Ningún derecho para los fascistas

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  • Rechazar que los fascistas sean censurados es un error completo, porque significa darle armas a aquellas organizaciones que cuestionan los más elementales derechos democráticos de las masas como es en este caso no solo, eventualmente, si el putsch se hubiera impuesto, su elemental derecho democrático a expresarse electoralmente aún en el distorsionado sistema electoral norteamericano.

Facundo Oque

Luego de los eventos ocurridos en el Capitolio, cuando una horda de proto-fascistas armados ocuparon el edificio con el proyecto de perpetrar un puch anti-electoral, Donald Trump, quien celebró y apoyó la iniciativa, fue bloqueado de Twitter, Facebook e Instagram.

«Como resultado de la violenta situación sin precedentes y en curso en Washington, D.C., hemos requerido la remoción de tres @realDonaldTrump Tweets que se publicaron hoy por violaciones graves y repetidas de nuestra política de integridad cívica. Esto significa que la cuenta de @realDonaldTrump  se bloqueará durante 12 horas después de la eliminación de estos Tweets. Si no se eliminan los Tweets, la cuenta permanecerá bloqueada». informaron desde Twitter.

Algunos sectores progresistas de nuestro país, e incluso también medios que se dicen de izquierda, han salido a criticar el bloqueo argumentando que representa un atropello a la libertad de expresión, y que la misma censura podría ser utilizada contra el activismo y los movimientos de lucha en el futuro.

La situación política en Estados Unidos no ha dejado de polarizarse este año. Con las protestas tras el asesinato racista de George Floyd que reavivaron y masificaron  el movimiento #BlackLivesMatter por un lado, y, desde la derecha, sectores que se expresan de manera cada vez más reaccionaria y conservadora incluso intentando desbordar por derecha los límites de la democracia burguesa.

Joe Biden recogió de manera indirecta y ante la falta de alternativas independientes dado el régimen electoral antidemocratico yanqui el rechazo de amplios sectores populares, latinos, inmigrantes, mujeres, negros, jóvenes, ante un monstruo reaccionario y racista como lo es Trump. Esta presión de masas, si bien producto de los mecanismos de contención del partido demócrata no se logró expresar en las calles confrontando a los fascistas que tomaron el capitolio. Sin embargo,  ejerció una fuerte presión desde abajo contra los puchistas y es, en última instancia, la presión que hace que redes sociales como Twitter o Facebook, que fueron el corazón de las campañas electorales de Trump y el principal insumo para el crecimiento de su imagen, hoy le den vuelta la cara y le impidan expresarse a través de sus plataformas.

Rechazar que los fascistas sean censurados es un error completo, porque significa darle armas a aquellas organizaciones que cuestionan los más elementales derechos democráticos de las masas como es en este caso no solo, eventualmente, si el putsch se hubiera impuesto, su elemental derecho democrático a expresarse electoralmente aún en el distorsionado sistema electoral norteamericano.

Los socialistas revolucionarios no reivindicamos derechos democráticos o de libertad de expresión de los que quieren aplastar a la clase obrera. Por el contrario postulamos que hay que aplastarlos con la movilización en las calles.

Hay posiciones ganadas en este terreno incluso en la democracia burguesa, como la política de censura en redes hacia las reivindicaciones (o negaciones) del holocausto, los mensajes o símbolos nazis o racistas, así como en nuestro país las reivindicaciones de la dictadura militar. Que sea sentido común en amplios sectores la censura ante estas expresiones fascistas es una conquista democrática enorme que hay que defender.

Por supuesto que las redes sociales, como el monopolio de los medios de comunicación tradicionales, representan muchas veces un obstáculo para los movimientos de lucha. Son utilizados para minimizarlos, censurarlos o difamarlos. Mientras estos medios estén en manos privadas, sus algoritmos y políticas tenderán a defender sus propios intereses, a tratar de despolitizar a la sociedad o a impulsar el crecimiento de figuras nefastas como la de Donald Trump. Sin embargo, como todo ámbito social de masas, también las redes son permeables a la presión social. A pesar de su carácter capitalista, han cumplido un rol primordial en la difusión de nuevos movimientos de lucha, acompañando el crecimiento de toda una nueva generación de activistas que hizo de los hashtags sus líneas directas para multiplicar sus reivindicaciones.

Desde ya que no consideramos ni por un minuto en que empresas multinacionales de las redes sociales cómo Facebook o Twitter vayan a hacer algo más que correrse de su complicidad directa con los golpistas, pero ésto en sí mismo, es una conquista democrática de los explotados y oprimidos.

Mientras desde abajo seguimos construyendo una alternativa socialista de cara a este nuevo siglo que se abre, con sus nuevas tecnologías y paradigmas. Mientras elaboramos nuestro programa para luchar por el control activista, obrero y social de las redes, debemos exigir el bloqueo y censura de los fascistas, racistas y todos aquellos que intenten desbordar las libertades democráticas por derecha, atacando los derechos de los explotados y oprimidos.

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