Siguen las protestas por la libertad de Pablo Hasél

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  • Miles de jóvenes han salido a las calles en señal de protesta expresando un cuestionamiento profundo al Régimen del 78, a sus límites democráticos y a la Monarquía.

Xavi Posets

Las movilizaciones se han expandido por todo el territorio. Tarragona, Madrid, Valencia, Barakaldo, etc- teniendo su foco en la capital catalana, y que de momento no parece que la situación se calme.

La represión de las fuerzas del Estado tampoco se ha quedado atrás, dando como resultados imágenes de batalla campal y barricadas. Ayer mismo, en la tercera jornada de movilizaciones, un grupo de policías nacionales cargaba contra una multitud de manifestantes que caminaba de forma pacífica en Valencia.

En Madrid podíamos ver las mismas imágenes el primer día, mientras que en Barcelona la policía autonómica dejaba sin ojo a una manifestante, tras ser alcanzada por un proyectil de FOAM. Los operativos policiales actúan de forma vejatoria, violenta y contundente, en la mayoría de casos con la finalidad de lesionar e intimidar a los manifestantes y deslegitimar las movilizaciones, y para nada pretenden ser disuasorias.

Es simbólico ver como las convocatorias de movilizaciones apelan a la libertad de Pablo Hasél, a la libertad de expresión y en contra de la monarquía –recordemos que el rapero está preso por sus canciones y tuits contra el Estado Español y especialmente contra la corrupta Institución monárquica, pesando sobre él penas completamente arbitrarias por enaltecimiento al terrorismo e injurias a la Corona y cuerpos del Estado.

Otro elemento que agrava la situación es el descontento con las gestiones de la pandemia por parte del gobierno central y los autonómicos, que ha generando una crisis sanitaria, económica y social con aumento de la pobreza así como despidos y desahucios tras la no derogación de la reforma laboral.

Pero además, se arrastra un problema estructural, que es el cuestionamiento a la monarquía y al régimen del 78, que posibilita el encarcelamiento de todo aquel que critique a la monarquía, generando que hoy el Estado Español sea uno de los lugares donde más artistas hay presos por simplemente expresarse. Todo esto genera un clima de censura brutal, en el marco de que el gobierno elegido por el sufragio de los ciudadanos, la alianza de «centro» entre PSOE-PODEMOS, no parece estar dispuesta a avanzar contra la monarquía.

En este clima de malestar social, la juventud tiene un papel protagonista. Y no es de extrañar: con el desempleo juvenil por encima del 40%, una alta precarización e inestabilidad laboral, unas tasas universitarias por las nubes, la criminalización constante durante la pandemia y el manto de censura sobre las críticas a la monarquía.

La juventud radicalizada que está siendo protagonista del proceso, además, cuenta con experiencias previas de lucha como son las protestas contra la Sentència al Procés independentista en Catalunya y Madrid en 2019, en el marco de las rebeliones populares.

Y de forma similar a los días post Sentència, la mayoría de partidos excepto la CUP, medios de comunicación y fuerzas policiales se han alineado en defensa de los contenedores quemados y la propiedad privada, y en contra de la “violencia” –de los manifestantes, de la violencia ejercida por la policía no hay crítica alguna- que, según ellos, deslegitima cualquier movilización.

Una represión -facilitada por la tampoco derogada ley Mordaza- de la que el gobierno “más progresista de la historia” es directamente responsable en Valencia y Madrid, junto a la responsabilidad del gobierno catalán en funciones, de Juntst ERC, en Catalunya. A todo esto, queda por ver si la CUP acabará dando su apoyo a ERC y Junts para que estos formen govern.

Así, las protestas se desarrollan bajo una fuerte campaña de represión y criminalización. Sin embargo, los jóvenes van a seguir saliendo a la calle: hoy hay convocadas concentraciones del movimiento estudiantil. Es necesario seguir con las movilizaciones, organizando un movimiento independiente a los principales partidos y que se articule desde los barrios y los centros de trabajo y estudio, ganando fuerza en las calles para acabar con el atropello de las libertades democráticas que vive en estos momentos Pablo Hasél, pero también otros tantos raperos, artistas y activistas. Y también para acabar con la monarquía,podrida de corrupción, y poner la gestión de la pandemia en manos de la clase trabajadora.

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