Daniel Ortega se impuso en una elección con opositores presos y alta abstención

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  • En un escenario completamente antidemocrático con opositores presos y proscriptos, Daniel Ortega se impuso en los comicios. Algunos señalan que la abstención rondó el 80%.

Redacción

Este domingo se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Nicaragua, en un clima signado por la avanzada represiva y anti democrática que desde junio emprendió Daniel Ortega (del Frente Sandinista de Liberación). Sin alternativas políticas reales, con varios opositores presos y una abstención alta, la jornada finalizó con la imposición de Daniel Ortega, quien comenzaría su cuarto mandato consecutivo obteniendo el 75%.

Pero la alta votación puede relativizarse si se tiene en cuenta el número de abstenciones. Según el observatorio ciudadano Urnas Abiertas, la abstención podría situarse entre el 79% y el 84%. Además, Urnas Abiertas aseguró que se registraron «200 hechos de violencia política» en los centros de votación como «la negación del ingreso a fiscales opositores o intimidación de paraestatales». El CSE (oficial), por su parte, informó que la participación alcanzó el 65,34% a nivel nacional.

Las instituciones del régimen nicaragüense, como el Consejo Supremo Electoral (CSE), avalaron estos comicios carentes de legitimidad, llegando incluso a eliminar a tres partidos opositores. Así, esta mañana, Brenda Rocha, titular del CSE anunció que en segundo lugar  se posicionó el candidato -y aliado del gobierno- Walter Espinoza, con 14,4% de los votos.

En los últimos meses, siete opositores y candidatos a la presidencia fueron encarcelados, mientras que dos se exiliaron luego de conocer que sobre ellos pesaban órdenes de captura. Se trató, como señalábamos desde estas páginas, de un ataque contra las libertades democráticas más elementales, configurando un escenario reaccionario, completamente antidemocrático e ilegítimo, que buscó amedrentar a la clase trabajadora y el pueblo nicaragüense.

El centro de la ofensiva estuvo dirigido a las y los principales referentes que participaron de la rebelión del 2018. Un proceso que expresó una enorme disposición de lucha por parte de amplios sectores del pueblo trabajador. De esta forma, los viejos aliados del gobierno y figuras del régimen buscaron desarticular el proceso al proscribir y encarcelar a los candidatos de la oposición.

Sin embargo, elementos de crisis económica, la pérdida de apoyo por parte de amplios sectores populares (también de la iglesia católica y parte del empresariado) y los coletazos de la rebelión lograron socavar profundamente la legitimidad del gobierno de Daniel Ortega. Desgaste que tuvo su expresión en la altísima abstención que reflejó la elección.

Este es el panorama que plantea las profundas contradicciones que están detrás de los resultados electorales y las profundas irregularidades antidemocráticas del régimen nicaragüense. Cabe volver a traer una reflexión anteriormente hecha frente al nuevo panorama político tras las elecciones, es que se plantea más que nunca la necesidad de construir una organización que represente los intereses de las y los luchadores, del pueblo trabajador y quienes le pusieron el cuerpo a la rebelión. Solo con la lucha y organización desde abajo, una verdadera salida democrática es posible.

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