• La fiscal general de Nueva York, Letitia James, emitió una demanda por corrupción contra la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés) solicitando su disolución.

Redacción 

Pocas horas después, el fiscal general de Washington, Karl Rancine, hizo una denuncia también por corrupción contra la fundación caritativa de la NRA.

Pero ¿Qué es la NRA y porque afecta esta demanda a los conservadores y al partido republicano? La NRA es una asociación creada hace 148 años en Estados Unidos con el objetivo de “Promover y fomentar el tiro con rifle sobre bases científicas”¹, que luego fue mutando hasta convertirse en una defensora incondicional de la portación libre de armas de fuego. Fue cuestión de tiempo para que, en un país que aglutina el 40% de armas de uso civil existentes en el mundo (con casi 350 millones de unidades²), esta asociación se transformara en un lobby con 5 millones de afiliados que mueve millones de dólares, influencia políticos e invierta en campañas electorales.

Su defensa de la utilización de armas y a la no regulación es una defensa específicamente a la “libertad” individual, como es la libertad de los capitalistas de explotar a los trabajadores, como es la libertad de tener propiedad privada de empresas³. No hay nada progresivo en esta asociación ni en su defensa a la no regulación de la tenencia de armas. Es una expresión de liberalismo conservador, y no de cuestionamiento de la monopolización de las armas por parte de los imponentes aparatos represivos estadounidenses.

Es normal que con los vientos neoliberales de los 90´, la NRA girara más a la derecha aún y defienda incondicionalmente los proyectos republicanos. Solo en la última campaña presidencial desembolsó 30 millones de dólares apoyando a Donald Trump, y ya el mes pasado hizo público su apoyo al mismo candidato para esta elección⁴. Su influencia política y su existencia por tantos años, además, les ha dado el poder en algunas ocasiones de vetar candidaturas a la Cámara de Representantes dentro del partido republicano por ser “demasiado ambiguos”, es decir, no ser lo suficientemente conservadores.

En este caso, la denuncia presentada por las fiscalías generales de Washington y Nueva York consiste en denuncias a los directivos de la NRA, centrándose en Wayne LaPierre, por la utilización de fondos de la asociación para actividades que no corresponden para una asociación sin fines de lucro, como lo son viajes y hoteles lujosos, contratos millonarios para sus directivos más importantes, y financiaciones a políticos que nada tienen que ver con la práctica deportiva de tiro. Estas denuncias -donde una implica la disolución de la asociación por quebrantar leyes federales- sumadas a un déficit económico que vienen arrastrando (pérdidas de alrededor de 36 millones de dólares desde 2018) ponen en aprietos a este lobby conservador y, por supuesto, a sus más fervorosos defensores.

La NRA, al mismo tiempo, presento una contrademanda porque consideran que las fiscalías generales solo están atacando las “libertades individuales” de los miembros de la asociación, constituyendo nada más que un ataque político a su organización. En parte, algo de razón tiene el lobby conservador: Más que la preocupación por la seguramente existente corrupción de la sociedad conservadora, lo que se esconde detrás de las demandas es la filiación política de los fiscales generales, ambos demócratas. No es casual que, en su comunicado donde presenta la demanda, el fiscal Karl Rancine dijera explícitamente que el dinero de la asociación no debe ser utilizado para campañas electorales⁵.

Como fuera, habrá que ver en que termina la demanda. Evidentemente los lobbys conservadores estadounidenses no podrán ser eliminados por algunas órdenes de la justicia burguesa, aunque evidentemente pueden ser algo debilitados. Ya existe el precedente de que la Fundación Trump haya sido cerrada, también en Nueva York; y el mismo Trump ha dicho que debería moverse la fundación a Texas, para no ser asediada por estos fiscales menos conservadores, aunque ese traslado implicaría todo un retroceso monetario e institucional⁶. De todas maneras, es interesante vislumbrar como en este contexto de rebelión popular que ha atravesado el país yanqui, elementos del Partido Demócrata utilizan sus posiciones para atacar a los elementos más conservadores de su partido rival. Esta batalla en las alturas es posible por la existencia de aires de cuestionamiento a lo más a la derecha del escenario político.