorce votos a favor y una abstención, correspondiente a los Estados Unidos, que, de acuerdo a su representante ante dicho organismo, fue porque en el texto aprobado no se condenaba directamente a Hamas.

Ante esta resolución, desde la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie declaramos:

1- El llamado para un cese al fuego constituye un avance parcial. Por un lado, representa una posición del principal órgano de las Naciones Unidas en contra de la continuidad de la brutal invasión militar en la Franja de Gaza, lo cual profundiza el aislamiento internacional del gobierno racista y ultraderechista de Netanyahu, lo que constituye un hecho político de importancia.

Por otra parte, es parcial e insuficiente, pues se limita al mes de duración del Ramadán y exige la liberación incondicional de todos los rehenes en poder de Hamas. Sobre esto último, desde nuestra corriente defendemos que, en el marco de una lucha de liberación nacional, es legítima la toma de rehenes para exigir concesiones de la fuerza de ocupación, sobre todo cuando se trata de fuerzas tan disímiles. Aunado a eso, consideramos que sería un error táctico que Hamas entregara todos los rehenes sin que Israel se comprometa a un cese permanente de la agresión militar y la retirada de todas sus tropas del territorio de Gaza.

En todo caso, esta resolución es un instrumento que sirve para denunciar la operación militar de exterminio que desarrolla el sionismo en Gaza, a la vez que aumenta la presión internacional contra la pretensión de Israel por invadir Rafah, una acción que, de llevarse a cabo, se traducirá en una carnicería humana, ya que en esa ciudad están refugiados 1,4 millones de gazatíes desplazados durante la guerra.

2- Es un hecho que el gobierno sionista de ultraderecha va incumplir con la resolución. Israel cuenta con un largo historial de irrespeto a las resoluciones de las Naciones Unidas, inclusive de las emitidas por el Consejo de Seguridad que, en teoría, son de acatamiento obligatorio. Nada nos hace sospechar que vaya a cambiar su comportamiento en esta ocasión. De hecho, apenas tuvo conocimiento de la abstención por parte de los Estados Unidos en la votación, Netanyahu canceló oficialmente la visita de una delegación de Israel a la Casa Blanca programada para esa misma semana, en la cual se iban a discutir alternativas para impedir la invasión a Rafah. Ese desaire para con su principal aliado histórico denota la radicalización por la ultraderecha del actual gobierno sionista, así como su insistencia en proseguir con los planes para invadir esa ciudad, como demostró con la intensificación de los bombardeos en los días posteriores a la votación de las Naciones Unidas.

3- No se puede depositar ninguna confianza en las Naciones Unidas ni en el giro hipócrita de los Estados Unidos. Este llamado a un cese al fuego temporal se aprobó luego de cinco meses de iniciada la brutal agresión militar, que, hasta la fecha, ya se cobró la vida de más de 32 mil personas (en su mayoría niños y mujeres) y destruyó el 70% de todos los edificios del enclave (un 85% en la zona norte del territorio). Eso fue posible no por la bondad de las instituciones y el derecho internacional, por el contrario, es subproducto del enorme repudio internacional y las movilizaciones masivas contra la masacre que lleva a cabo el ejército sionista en Gaza, lo cual generó una enorme presión para muchos gobiernos imperialistas. Eso explica el giro político del gobierno estadounidense pues, tras varios meses de colocarse como aliado incondicional de Israel para que llevara avante la masacre, ahora se posiciona hipócritamente como defensor de los derechos humanos de los palestinos. En realidad, su preocupación principal es la pronunciada pérdida de apoyo de Biden entre la juventud y la población árabe estadounidense de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.

Esta abstención en la votación del Consejo de Seguridad y los crecientes roces con el gobierno Netanyahu son una “cortina de humo” para disimular la participación militar directa de Biden en el conflicto, ya sea con el desplazamiento de portaviones militar a la región para disuadir la intervención de otros países contra la invasión a Gaza o por la desmesurada asistencia militar que proveyó a Israel durante todos estos meses. Por ejemplo, hasta finales de noviembre, el imperialismo estadounidense había entregado a los sionistas 57.000 proyectiles de artillería y 15.000 bombas, incluidas más de 5.400 BLU-117 y 100 BLU-109, cuyo enorme tonelaje explica el grado desmesurado de muerte y destrucción en Gaza. Si extendemos la contabilidad hasta el hasta el 25 de diciembre, la Casa Blanca realizó 244 entregas de armas por avión de carga y otros veinte envíos por barco.

4- Hay que proseguir con las movilizaciones para imponer a Israel el acatamiento inmediato de la resolución. Además de incumplir con muchísimas de las resoluciones de las Naciones Unidas, Israel también cuenta con una impunidad ante su desacato del derecho internacional, en gran medida por el padrinazgo de los Estados Unidos y otros imperialismos que lo respaldan. Por este motivo, es iluso confiar que las Naciones Unidas o los Estados Unidos vayan a tomar medidas efectivas para garantizar que los sionistas cumplan con la resolución. Es necesario mantener y profundizar las movilizaciones internacionales para exigirla imposición de sanciones inmediatas contra Israel para que acate la resolución y salga de inmediato de la Franja de Gaza. Por ejemplo, hay que pedir un embargo en la compra de armas y sanciones económicas que debiliten la capacidad ofensiva del aparato militar israelí. También, hay que presionar a los gobiernos nacionales para que rompan relaciones diplomáticas y económicas con el gobierno genocida de Netanyahu, así como demandar a las Naciones Unidas que acepten inmediatamente a Palestina como Estado integrante de pleno derecho.

5- Transformar el llamado al cese al fuego temporal en uno permanente, con la consecuente retirada de las tropas sionistas de todo el territorio de la Franja de Gaza. Como señalamos en el primer punto, la resolución del Consejo de Seguridad es un avance parcial, pero también limitado. En vista de eso, hay insistir con el reclamo para que Israel detenga por completo su agresión militar contra la población gazatí y retire todas sus tropas de las Franja de Gaza. También, hay que levantar una campaña internacional por la salida del gobierno de Netanyahu, así como el procesamiento inmediato de todo su gabinete y la cúpula militar del ejército por crímenes de guerra contra el pueblo palestino.

6- Se reactualiza la lucha por una Palestina única. La campaña de exterminio en Gaza y los constantes avances de los grupos de colonos paramilitares en Cisjordania dejaron en evidencia el fracaso de la política de los dos Estados acordada en Oslo. Es más, muchos miembros del actual gobierno de ultraderecha que preside Netanyahu declararon en reiteradas ocasiones su oposición a la conformación de cualquier tipo de Estado palestino. A pesar de eso, el imperialismo estadounidense y las principales potencias imperialistas insisten en que se cumpla con esa medida, aunque eso signifique crear un “Estado” ficticio sin ningún atributo de soberanía real y bajo la opresión colonial del sionismo (similar a los bantustanes en la Sudáfrica del Apartheid). Rusia y China, aunque se presentan como parte del “Sur Global” (en realidad son un imperialismo en reconstrucción y construcción, respectivamente), también se adhieren a esa falsa solución ante la situación de opresión colonial y racista que sufre el pueblo palestino desde hace más de setenta y cinco años. En contraposición, desde la corriente Socialismo o Barbarie reiteramos que la liberación del pueblo palestino sólo será posible con el fin del Estado sionista Israel y, en su lugar, con la construcción de una Palestina única, laica, democrática, no racista y socialista, donde convivan en paz todas las confesiones religiosas y grupos étnicos de la región.

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