Argentina: Las calles son nuestras

Termina un mes con fuerte presencia en las calles, de la vanguardia amplia el 8M y de masas el 24M.

0
48

Termina un mes con fuerte presencia en las calles, de la vanguardia amplia el 8M y de masas el 24M, que consagraron dos jornadas nacionales históricas contra el gobierno de Milei; con un impasse político que el gobierno no logró revertir luego de la derrota en el Senado del DNU y con la Ley Ómnibus bis aún en construcción y que deja muestras claras del condicionamiento que le imponen las calles y el régimen político a Milei. Y una dinámica económica de ataque brutal al movimiento de masas, entre los que se cuentan los despidos a estatales nacionales que se llevan adelante en estas horas pero, a la vez, relativamente contenido por la postergación de aumentos de tarifas que se patearon para los meses siguientes. Un mes en el que el gobierno tanto encontró límites para efectivizar su ofensiva bonapartista, como recibió nuevas señales de compromiso de estabilidad gubernamental del peronismo, de la CGT, del kirchnerismo y de Grabois, que alientan la perspectiva del 2025 como parada intermedia a las presidenciales del 2027.

Es factible que estemos ante tiempos más largos que posterguen el choque social, dadas las múltiples mediaciones institucionales que garantizan cierta estabilidad (Congreso, Poder Judicial, Peronismo y Kirchnerismo, CGT y gremios) y la dinámica propia de la experiencia de sectores de masas que no han irrumpido ni desbordado de momento, a la espera de una mejoría que vendría luego del ataque a las condiciones de vida, según prometió Milei.

Esta evaluación de tiempos contiene un dato clave que hace a la etapa reaccionaria con crisis permanente: a pesar del Protocolo y las pretensiones oficialistas, el monopolio de las calles la tiene la vanguardia amplia y de masas, no el gobierno que ha demostrado ser incapaz de movilizar a sectores propios, hasta el momento. Estos dos datos de la lucha de clases son claves para comprender la dificultad que tiene el Milei en consolidar la impronta bonapartista de gobierno de extrema derecha. Y hacen también a que, aún si los tiempos de irrupción de los de abajo se estiran, el gobierno no ha logrado cristalizar un proyecto político. Milei no la tiene fácil.

En este sentido, es evidente que tanto el DNU que debe pasar por Diputados, como la Ley Ómnibus bis, serán pruebas de fuego en lo que respecta a legalizar el rumbo político económico y social. Fechas en las que volverán a pesar las calles, además del Parlamento y el Poder Judicial, y que podrían aumentar la crisis política (hoy contenida) en caso de nuevas derrotas, aún sin ser suficientes por sí solas para llevarse puesto al gobierno.

El mes de abril se presenta como un mes de transición, al que se suman los datos de crisis social que no han explotado, pero que se incrementarán por los aumentos de servicios y transportes, además de los despidos de 15 mil estatales nacionales, las paritarias a la baja y mayormente no homologadas, las suspensiones, y las consecuencias de la inflación combinada con recesión. Si en la vanguardia se vive el lado A de la realidad donde se reafirma en cada jornada que las calles son nuestras, en el movimiento de masas aparece el lado B, en que pesan los elementos de anti-política y la justificación del malestar redoblado bajo este gobierno por culpa de los anteriores. Este sufrimiento incrementado de amplias masas subsiste a la espera de una mejoría pronta. Cuánto, difícil de saber. Desde ya que la pasividad de las direcciones de organizaciones de masas como las centrales sindicales y el peronismo/kirchnerismo le alargan la vida al plan del gobierno. Pero nada es para siempre.

En lo que se refiere a la economía la crisis aparece relativamente contenida, aunque los efectos sociales son muy duros. La economía cayó 4.2% en enero respecto del año pasado y se estima una caída mayor en los índices de febrero que podrían llegar a 6%. Esta caída impacta fuerte en rubros como construcción (17% interanual), industria manufacturera (11,3%) y ventas mayoristas y minoristas (8,3%). Asimismo, Toyota ha anunciado un plan de retiros voluntarios para unos 400 operarios, y Renault la no renovación de los trabajadores contratados. En este marco, el gobierno apuesta a que la inflación se desacelere por la caída del consumo, a la vez que la burguesía económica aprovecha cada evento público para reforzar su apoyo al gobierno y su plan económico; sin dejar de recordarle que debe legalizarlo vía parlamentaria, con la mira puesta no sólo en la desregulación económica sino además en la contra reforma laboral contenida en el DNU.

Desde luego que la burguesía tiene espalda para esperar que la economía se enderece a costa de los trabajadores. Y a su vez, algunos sectores exportadores como los vinculados al sector agropecuario se benefician con la exportación de bienes. Por ejemplo, el sector ganadero logró dos meses de exportación record en toneladas, superando ventas extraordinarias de hace 57 años. Delicias del capitalismo: exportaciones y ganancias record para empresarios, caída de consumo de carne record para las y los trabajadores en el país de las vacas.

La resultante de esta suma de tiempos políticos, económicos y sociales, por ahora desacompasados y que no terminan de unirse para dar lugar a la irrupción y/o desborde desde abajo, no debe confundirnos. El peso de la movilización, junto con los límites del régimen a Milei condicionan más al gobierno de lo que él querría. Y dan aire y tiempo a las fuerzas de izquierda y a la vanguardia para extender su orgánica y madurar la influencia sobre sectores más amplios en vistas de tirarlo abajo.

Un 24M independiente contra Milei

Lo primero y de importancia destacada, es que la jornada del 24 de Marzo mostró una movilización independiente de sectores de vanguardia de masas, configurando una nueva jornada histórica contra Milei. La vivencia en los medios de transporte desde la mañana y hasta el regreso, con cánticos, agitaciones y carteles, son un dato de lo que decimos. Una participación que superó ampliamente a las organizaciones que convocaron al acto K y llenaron la Plaza, tanto en ese momento como cuando se realizó el acto del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia varias horas después. Una movilización independiente que, más allá de los esfuerzos del peronismo y los organismos de derechos humanos kirchneristas por evitar confrontar con el gobierno, fue claramente contra Milei y su política negacionista y apologista de la dictadura militar.

Las provocaciones del gobierno en la previa a la movilización con videos oficiales que justifican la dictadura como una respuesta a acciones guerrilleras previas al golpe, la negación de los 30 mil detenidos desaparecidos, la idea de que hubo una guerra y no un genocidio llevado adelante por el Estado, y el intento de legitimar la teoría de los dos demonios, alimentaron la participación masiva como hace años no se veía. Una respuesta política categórica de la vanguardia de masas en la calle. El atentado contra una militante de HIJOS que fue atacada en su propia casa por un grupo que escribió en las paredes “Viva la libertad carajo”, lejos de amedrentar, motorizó la participación de miles y miles de personas en las movilizaciones a lo largo y ancho del país.

La Plaza de Mayo desbordante fue un nuevo cachetazo al gobierno. La lectura del documento de la MVyJ, fue acompañada activamente por miles y miles que aplaudieron, cantaron, e insultaron contra Milei y Villarruel, además de exigir el paro general a la CGT. Fue un acierto completo no capitular al sector K que exigía censura al Encuentro Memoria Verdad y Justicia y a la izquierda como condición de un acto unificado. Gracias al acto de los que queremos derrotar el plan de Milei y exigimos el paro general a las centrales sindicales logramos ocupar el vacío político que deja el sector kirchnerista, que no apuesta a la derrota del gobierno en las calles, sino a que la desesperación de las y los trabajadores ante el plan de guerra de Milei los devuelva en el 2025 (elecciones legislativas) y luego en el 2027 (presidenciales) a un mal menos peor. De conjunto, la Plaza demostró que hay un amplio sector que no quiere esperar a los tiempos institucionales para sacar al gobierno de extrema derecha. La izquierda, que logró un capital político con la movilización contra Milei, le puso palabras a esa perspectiva independiente, aunque todavía no tenga influencia suficiente para dirigir a esos amplios sectores. Mientras la izquierda alzó la voz una vez más contra el gobierno, Kicillof entró a la Plaza con un coro de aduladores que le cantaron “Axel presidente”.

La apuesta a la gobernabilidad del kirchnerismo y el PJ se ha reforzado estas últimas semanas, con una agenda que no parte de las necesidades de los trabajadores, sino de sus propias necesidades de fuerzas del régimen que coinciden con las reglas institucionales del poder: calendarios electorales y acciones contenidas en el marco de las políticas del gobierno de turno. Esto, más allá que es el propio gobierno el que desafía permanentemente los límites propios del régimen y lleva adelante (aún sin éxito contundente) ataques que traspasan la propia institucionalidad, como el caso de Télam, que pretenden cerrar sin ningún sustento legal para atacar a los trabajadores.

La legalidad puede y debe ser utilizada cuando es un punto de apoyo contra el avasallamiento de los derechos democráticos por parte del gobierno de extrema derecha como, por ejemplo, la defensa incondicional del derecho a huelga, cuya conquista está amparada en la Constitución. Pero otra cosa completamente distinta es aferrarse a la institucionalidad para favorecer la continuidad de un gobierno que quiere destruir a los trabajadores y el país para luego recoger los restos por la vía electoral, como hace el peronismo y el kirchnerismo, traicionando las expectativas de su base social.

La apuesta al desborde de todos los factores de contención del gobierno (centrales sindicales, gremios, fuerzas políticas, el régimen mismo que garantiza el ataque de Milei, e incluso al propio Estado) está unido implacablemente a los intereses de las y los trabajadores/as, más ante un gobierno que ha declarado abiertamente su proyecto esclavizador como base estructural de país capitalista. Por el contrario, la imposición a los trabajadores de los tiempos institucionales de dos y cuatro años mientras se desarrolla un ataque feroz, encubre la entrega de los trabajadores mismos. La discusión de qué estrategia (y en consecuencia que tácticas) debe desarrollarse ante el gobierno de extrema derecha cobra enorme importancia en la vanguardia para clarificar qué lugar ocupa cada quién, un debate que no podemos desarrollar hasta el final en estas líneas, pero que queremos dejar apuntado.

El mensaje del desclasado Grabois hacia Milei pos derrota del DNU en el Senado sobre que Villarruel y Macri “te van a usar de carnicero, te van a voltear y te van a tirar a la parrilla cuando hayan incendiado el país”, demuestran el rol preventivo que juega el amplio espectro filo K: ¡ojo! que si “tiramos” a Milei viene Villarruel y Macri que son peor. Un operativo confusionista que desmiente la historia reciente (ver por caso el 2001) que demuestra que cuando las masas se alzan contra un gobierno dejan cuestionados todos los mecanismos institucionales, incluido el del recambio presidencial, lógicamente. Y más aún que de esas irrupciones independientes de los trabajadores, en la medida que estén acompañadas por organismos de poder alternativo, junto a las organizaciones de izquierda y sus referentes, pueden terminar con la vieja institucionalidad opresiva y el Estado capitalista, y poner en pie un gobierno de las y los trabajadores/as.

Tiempo para aumentar fuerzas

La movilización del 24 de Marzo, la característica de haber sido una jornada masiva e independiente y la política contra Milei, le dieron a la izquierda de conjunto un auditorio extraordinario. En otras proporciones, nuestro partido había logrado ocupar el vacío dejado por el sector kirchnerista durante el 8M con Manuela Castañeira, que se alzó como tribuna popular de la jornada. En esta oportunidad, fue el conjunto de la izquierda la que logró capitalizar la Plaza de Mayo repleta por un sector que fue a revindicar a los 30 mil, a reafirmar que fue genocidio, y que buscaba que alguien le dijera que hay que volver a salir a la calle cuando quieran votar el DNU y la Ley Ómnibus bis, como hizo nuestro partido al cierre del acto conjunto.

No pasó desapercibida la pregunta de varios activistas a nuestra compañera Castañeira: “¿por qué la izquierda no se une, más ahora que está Milei?”. Esta pregunta, que está en la cabeza de un amplio espectro de vanguardia, debe ser un punto de partida para superar la fragmentación de nuestras fuerzas (FITU y Nuevo MAS) y romper un elemento que retrasa el diálogo, a la vez que limita la influencia en un sector anti Milei que vive un proceso creciente de orfandad política.

El Nuevo MAS aportó a la movilización una columna de más de 1.000 compañeros y compañeras, con representaciones estudiantiles y centros de estudiantes ligados al ¡Ya Basta!, con nuestro organismo de derechos humanos Anfedh (Activistas, nietes, familiares y ex detenidos desaparecidos por los derechos humanos), el SiTraRepA (Sindicato de Trabajadores de Reparto por Aplicación), distintas representaciones de trabajadores industriales y de distintos rubros organizados en la Corriente Sindical 18 de Diciembre y Manuela Castañeira, una de las principales figuras de la izquierda.

La tarea del momento pasa por consolidar las relaciones políticas que venimos desarrollando desde el inicio del año con numerosos activistas que se acercan a nuestra organización y buscan un ámbito para organizarse. Una tarea estratégica para aumentar nuestras fuerzas y orgánica, tan necesarias como el aire y el agua para colocarnos a la altura de los desafíos que nos pone la etapa abierta bajo este gobierno y la perspectiva de derrotarlo.

El desborde al propio gobierno requiere, por un lado, de la entrada en escena de sectores de masas cuyos tiempos exceden nuestra voluntad (más allá de la orientación de unidad de acción y frente único para impulsar la acción, junto a la exigencia de la huelga general política). Por otro lado, la acción política junto a la vanguardia cuya agenda está determinada por hechos de la vida política y/o reivindicativas, como será el 1° de Mayo con la convocatoria a un Encuentro/acto nacional de trabajadores ocupados, desocupados, movimiento estudiantil, de mujeres, asambleas, sectores de la cultura, organizaciones políticas y referentes de izquierda.

Pero junto con esto, hay un momento específico de acumulación de fuerzas orgánicas que requiere “parar la pelota” y desarrollar una agenda propia, espacios propios para la construcción de la organización. Toda acción constructiva como plenarios, reuniones abiertas, y ámbitos colectivos que excedan a nuestra militancia son claves. Sacarle el jugo al momento de impase político, a la eventualidad de tiempos más largos hasta que se produzca un desborde mayúsculo, y acumular de cara a un mes en el que el clima de estudiantazo crece, y que estará marcado por el desenlace del DNU y la Ley Ómnibus bis.

Sumate a la discusión dejando un comentario:

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí