«Empate técnico» entre el PSOE y el PP e incertidumbre política

Contra todos los pronósticos, el PP no alcanzó los diputados suficientes para formar gobierno y, pese a perder, el PSOE podría mantenerse en el poder.

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En mayo, Pedró Sánchez había anunciado el adelanto de las elecciones nacionales 23 de julio. La decisión se da luego de una durísima derrota del oficialismo en las elecciones autonómicas y municipales, con un claro triunfo de la derecha del Partido Popular (PP).

El PP le arrebató 6 de las 10 comunidades autonómicas (Gobernaciones) que gobernaba el PSOE, incluidos los municipios de grandes ciudades como Sevilla y Valencia, además de ratificar el hundimiento del PSOE en la capital, Madrid.

El PP se impuso en Aragón, Baleares, Cantabria, La Rioja, Extremadura y la más importante, la Comunidad Valenciana, donde gobernaba el PSOE. Logró quedarse casi con la totalidad de los votos que en 2019 había conseguido la centro-derecha de Ciudadanos, logrando resultados que superaron las expectativas hasta de los más pesimistas.

Sánchez anunció el adelanto de las elecciones para tomar la delantera y no dar oportunidad de aprovechar su triunfo al PP. La movida parece haberle salido bien.

La mayoría absoluta para formar gobierno es de 176 diputados. El PP conquistó 136, muy lejos de los 150 que esperaban tener para asegurarse el gobierno. Más a la derecha, estas elecciones fueron un desplome para Vox, que pasó de 52 diputados a 33. Así, la alianza de la derecha y la extrema derecha no tiene los votos suficientes para llegar a la Moncloa.

La mayoría del crecimiento del PP, que en 2019 había obtenido 89 diputados, se explica por el decrecimiento de Vox. Con un giro claro hacia el populismo de derecha, con figuras como Díaz Ayuso sosteniendo discursos «anticomunistas» en el mismo tono que los filo-fascistas, logró crecer, pero a costa de la extrema derecha de Abascal.

Pese a tener menos diputados que el PP, la aritmética electoral parece permitir al PSOE sostenerse en el poder. Para eso necesita de los diputados de sus actuales aliados de gobierno, Sumar. Se trata de la nueva coalición de centroizquierda, en 2019 encabezada por PODEMOS y hoy por el viejo PC. Sánchez necesita un acuerdo con los partidos catalanes para conquistar la mayoría necesaria. Lo que podría bloquear que forme gobierno nuevamente es Junts, la fuerza independentista catalana. El PSOE necesita que al menos se abstenga. De no ser así, deberían volver a convocarse elecciones.

Por otro lado, nuevamente quedaron en ridículo las encuestas, que daban un cómodo triunfo al PP. Los grandes medios magnificaron y sobredimensionaron a la derecha, que quedó lejos de tener una mayoría clara e incluso vio desaparecer completamente a fuerzas como Ciudadanos.

El «socialismo» que no cambia nada y hace gestos progresistas no ha sido en el poder más que la continuidad de la política económica neoliberal. Sus aliados de Podemos, al formar parte de ese gobierno, se condenaron completamente a la casi desaparición de la escena. Pese al fracaso del gobierno, evidentemente la derecha no ha logrado imponer ninguna «ola» de entusiasmo a su favor.

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