En un mundo marcado por conflictos, persecuciones y desplazamientos forzados, la crisis de refugiados se ha convertido en una de las mayores tragedias humanas de nuestro tiempo. Ante esto, desde una perspectiva anticapitalista, señalamos que nadie es ilegal y que se deben derribar las fronteras que son simplemente limitaciones de las burguesías nacionales para separar a los pueblos.

La crisis de refugiados es un llamado urgente a replantearnos el modelo económico y social global bajo el que vivimos que está basado en la explotación de la mayoría de las personas por unos cuantos, de la discriminacion, la represión y la xenofobia.

La existencia de fronteras y políticas migratorias restrictivas sólo perpetúa las condiciones por las cuales las personas huyen. En lugar de construir barreras físicas y legales, es crucial asegurar el refugio y la seguridad para las personas refugiadas.

Abordar este tema implica señalar contundentemente que las causas subyacentes de los desplazamientos forzados, como los conflictos armados, la violencia, la persecución y la pobreza extrema son responsabilidad de los gobiernos que por un lado se rasgan las vestiduras y por el otro vuelven la cara. 

Las personas refugiadas necesitan un trato digno y el respeto a sus derechos, sistemas de acogida justos y solidarios, regularización expedita y gratuita y el abordaje de las causas que originaron en primer lugar su desplazamiento.