Johan Madriz

El 23 de agosto una turba de “colonos” atacó una comunidad indígena en la Reserva de la Biosfera de Bosawás, al noreste de Nicaragua. Este es la cuarta agresión armada en lo que va del año.

Según los reportes de organizaciones indígenas el ataque fue realizado por unas 100 personas armadas y al menos 12 indígenas miskitos y mayangnas fueron asesinados, dentro de ellos una mujer cuya madre fue violada.

El Centro de Asistencia Legal de Pueblos Indígenas (CALPI) detalló la brutalidad del ataque que se realizó “con machetes, con armas de fuego (y) los torturaron. Dejaron colgados los cuerpos en un árbol […] Una señora de Musawás que pescaba en la zona fue amarrada y frente a ella fueron asesinados su esposo y sus dos yernos. Luego la soltaron y la dejaron con un mensaje: ‘Ningún mayangna debe venir aquí porque serán asesinados’”.

Estos grupos armados funcionan al amparo de la policía y el ejercito con la intensión de invadir los territorios indígenas y desplazar a su población. Esta zona en particular es altamente conflictiva ya que existe una mina artesanal de oro que fue ocupada por no indígenas a quienes la población nativa logró desalojar.

Exigimos justicia ante este genocidio indígena que amenaza la integridad física y la tradición cultural de estos pueblos.