¡No a la guerra en Ucrania!

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Declaración de la Corriente Internacional Socialismo o Barbarie, 23 de febrero de 2022.

Fuera las tropas de Putin y la OTAN del suelo ucraniano

Libre autodeterminación de su pueblo

Estamos viendo en tiempo real cómo el territorio ucraniano corre peligro de verse desgarrado por una guerra imperialista. Putin acaba de desplazar tropas al Donbass (Donesk y Lugansk) y la OTAN colabora con el gobierno neoliberal de Kiev. ¡Una guerra imperialista en el corazón de Europa es un peligro real!

El pueblo ucraniano y su larga y sufrida historia durante el siglo XX, puede ser víctima nuevamente del estallido de una guerra reaccionaria que tiene una única motivación: a qué bando imperialista quedar sometidos.

De un lado, la OTAN con los Estados Unidos a la cabeza; del otro, la Rusia capitalista de Estado de Putin. La independencia, soberanía y libertad del pueblo ucraniano pueden ser víctimas de una guerra inminente muriendo por una causa que no es propia (ni Biden ni Putin expresan ningún elemento emancipador, evidentemente).

 

Las prensas pro occidental y la pro rusa están llevando a cabo una campaña histérica para atraer agua a su molino; para justificar a sus gobiernos. En Occidente se agita,cínicamente, el espantajo de que se trataría un enfrentamiento entre “democracia y dictadura”… En Rusia se agita la “defensa de los valores de la Madre Rusia contra el Occidente degenerado”…

La OTAN, que bombardeó y sometió a Iraq y Afganistán por sólo tomar los últimos años, es presentado como el bando de la “democracia”;Rusia, que aplastó recientemente las protestas de los trabajadores petroleros en Kazakhstany anteriormente Bielorusia, Georgia, etc, el de la “soberanía”. Detrás del furor de esas campañas, un pueblo entero de más de 40 millones de almas es víctima de intereses que le son extraños.

 

Como afirmamos en nuestra declaración anterior:

“La lucha de autodeterminación del pueblo de Ucrania frente a potencias extranjeras tiene siglos de historia.

Luego de la Revolución Rusa de 1917, en los primeros años soplaron vientos de libertad y cooperación entre estos pueblos del este europeo. Mientras los bolcheviques ucranianos, con Rakovsky a la cabeza, gobernaron el país, la perspectiva de una Ucrania autodeterminada parecía ser una posibilidad bien real. Esto sucedió, sin embargo, durante los cruentos años de la Guerra civil contra la contrarrevolución. Fue allí también que actuaron las fuerzas campesinas anarquistas de Majnó, que tuvieron una posición ambigua frente a la revolución (ora apoyando a los bolcheviques, ora a fuerzas contrarrevolucionarias).

Esta historia fue cortada de cuajo con la política de la contrarrevolución estalinista. Primero retornando a las políticas de sometimiento directo a Moscú a partir de la destitución de Rakovsky (lo llamaban “El Lenin ucraniano”), luego aplastando a la organización de los comunistas ucranianos; Stalin impuso el desastre de la «colectivización forzada». Con esta política se dio lo que es hoy conocido como el «Holomodor», una terrible hambruna que dejó millones de muertos a comienzos de los años 1930.

Así, la burocracia de Moscú se ganó el odio de las masas campesinas ucranianas, que la identificaron con la revolución misma y el «comunismo».

Con la Segunda Guerra Mundial, una parte importante de la pequeña burguesía rural del oeste del país apoyó la intervención nazi. Pero sus simpatías duraron bien poco: la política racista de exterminio y esclavización de los nazis le pusieron fin rápidamente a las ilusiones con la intervención (Ucrania fue terreno de masacres de la población judía y en general como Babi Yar, donde en un día fueron asesinadas 30.000 personas, entre el 29 y 30 de septiembre de 1941).

En la segunda posguerra, la región este del país fue ampliamente industrializada. Así, dicha región (más rusificada que la del oeste) fue la más obrera de toda Ucrania. Sus vínculos económicos y culturales con Rusia y la URSS eran mucho mayores, como lo eran los de Crimea. Pero lo que no hubo -gracias al estalinismo- fue una Ucrania con derecho a la autodeterminación nacional (la opresión Gran Rusa subsistió).

Largos años han pasado y la restauración capitalista pasó”.

Hoy Ucrania es zona de influencia disputada entre la Unión Europea y la OTAN y la Rusia capitalista, que aspira a recuperar su lugar de potencia mundial.

El desgarramiento interno de Ucrania tiene una larga historia. Siempre ha sido un rompecabezas difícil de armar, donde fue construyéndose una conciencia nacional expresada entre la intelectualidad y las masas más pobres; un sentido de pertenencia que no se puede pisotear para cualquier perspectiva emancipadora. Lamentablemente, hoy puede volverse el terreno de una guerra entre bandos imperialistas con un único objetivo: ser el indisputado opresor del país.

El oeste del país ha sido históricamente más campesino y hostil a Rusia; más reaccionario ideológicamente. Y de ahí que fuera protagonista del “Euromaidan” (el levantamiento reaccionario en Kiev, 2014) exigiendo un alineamiento directo con Occidente. El este, sobre todo el Donbass, tiene más tradición obrera e industrial, y más pertenencia a Rusia (son mayoría los ruso hablantes). Sin embargo, los grupos de extrema derecha pro-Putin también han operado en sus regiones.

A pesar de los “Acuerdos de Minsk” (2015), supuestamente pacificadores, el enfrentamiento entre regiones viene polarizándose sin cesar. Con la llegada al poder en Kiev de gobiernos alineados con el capitalismo neoliberal occidental, el debate sobre el futuro de Ucrania pasó de los acuerdos económicos con la Unión Europea a uno más peligroso para Putin: el ingreso a la OTAN.

Mientras tanto, la región del Donbass tendió a bascular hacia Rusia, vaciándose de todo el contenido independiente que podría haber tenido su levantamiento original en 2014.

La OTAN (Organización del Atlántico Norte), fundada en plena Guerra Fría, es una alianza militar dirigida por Estados Unidos que hace de todos sus miembros aliados automáticos. Fueron protagonistas de –casi- todas las aventuras guerreristas yanquis desde su fundación. Con el ingreso de Ucrania,el país limítrofe con Rusia más importante de Europa del Este, pretende tener arrinconado a su potencial enemigo del Este (atención que esta orientación no es exactamente la de Alemania y Francia, que tienen fuertes intereses y lazos económicos con la Rusia de Putin, entre ellos en materia gasífera). Sumado al ya consumado ingreso de los países bálticos (ex repúblicas de la URSS) y otros, toda la frontera occidental de Rusia estaría cercada por armamento de la OTAN.

Pero la Rusia pos comunista de Putin es hoy una potencia capitalista que pretende conscientemente ser un digno rival;es un emergente Estado imperialista. No puede darse el lujo de perder más zonas de influencia cercanas (cuando la unificación alemana George Bush le prometió a Mijaíl Gorbachov, último dignatario de la ex URSS antes de su explosión, que salvo la Alemania unificada, ningún otro país del Este europeo sería sumado a la OTAN, promesa que, evidentemente, no ha sido cumplida…).

Para sus proyectos expansionistas Putin quiere recuperar la ideología nacionalista reaccionaria de la “Gran Rusa”;el supuesto “derecho divino”de Moscú sobre los territorios que fueran dominados por los zares. En declaraciones recientes negó la legitimidad de la existencia de Ucrania como tal, sosteniendo que «Ucrania fue un invento de los bolcheviques. Lenin y sus asociados cometieron un crimen histórico dividiendo territorio que pertenecía al Imperio Ruso»…

Lenin es un enemigo ideológico de Putin, claro está, porque junto a los bolcheviques en la etapa revolucionaria de la ex URSS, defendieron de manera incondicional el derecho a la autodeterminación de los pueblos oprimidos, derechos posteriormente pisoteados por la lacra estalinista.

Frente al peligro de ser arrinconado, Putin tomó la drástica decisión de reconocer las ‘repúblicas populares’ de Lugansk y Donetsk como “Estados independientes”… e inmediatamente ordenar su ocupación por tropas rusas.

La prensa de todo el mundo ha hecho una campaña tan feroz como cínica por uno y otro bando a depender de los intereses en cada caso. Desde ya que a nadie le interesa -ni en Occidente ni en Rusia- los intereses pisoteados del pueblo ucraniano.

Por el contrario, la bandera de la izquierda revolucionaria internacional tiene que ser el repudio al enfrentamiento militar por intereses políticos y económicos imperialistas que nada tienen que ver con las necesidades del pueblo ucraniano;que sufrirán enormemente con el desgarramiento militar de su territorio por parte de la OTAN y Rusia.

Una guerra en Ucrania hoy no es por Ucrania, ni por su pueblo, ni por sus trabajadores y trabajadoras, ni por su juventud, ni por su futuro, ni por ninguno de los intereses de las y los de abajo: sólo se llevará a cabo en función de los intereses de los bandos imperialistas rivales.

Sufriendo en su cuerpo y en su experiencia de vida las muertes y la destrucción consecuentes, el resultado será-en todos los casos-reaccionarioel sometimiento del pueblo ucraniano a una u otra potencia.

La Corriente Internacional Socialismo o Barbarie sostiene que no hay ni puede haber otra alternativa que alzar la voz de los trabajadores/as del mundo contra esta guerra reaccionaria:contra Biden, la OTAN y Putin y por la libre autodeterminación del pueblo ucraniano.

¡No a la guerra en Ucrania!

¡Fuera las tropas de la OTAN y de Putin!

¡Libre autodeterminación del pueblo ucraniano!

¡Movilización mundial y principalmente en los Estados imperialistas (Estados Unidos, Unión Europea y Rusia) contra la guerra en Ucrania, por la libre autodeterminación de su pueblo, por el retiro de las tropas imperialistas de su territorio y por la disolución de todos los pactos militares incluyendo la OTAN!

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