¡Reaparece la rebeldía estudiantil en el nuevo siglo! Apuntes sobre el movimiento estudiantil para enfrentar a la ultraderecha

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A casi 8 meses de la avanzada genocida en Palestina por parte del Estado sionista de Israel la suma de personas palestinas asesinadas sube a más de 35 mil, hay más de 7 mil personas desaparecidas bajo los escombros y se siguen encontrando fosas comunes en los hospitales desocupados por el ejército israelí. En estos días está por iniciar la ofensiva en Rafah, el campo de refugiados más grande del mundo que aglomera a más de 1.4 millones de personas.

Frente a esto, el movimiento estudiantil de Estados Unidos se toma los campus universitarios para acampar y exigir el cese del genocidio en Palestina. El estudiantado de las principales universidades a nivel mundial se encuentra en pie de lucha.

Las protestas llevan días y se han sumado estudiantes de muchas universidades a lo largo del país. Estas protestas son reprimidas con brutalidad, alrededor de 3.000 personas -principalmente estudiantes- fueron detenidas por la policía y las empresas afines al sionismo amenazan con crear un registro para no contratar a quienes se sumen al movimiento contra el genocidio.

Como un contrapunto (aún incipiente) a la represión y los ademanes del sionismo, desde el movimiento sindical aparecen presiones progresivas para que haya huelgas, dicha acción la impulsa un grupo de estudiantes graduados de la Universidad de California en el United Auto Workers (UAW), quienes lograron aprobar una propuesta para dar inicio a una huelga en 10 campus universitarios de California contra el genocidio en Palestina, es un pequeño-gran logro que la clase trabajadora, con sus sindicatos, comience a entrar en acción.

El movimiento también cuenta con réplicas internacionales, se reportan acampes o protestas en diversos países: Brasil, Francia, Costa Rica, Inglaterra, Alemania, Suecia, Suiza, México, Japón y un largo etcétera. Nuestra Corriente Internacional Socialismo o Barbarie (SOB) participó en los acampes de Brasil y Costa Rica por medio de las juventud anticapitalista ¡Ya Basta!; además, hace parte de las movilizaciones de solidaridad con Palestina en las facultades de París y Buenos Aires. Las protestas internacionales dan cuenta de un elemento progresivo en la lucha por la causa Palestina y contra el genocidio: la misma es capaz de crear una sensibilidad internacional y de cuestionamiento al imperialismo.

Además, si lo planteamos en retrospectiva, las movilizaciones iniciaron con una primera oleada de sectores amplios del activismo pro-palestino (que incluso bloquearon los muelles para impedir la exportación de armamento para Israel), y ahora las protestas atraviesan una nueva oleada con una composición mayoritariamente estudiantil.

Todo esto trae a colación la discusión sobre la importancia del movimiento estudiantil como un actor político y la memoria histórica de los movimientos del siglo anterior como mayo del 68 en París, el movimiento, contra la guerra en Vietnam o el Cordobazo en Argentina. En Estados Unidos resuenan consignas como “recuerden Sudáfrica, recuerden Vietnam” o el “Genocide Joe”, lo cual da cuenta de un cierto sentir antiimperialista.

En otro sentido, en Argentina el movimiento estudiantil comienza a ponerse en pie para enfrentar el Plan de Guerra del ultraderechista Milei contra la clase trabajadora y los ataques a la educación pública y las universidades (las cuales sufren un fuerte recorte presupuestario). La corriente estudiantil ¡Ya Basta! milita para construir un estudiantazo en la facultades en Argentina, una orientación tomada en el pasado Campamento Anticapitalista en febrero pasado. La construcción de dicho estudiantazo arrancó con la convocatoria a un cacerolazo al cual asistieron alrededor de 1.000 personas, se están impulsando asambleas estudiantiles interfacultades e interclaustro y se participó en la marcha por la educación del 23 de abril que le puso un freno a Milei.

Con el impulso del Nuevo CEAA (con la dirección de ArteInsurrección), por ejemplo, se logró declarar el Estado de alerta y movilización de la universidad y se votó por la emergencia presupuestaria en general, esto durante la Sesión del Consejo Superior de la Universidad Nacional de las Artes (UNA). En la Universidad de Buenos Aires (UBA), la asamblea del Centro de Estudiantes de Filosofía y Letras votó a favor de la propuesta de ¡Ya Basta! -junto con el apoyo de la izquierda- de movilizar y exigir el paro general a las centrales sindicales para enfrentar la nueva “Ley de Bases”, un refrito de la “Ley Ómnibus”.

Además, desde ¡Ya Basta! en Filosofía y Letras de la UBA y en la Universidad de La Plata, se realizaron dos acciones de radio abierta en rechazo al genocidio en Gaza, la primera en filosofía tuvo mucha repercusión mediática. Los anteriores son ejemplos de acciones importantes para poner en pie al movimiento estudiantil contra el gobierno ultraderechista de Milei.

En este artículo se hará un breve repaso por los tres episodios antes mencionados del movimiento estudiantil (Vietnam, Mayo del 68 y el Cordobazo), estos fueron tres procesos profundamente entrelazados, los cuales se retroalimentaron y sirvieron de referencia mutua. En la actualidad es pertinente mirar al pasado, en tanto iniciamos una nueva etapa de la lucha de clases, y la simultaneidad internacional de los campamentos por Palestina puede dar cuenta de una nueva ola de politización entre sectores de la juventud, lo cual podría transformarse en mayor radicalización.

 

Vietnam: el combustible de la lucha estudiantil norteamericana en los años 60s y 70s

La guerra estadounidense en Vietnam inició en el año 1965 (en Vietnam del Sur) y se prolongó hasta 1975. La invasión desde su inicio fue brutal, bombardeando con napalm y aplicando la tierra arrasada; sin embargo, la resistencia de Vietnam del Norte, el estallido de un movimiento anti-guerra y los fracasos militares en terreno terminaron por darle al naciente imperio yankee su primer derrota militar, lo cual convirtió la Guerra de Vietnam en un simbolismo del triunfo antiimperialista.

En Estados Unidos el movimiento contra la guerra de Vietnam logró aglutinar distintos sectores: desde el movimiento estudiantil con debates en las universidades, sectores opuestos al servicio militar obligatorio, los veteranos de guerra y el movimiento por los derechos civiles (la población negra era carne de cañón en los frentes militares). Al mismo tiempo, iniciaba la comunicación de masas y la transmisión de información sobre la guerra a través de la televisión.

En ese contexto se empezaron a dar movilizaciones estudiantiles, como las sentadas en Berkeley (1964) y marchas “autoconvocadas”. Algunos de los sindicatos salieron a manifestarse junto al movimiento estudiantil contra la guerra. Ya para 1968 con el mayo francés y los asesinatos de Martin Luther King y John F. Kennedy las movilizaciones se intensificaron.

Con la radicalización y la mayor incidencia de las universidades en el movimiento anti-guerra se incrementó la represión, se militarizó la Universidad de Columbia y, en 1972, la Guardia Nacional asesinó a 4 estudiantes de la Universidad de Kent, Ohio. Esto, junto a la ofensiva del TET y la revelación de los Papeles del Pentágono, abrió muchos más cuestionamientos y repudio a la guerra en Vietnam.

Sumado a lo anterior, en los años 70 hubo una explosión de protestas estudiantiles a nivel internacional, o bien contra la guerra de Vietnam, o tomaban este movimiento como una referencia: “California, Madrid y Barcelona, Berlín, París, Milán, Praga, Londres, Ciudad de México, Pekin, Tokio, Varsovia, Frankfurt”.

Así, más allá de la resistencia importante de Vietnam del Norte, la derrota yankee en el país vietnamita es imposible de explicar sin el levantamiento estudiantil -y sindical-, tanto interno como internacional, contra la Guerra en Vietnam, cuestión que da cuenta de la importancia de luchar en las calles y de forma internacional frente a un evento que expulsa lodo y sangre.

 

El Mayo del 68 parisino: un levantamiento obrero-estudiantil

En el caso de Francia, el mayo del 68 fue un levantamiento obrero-estudiantil marcado por varios elementos: la crisis del imperialismo francés, la guerra en Argelia (un antecedente), el V Plan y la contrarreforma universitaria Fauchet y, en un plano general, la guerra de Vietnam.

Antes del “mayo del 68” ya venía un ascenso de las luchas obreras contenido por la burocracia sindical, “allí donde las denuncias pacientes habían fracasado, la lucha triunfó. Los trabajadores querían combatir, sus dirigentes les decían que era imposible. Los estudiantes con las barricadas demostraron lo contrario y ganaron la estimación de la clase obrera. Lo anterior, sumado a la profunda politización del movimiento estudiantil (se hacía trabajo sindical y se daban debates en la juventud sobre el rol de la burocracia estalinista) crearon un hervidero de debate y movilizaciones en la izquierda.

Era el Siglo XX, desde la izquierda tenías varios procesos abiertos o recientes, algunos incluso podrían resultar contradictorios, pero que hacían parte de un ambiente de politización: por un lado, el estalinismo resultó desprestigiado en Europa tras la invasión con tanques a Hungría y Praga para sofocar los levantamientos obreros y populares que pedían libertades democráticas y cuestionaban la dominación burocrática del Kremlin sobre sus países; y por otro lado, estaban procesos como la Revolución cubana (que tuvo un desarrollo anticapitalista, pero que no dio paso a una transición al socialismo porque el castrismo fue asimilado al aparato estalinista internacional), la guerra de guerrillas del “Che” y la resistencia contra la Guerra en Vietnam; procesos que inspiraban a luchar a la juventud a nivel internacional. Era un mundo con mucho debate político, el cual, obviamente, se trasladaba a los salones estudiantiles y se generaba interés por todos estos procesos.

El “V Plan” era un ajuste sobre los salarios y el seguro social, contra las condiciones de vida generales de la clase trabajadora para “encajar” la economía francesa a los “nuevos aires” de la economía mundial. Vinculado a eso, la Reforma Fauchet iba en línea de rentabilizar la universidad, bajar el gasto por estudiante y restringir la educación a la especialización técnica.

Estos ataques, junto a la contención de la central sindical, dieron como resultado un desborde liderado por el movimiento estudiantil (que no tenía encima el peso de la burocracia sindical).

El mayo francés, en medio de toda su politización, también fue el reflejo de una profunda crítica al bonapartismo del presidente Charles De Gaulle, la constante represión, el autoritarismo en la educación, el conservadurismo y la represión sexual.

Así, las calles de París se llenaron de huelgas, barricadas, lluvias de adoquines contra la policía y protestas con la unidad de estudiantes y trabajadores, siguiendo el ejemplo del movimiento contra la guerra de Vietnam “hagamos, uno, dos, tres, muchos Vietnam” era una consigna. El mayo francés fue el reflejo de una nueva vanguardia en la juventud, la “nueva izquierda” que cuestionaba a la burocracia estalinista y traía nuevas reivindicaciones (el auge de la segunda ola del feminismo, por ejemplo).

El 10 de mayo, frente a las protestas de la Universidad de Nanterre (del Barrio Latino) y la Sorbona, el gobierno declaró el estado de sitio. Como respuesta el 13 de mayo las centrales sindicales convocaron a huelga general, esta contó con la participación de más de 6 millones de huelguistas. Las protestas se extendieron, como fuego de pólvora, por toda Francia.

Lo importante de este evento fue la profunda articulación obrero-estudiantil. El movimiento estudiantil se convirtió en el resorte que impulsó a las masas obreras a movilizarse, primero en solidaridad frente a la represión contra estudiantes, luego para llevar sus propias consignas.

Los primeros acercamientos desde el movimiento estudiantil con los obreros consistían en ir a las puertas de las fábricas, que se les impidiera la entrada, quedarse en las cercanías a la noche y aprovechar para generar relaciones de confianza con las personas trabajadoras. Las tomas de fábricas iniciaron el 15 de mayo, con la Renault, al 17 de mayo la CFDT (Confederación Francesa Democrática del Trabajo) tomaba posición a favor del estudiantado, luego las protestas sindicales se extendieron por todo el país. Se llegaron a tomar unas 200 fábricas.

Colocándolo en términos de Bensaid, los grupos y grupúsculos estudiantiles se bancaron el construir la alianza con el sector sindical, entendiendo “que sus deseos solo podían ser satisfechos si eran tenidos en cuenta por un aliado poderoso. Cuando las luchas en plena calle y las barricadas descubrieron que su lucha contra el estado burgués y sus fuerzas de represión solo podían ser bien llevadas si se les unía una fuerza política capaz de resolver el conjunto de las contradicciones capitalistas. Se puso sobre la mesa la necesidad de un partido anticapitalista, distinto al cuestionado Partido Comunista Francés (PCF), para articular las luchas obrero-estudiantiles.

Pasado el mes de mayo y el fervor de las protestas, el flujo de movilizaciones comenzó a descender, la ola de manifestaciones dejó tras de sí una estela de consignas y reivindicaciones cuyo peso se extiende hasta nuestros días: “seamos realistas, pidamos lo imposible” o “la imaginación al poder”. Ya para junio el gobierno recrudeció la represión, las fábricas y la Sorbona que continuaban tomadas fueron “liberadas” (o por la entrada de la policía o al obligar a negociar). El PCF y la burocracia sindical jugaron un rol de complicidad, al buscar contener la lucha y limitarla a conquistas mínimas, impulsando acuerdos tripartitas (Estado, sindicatos y empresarios), por ejemplo. Dicho accionar del PCF luego se transformó en cuestionamientos a su rol durante las protestas entre sectores de la nueva izquierda.

El mayo francés fue uno de los mayores eventos de lucha en Occidente durante la segunda mitad del siglo pasado, parte de una ola internacional de radicalidad en la juventud. Esta jornada deja una importante lección en aras de seguir adelante con el estudiantazo: es importante construir la unidad obrero-estudiantil, la juventud puede ser un resorte para escalar la lucha obrera mostrando otra posibilidad por fuera del cinturón impuesto por la burocracia. Además, parafraseando a Bensaid, la juventud posee una sensibilidad especial contra el autoritarismo debido a que son sectores que comienzan a sentir materialmente estas cadenas y quieren removerlas, luchar contra ellas; es un elemento importante de potenciar en un sentido anticapitalista.

 

El Cordobazo: otro levantamiento en la cuna de la autonomía universitaria latinoamericana

Argentina en los 60 se encontraba en medio del periodo de dictaduras militares y una fuerte lucha de clases. En 1966 se produjo la Noche de los Bastones Largos debido a la pelea por el boleto estudiantil, y las luchas obreras por reivindicaciones salariales estaban a la orden del día.

En 1969 en Rosario “hervían las calderas” por la exigencia de la restitución del sábado inglés (ese día de la semana se trabajaba media jornada y se pagaba jornada completa, dicho derecho fue eliminado por la dictadura), a esto se le sumaron las protestas de estudiantes frente al aumento del 500% en el comedor universitario. Como resultado de la represión a las manifestaciones, dos estudiantes fueron asesinados.

En Córdoba, los sectores de mecánica y transportes (junto a otros) se encontraban en paro “por las quitas zonales y el no reconocimiento de la antigüedad por traslados de empresas” (8).

Además, el asesinato de los estudiantes de Rosario, llevó a la CGT y la CGT de los Argentinos a convocar un paro el 30 de mayo, mientras que en Córdoba el paro inició el 29 de mayo.

Así, el 29M con asambleas y la organización de la clase trabajadora, las calles fueron tomadas y los policías se vieron acorralados, las columnas de la marcha le pasaron por encima al despliegue policial. El asesinato de un obrero elevó el descontento. El 30 de mayo tuvo que intervenir la gendarmería para retomar el control de la ciudad. La cifra de muertes aumentó a 15 y hubo cientos de personas detenidas.

Este proceso abrió camino a los “azos” (Rosariazo, Cordobazo, Mendozazo o el Trewelazo), los cuales consistieron en “levantamientos que, si bien fueron encabezados por el movimiento estudiantil y en algunos lugares también con la participación activa del movimiento obrero junto con los estudiantes, se sumó el resto de la población pobre y de las clases medias bajas. Así, entre el enfrentamiento al ajuste y la represión de la dictadura, los “azos” fueron cada vez mejor vistos y con mayor participación de distintos sectores, causando una crisis a la burguesía. Este periodo deja entrever la importancia de la unidad obrero-estudiantil, así como la organización por la base y la movilización en las calles para desafiar el autoritarismo.

Vale recalcar el matiz anti-dictadura militar levantado por los movimientos estudiantiles en Latinoamérica, bien sea Argentina, Chile o México (Tlatelolco), se convirtieron en ejemplos de lucha contra la dictadura y el autoritarismo. Además, este periodo marcó el desarrollo de la universidad en la región, desde la Reforma de Córdoba y la autonomía, los otros pilares universitarios (la investigación y la extensión social) o las universidades como bastiones de las demandas democráticas y el pensamiento crítico de izquierda, fueron parte de los logros del pasado siglo.

 

A modo de cierre: apostar por la politización y radicalización de la experiencia estudiantil del siglo XXI

El movimiento estudiantil en el Siglo XX tuvo un gran dinamismo, con varios episodios importantes que abarcaron desde problemáticas educativas (Reforma de Córdoba), enfrentar dictaduras militares en toda América Latina u oponerse a procesos imperialistas, fue un “va y ven” en la correlación de fuerzas, se dieron conquistas, pero también hubo algunas derrotas. Además, tras el pretendido “Fin de la Historia” y la caída del estalinismo en las últimas décadas del siglo XX, junto al auge del neoliberalismo y el imperialismo estadounidense como la hegemonía, en el siglo XXI se procesa un recomienzo histórico de las luchas de sectores explotados y oprimidos, evidenciado en las rebeliones populares.

Previo al Covid, aparecieron algunos procesos estudiantiles importantes en las rebeliones populares de Colombia, Chile o Hong Kong, pero fueron cortados por la pandemia -un evento reaccionario-, las políticas de aislamiento y la virtualidad de la universidad. En la postpandemia, el movimiento estudiantil parece volver a ponerse en pie, con su epicentro en Estados Unidos (que de paso tiene un resurgir sindical) para repudiar el genocidio en Palestina y exigir la ruptura de relaciones universitarias con Israel y el cese al fuego inmediato y permanente en Gaza. Lo cual puede dar cuenta del reinicio de las luchas estudiantiles.

En este nuevo siglo se impone un reto para los movimientos sociales (sindical, estudiantil, feminismo, ecologismo) retratado en el ascenso de la extrema derecha y los eventos cada vez más sangrientos. Gaza es un ejemplo de ello, con un gobierno israelí de ultraderecha que lleva adelante una limpieza étnica y un genocidio, una suerte de “solución final al “problema” de la existencia de Palestina. En este sentido, vale rescatar la sensibilidad del movimiento estudiantil con las causas antiimperialistas, lo cual puede llegar a poner en cuestionamiento a las potencias capitalistas, en el siglo anterior la expresión de esto fue Vietnam ¿Ahora será Palestina? Imposible saberlo a día de hoy, pero hay que llevar a fondo los cuestionamientos al capitalismo y el imperialismo en el marco de la barbarie en Gaza.

Frente al ascenso de la ultraderecha es necesario ganar más sectores a la salida anticapitalista, no se puede separar Gaza de la barbarie ultracapitalista o imperialista; es imposible desvincular el Plan de Guerra de Milei del avance en contra de los derechos laborales y las condiciones de vida de amplios sectores trabajadores, la juventud y las mujeres. Construir la solidaridad internacional con Palestina puede ser un punto de apoyo para la politización y la radicalización de sectores de la juventudde igual manera, la construcción en Argentina del estudiantazo para hacer frente al Plan de Guerra de Milei puede ser un referente de politización en la región para hacerle frente a la barbarie ofrecida por la ultraderecha y el capitalismo.

Es necesario apostar por construir un partido y corrientes revolucionarias para aglutinar y politizar a las nuevas capas de la juventud quienes se suman a procesos de lucha. De igual manera, apostar a construir (o reconstruir) desde las bases al movimiento estudiantil, para relanzar la unidad obrero-estudiantil, la unidad de acción en las calles, la radicalidad de las luchas, la desconfianza en las instituciones burguesas y volver a poner en pie debates por una alternativa anticapitalista son tareas para este reinicio de la experiencia estudiantil.

Como señala la declaración internacional de la juventud de ¡Ya Basta! y la Corriente SOB: ¡Es necesario construir una campaña internacional de solidaridad con la lucha del movimiento estudiantil, en Estados Unidos y Argentina, en todas partes! ¡Por el fin del genocidio en Gaza! ¡Palestina libre!

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