No es la primera vez. Draghi llegó al poder luego de una crisis parecida el año pasado y se fue en el marco de otra.

El problema, que hace temblar a muchos en Europa, es que los favoritos en estas elecciones son los Hermanos de Italia, liderados por Giorgia Meloni. Este partido está dando que hablar, ya que Meloni podría ser la próxima Primera Ministra, admira explícitamente a Mussolini y su partido proviene directamente de los restos del fascismo. Su figura se ha disparado y es favorita en estas elecciones, aunque necesita de aliados para llegar a lo más alto. Su popularidad creció por ser la única formación que no fue parte del gobierno de «unidad» de Draghi.

Meloni (Hermanos de Italia) marcha adelante en las encuestas con un 25%. Sus aliados son Berlusconi, aquel presidente neoliberal y misógino de los 90, que encabeza Forza Italia; y Salvini de La Liga (un antiguo partido que fue separatista del norte rico), de la nueva derecha populista. Estos 3 partidos apoyarían la candidatura de Meloni, y alcanzarían así un 45% en total según las encuestas.

Más allá de que la formación Hermanos de Italia es enemiga explícita de las personas LGBT, de que plantea usar el ejército para que no entren más inmigrantes, de su amistad con Orbán y Putin; la principal crisis es la incertidumbre de qué va a pasar con Italia y la Unión Europea.

Hace menos de un año Meloni era claramente euroescéptica, propiciaba la salida del euro y de la OTAN, aunque hoy prefiere evadir esas cuestiones, así como sus simpatías con Mussolini y el fascismo. Está claro que una figura así, en una economía de segunda orden pero de las más importantes de la UE, puede ser un problema. Contando con el antecedente de Reino Unido, la salida del euro podría generar problemas en todo Europa; podría dar más fuerza a personajes como Viktor Orbán. También tiene consecuencias de posición geopolítica y pone un interrogante sobre la posiciónde Europa en torno a la guerra en Ucrania, ya que no solo Meloni y sus aliados de centroderecha están a favor de Putin.

En estos días, tanto Meloni como su aliado Berlusconi han hablado de la necesidad de darle «más poder al futuro presidente», palabras que asustan en boca de gente que admira a personajes como Mussolini. Para esto necesita un gran triunfo, obtener los dos tercios del Parlamento. “El presidencialismo hará que el gobierno de la Nación sea más fuerte, estable y mucho más competitivo” ha dicho en la prensa.

En este marco, el resto de los partidos clásicos del capitalismo italiano tratan de enfrentar a la alianza encabezada por Meloni. Su principal rival será el Partido Demócratico de Lettaque, que son los restos del viejo Partido Comunista devenido en administrador del capitalismo, su política es la continuación de Draghi. Pero a su alianza está lejos de los votos necesarios para ganar. Este partido de centro se ha jugado a armar una alianza amplia, pero no ha podido. Apenas sumó el apoyo de los Verdes y de Mas Europa, y llegarían a un 30%, bastante lejos de la derecha.

Otros partidos han quedado al margen de estas dos alianzas, aunque la mayoría fue tentada por Letta sin mayores éxitos. El Movimiento 5 estrellas en algún momento llegó a ser uno de los partidos más votados pero, como muchos movimientos «anti sistema» sin programa propio, se ha desinflado (sobre todo por que se lo culpa de la caída de Draghi y su posición «antisistema» no ha pasado de las palabras) y hoy llegaría a un 10%.

Renzi (Italia Viva) y Calenda (acción), ambos ex ministros y ex Partido Demócrata, apenas llegarían al 5% luego de coquetear con Letta.

Meloni y su formación fascista anti derechos tendrían todas las condiciones dadas para ganar. El avance del neofascismo en las urnas va a generar transformaciones dentro de Italia, lo cual es un peligro, y ese peligro puede rondar toda Europa.