Abajo la Monarquía en el Estado Español

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  • El ex jefe de Estado y rey emérito Juan Carlos de Borbón huyó del Estado español ante los casos de corrupción que pesan sobre él dentro y fuera del país y que lo involucran en una trama delictiva relacionada con el cobro de comisiones a cambio de obtener contratos millonarios en países extranjeros para empresas españolas,aprovechándose de su autoridad e influencia como rey.

Carla Tog

Así  se lo comunicó a su hijo, el actual monarca Felipe VI, en una carta  difundida por la Casa Real.  Un perversomensaje enel cual, el rey padre le explica al rey hijo que se marcha debido “a la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada”. Por su parte, el rey hijo recalcó “su sentido respeto y agradecimiento” ante la decisión de su padre y calificó su reinado “como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia; y al mismo tiempo quiero reafirmar los principios y valores sobre los que ésta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del ordenamiento jurídico”.

Toda esta cloaca real explotaen un contexto de pandemia y de crisis económica que se profundiza acrecentando la precarización y acentuando la endeble situación de la mayoría de la población trabajadora, las mujeres y la juventud.La podredumbre de la corona se hace viral mientras el personal sanitario continúa exhausto en la primera línea poniéndole el pecho a los rebrotes y reclamando insumos y condiciones de trabajo mínimos a la vez que se favorece desde el gobierno a la sanidad privada y la patronal.

Mientras tanto, en la calle, la opinión pública, sobre todo la juventud, se muestra cada vez más partidaria de la República, o al menos de un referéndum que permita al pueblo español decidir el modelo de Estado, entre la actual Monarquía Parlamentaria o una República federal. Y es que el cuestionamiento a la monarquía como institución impuesta por el franquismo y pilar fundamental del régimen del 78 viene desde hace unos años a partir del estallido y el proceso abierto con la movilización social del 15M, pasando por las movilizaciones masivas del 2014 que plantearon la celebración de un referéndum provocando la abdicación del rey emérito. Junto con esto, sumandolos nuevos casos de las últimas semanas, en estos momentos la realeza española atraviesa sus horas más bajas y sus índices de popularidad están por los suelos.

Por esto mismo, más allá de los casos de corrupción, lo cierto es que el escape del Borbón, es un reflejo directo de la continuidad de la crisis económica y política que vive el país desde hace años y una operaciónorientada a legitimar la desprestigiada y desgastada institución monárquica y librar de cargo y culpa a Juan Carlos por un lado a la vez que fortalecer la figura de Felipe VI por el otro.

Una jugada que ha contado con la complicidad  y el acuerdo “del gobierno más progresista de la historia’” del PSOE y UP. La posición del gobierno ha quedado clara por boca del propio Sánchezal declarar que “no se juzga a las instituciones, se juzga a las personas” y de Carmen Calvo al sentenciar “la jefatura del Estado no está en cuestión”.La fuga pactada del rey emérito entre Zarzuela y la Moncloa obedece a un intento de lavado de cara de la monarquía y de salvaguarda del Régimen del 78.

Vergonzosa y reaccionaria es la postura de UP, que solo se ha limitado a tibios tweets. Su silencio y tibieza lo hacen cómplice de la situación que cada vez tiene menos argumentos y mucho menos hechos que lo diferencian del PSOE, que parece ser quien gobierna de verdad. Ya no cabe lugar para el falso y oportunista republicanismo de UP, del cual solo se acuerda cuando hay elecciones.

Frente esta operación de cierre de filas de los partidos del régimen en su defensa, se hace más que necesario pelear por un Referéndum que exprese la voluntad del pueblo de todo el estado y poder decidir y debatir sobre la monarquía. Al mismo tiempo, advertimos que para lograrlo no debemos confiar en los canales institucionales y las maniobras parlamentarias que son un callejón sin salida.

Sólo la fuerza de la movilización independiente en las calles podrá imponer esta u otras medidas y no los discursos en las Cortes. Sólo la movilización en las calles podrá imponer una verdadera refundación del país sobre nuevas bases, donde seamos los trabajadores quienes tomemos las riendas de nuestro destino y podamos pensar, decidir y hacer efectivas nuestras demandas sobre qué país queremos para vivir y para que vivan nuestros hijos.

El actual Estado monárquico español es descendiente directo del franquismo. O más precisamente, es producto de la infame capitulación del PSOE, el Partido Comunista Español y los partidos “nacionalistas” (catalanes, vascos, gallegos, etc.) a la monarquía designada por Franco para sucederlo y al personal político del franquismo que se recicló en lo que hoy es el PP.

La situación exige algo mucho más de fondo, por eso habrá también que luchar e ir sentando los pasos para la celebración de una Asamblea Constituyente, donde se discuta no sólo si monarquía o república. Que también se decida si millones de trabajadores seguiremos siendo esclavos de un puñado de bandidos empresarios y banqueros, si se continuarán acatando los dictadosde la UE imperialista o romperemos con ella. Lo mismo en relación a satisfacer los reclamos nacionales de Catalunya, Euskadi, etc.

La catástrofe de España se da en el marco del desastre de una Unión Europea que sólo es un frente único de los patrones. La única salida realista es la unidad de los trabajadores de toda la región para combatir contra los distintos gobiernos y el sometimiento a la UE.

En esa perspectiva revolucionaria, sostenemos como salida de fondo, la libre asociación de nuestros pueblos en una República obrera, federal y socialista.

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