Stonewall: furia, orgullo y resistencia

La madrugada del 28 de junio del 1969 la policía neoyorquina allanó Stonewall Inn, el bar estaba ubicado en el 53 de Christopher Street de Greenwich Village. La respuesta a esa razzia pasó a ser parte de la historia como la "Revuelta de Stonewall" y, a partir de ese acto de resistencia se conmemora el día Internacional del Orgullo LGTTBI.

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Los aires de rebelión recorrían el mundo, hacía solo un año atrás se produjo el Mayo Francés y, en América Latina la juventud y la clase trabajadora también estaban de pie. En los Estados Unidos, el movimiento negro luchaba por la conquista de derechos civiles contra el racismo del país que se vendía como estandarte de la libertad y el progreso. Allí, también se gestaban movimientos contraculturales de diversa índole y la juventud se alzaba en multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Vietnam.

Esa madrugada Marsha P. Johnson, una mujer afroamericana, trans y bisexual, según los relatos, forcejeó con los policías negándose a ser llevada a la comisaría. «Nos han tratado como mierda todos estos años, ¿no? ¡Ahora nos toca a nosotros!» y unas 200 personas que estaban allí comenzaron a lanzar ladrillos, botellas contra la policía.

La persecución, criminalización, hostigamiento y discriminación a las personas LGTTBI era hasta ese día una norma que parecía incuestionable en esa potencia imperialista cargada de contradicciones. Ese grito se convirtió en un emblema que trascendió fronteras e hizo visible una lucha de un colectivo sumamente violentado y relegado por el capitalismo patriarcal.

Aquella madrugada, un gesto desató un grito colectivo, un movimiento que comenzó una larga lucha por los derechos que aún hoy seguimos reclamando para las personas cuya identidad de género y orientación sexual no encajan con la heteronorma y los dictados del patriarcado, ese aliado del capitalismo con el que constituyen una verdadera alianza criminal.

Volviendo a las calles de Stonewall y esa noche en que la llama de la rebeldía se encendió para tomar las calles de Nueva York, alguien gritó “¡Poder gay!” , mientras que un grupo comenzó a cantar “We Shall Overcome” (Nosotros venceremos), un tema gospel que posteriormente se convirtió en unos de los himnos del movimiento.

Según los relatos, un joven llamado Marty Robinson le dio una tiza a Mark Segal, quien posteriormente devendría activista del movimiento, para que escribiera en la calle la frase: Tomorrow night Stonewall (Mañana por la noche en Stonewall). Las protestas que duraron casi una semana.

Semanas después nacía el Frente de Liberación Gay (GLF, por sus siglas en inglés) junto a otras organizaciones que se pusieron de pie también para luchar por los derechos de las personas LGBTTI. Periódicos y publicaciones, diferentes expresiones daban lugar al comienzo del activismo y la militancia activa de toda una generación que nos enseñó que el closet no volvemos nunca más.

Un mes después de las protestas, Brenda Howard (conocida como ‘la madre del orgullo’) junta a otrxs activistas organizó el Desfile del Día de la Liberación de Christopher Street. Este evento fue el precursor de lo que ahora conocemos como la Marcha del Orgullo de la Ciudad de Nueva York, desde donde se inspiraron los desfiles y marchas que recorren en nuestros días todo el mundo.

Para el 28 de junio de 1970 tuvieron lugar las primeras marchas del orgullo gay en las ciudades de Nueva York y Los Ángeles, conmemorando el aniversario de la revuelta. A 52 años de aquella revuelta celebramos que sigue más vivo que nunca ese espíritu de lucha. Ese que inspira y sostiene la convicción de que para conquistar todos nuestros derechos es necesario pelear para que ardan el capitalismo y el patriarcado, creando una sociedad basada en la igualdad social, que respete la diversidad y donde todxs vivamos en libertad.

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