El analfabetismo es un problema persistente en muchas partes del mundo, a pesar de los avances en la educación y la alfabetización de las últimas décadas en la actualidad se respiran aires de contrarreforma educativa por todos lados. Este fenómeno, que impide a las personas acceder al conocimiento y mejorar sus condiciones sociales, está vinculado a factores socioeconómicos y políticos, incluidas las medidas de recortes y privatización de la educación, que son consecuencia de la aplicación de las medidas neoliberales.
Aunque el analfabetismo se define simplemente como la imposibilidad de leer y escribir, lo que limita el acceso a la información, el desarrollo personal y la participación política, lo cierto es que en la actualidad este concepto debe ampliarse y concebirse como la limitación al acceso a la educación en general.
De esta forma, las personas analfabetas enfrentan dificultades para encontrar empleo, acceder a atención médica adecuada y participar en muchos aspectos de la sociedad, perpetuando así la desigualdad y la marginación.
En muchos lugares, la educación ha sido objeto de medidas de recortes presupuestarios y privatización. La lógica detrás de estas medidas es a menudo impulsada por la búsqueda de “eficiencia” estatal y ganancias económicas privadas. La reducción de fondos públicos para la educación y la promoción de instituciones educativas privadas llevan a una serie de problemas, incluida la disminución de la calidad de la enseñanza, la falta de acceso equitativo y la exclusión de aquellos que no pueden pagar por la educación.
El analfabetismo y las medidas de recortes y privatización están estrechamente relacionados. La falta de inversión adecuada en la educación pública lleva a la falta de recursos, docentes explotados y mal remunerados y una infraestructura deficiente, lo que a su vez resulta en una educación de baja calidad. Las familias de bajos ingresos son las más afectadas, ya que quedan relegados a una educación mediocre y se ven atrapadas en un ciclo de marginación y falta de oportunidades.
Las comunidades más vulnerables, como las zonas rurales y los barrios urbanos marginados, sufren desproporcionadamente los efectos del analfabetismo y los ataques al sistema educativo. La falta de acceso a una educación de calidad limita sus posibilidades de bienestar social y perpetua las brechas de inequidad. Estamos en un momento en el cual la educación se convierte en un privilegio reservado para aquellos que pueden pagar, en lugar de ser un derecho fundamental para todos.
El analfabetismo y las medidas de recortes son dos caras de la misma moneda. Es necesario enfrentar el ajuste de los gobiernos contra la educación, para lo cual solo la movilización callejera puede pararle la mano a los sectores burgueses y conservadores que pretenden mantener a la clase trabajadora lo menos educada posible, solo con las habilidades técnicas necesarias para realizar los trabajos de precariedad que el capitalismo del siglo XXI produce.
