Administración de Patricia Mora no salda deuda con las mujeres

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  • El pasado 7 de diciembre Patricia Mora hizo pública su renuncia como Ministra de la Condición de la Mujer, cargo que asumió el 8 de mayo de 2018 como parte del llamado gobierno de “Unidad Nacional” de la administración Alvarado Quesada.

Por Heidy Valencia Espinoza

Dos años y siete meses tardó Patricia Mora en renunciar al gabinete de un gobierno que ha sido absoluto servil de las cámaras empresariales. Durante todo este tiempo formó parte de una administración que impulsó una reforma fiscal en función de los de arriba, cercenó el derecho a huelga, aplicó recortes a jornadas laborales y recortes presupuestarios a sectores e instituciones, entre ellas el Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU). Sin embargo, todo lo anterior no fue suficiente para dimitir, tampoco la escalada de represión policial que el gobierno ejerció contra manifestantes opositores a los impuestos y al Fondo Monetario Internacional (FMI).

La renuncia fue justificada a partir de supuestos desacuerdos con el mandatario Carlos Alvarado y su equipo económico por continuar con las negociaciones con el FMI, en síntesis, debido a declaraciones que el presidente dio a la prensa cuando se hizo oficial los acuerdos del grupo de Diálogo Nacional, situación que Patricia Mora calificó como indignante e inaceptable, aunque su diferencia no radica en la oposición rotunda a las negociaciones con el FMI, por el contrario, validó el diálogo del gobierno para emprender dichas negociaciones. Por eso, más que un parteaguas parece ser un matiz en la forma como procede el presidente, lo cual conduce a considerar que su renuncia no es por una diferencia irreconciliable, sino que esta es una justificación fundada en una decisión oportunista, posiblemente un cálculo de cara al año pre-electoral.

Sin lugar a dudas, la integración de Patricia Mora al gobierno más pro-patronal y represivo del último período es un punto de inflexión del Frente Amplio (FA) con la orientación política desastrosa de su cúpula, eso generó que muchos activistas rompieran con el partido, pero lo lamentable es la falsa expectativa que genera en un sector de izquierda y feminista bajo la ilusión de que una aliada dentro del gobierno puede hacer la diferencia y obtener conquistas para los sectores explotados y oprimidos. Precisamente sobre eso nos detendremos.

Situación económica de las mujeres trabajadoras, de sectores populares y jóvenes

Las medidas económicas tomadas por el gobierno de Carlos Alvarado frente a la emergencia por la pandemia del COVID-19 protegen a los grandes empresarios, mientras ataca los derechos laborales y las condiciones de vida de la clase trabajadora. Ante estos ataques y recortes, las mujeres son las más precarizadas. Veamos. 1. La flexibilización de las jornadas de trabajo redujo hasta un 75% el salario de las mujeres en la empresa privada. 2. La reducción de la actividad económica afecta en primera línea a trabajadoras informales, quienes no están amparadas por ninguna medida. 3. El congelamiento del salario afecta a miles de trabajadoras del sector público. 4. Los recortes en el presupuesto universitario impacta sobre el acceso al estudio de las jóvenes.

Con la precarización de las condiciones de vida de las mujeres de abajo se disparan la pobreza y el desempleo femenino. Por ejemplo, para el trimestre de abril-mayo-junio la Encuesta Continua de Empleo (ECE) indicó una tasa de desempleo nacional de 20,1%. Las mujeres presentan una mayor tasa de desempleo que los hombres (26,0 % y 16,3 % respectivamente). En el trimestre anterior, el desempleo femenino había alcanzado el 30,2%.

En esta coyuntura de precarización económica de las mujeres trabajadoras, de sectores populares y jóvenes, producto de las políticas neoliberales del gobierno, Patricia Mora se mantuvo en el gabinete con la orientación de “salvarle la espalda” en momentos de lucha social. Incluso cuando agudizó la represión a luchadores y luchadoras, acudió a una reunión preparatoria para el “diálogo” convocado por el gobierno.

Mientras el gobierno reprimía en las calles, Patricia Mora se reunió en Casa Presidencial, junto a la vicepresidenta Epsy Campbell, para presentar al gobierno la iniciativa de conformar un Consejo de Mujeres que formulara propuestas con perspectiva de género para la gobernabilidad democrática del país. La exministra frenteamplista se atrevió a hablar de perspectivas de género mientras el gobierno -del que ella formaba parte- ataca a las mujeres trabajadoras y de sectores populares con políticas que recargan la crisis económica sobre las de abajo.

Las políticas de Patricia Mora y el desfinanciamiento del INAMU

Cuando Patricia Mora asumió la presidencia del INAMU indicó que su objetivo era lograr la declaratoria de emergencia nacional contra la violencia a las mujeres, política de Las Rojas que replicó en su administración. Sin embargo, esta política fue re direccionada porque no hubo voluntad del gobierno, en cambio, el presidente Carlos Alvarado firmó un decreto que declaró de interés prioritario nacional la prevención y la atención de la violencia contra las mujeres.

El decreto incorporó alrededor de 40 acciones, como la creación de nuevos Centros de Atención Integral y Albergamiento para mujeres y sus hijos e hijas (CEAAM), ampliación de Comités locales de atención inmediata y seguimiento a situaciones de alto riesgo de femicidio (Clais) y la creación de nuevas Defensorías Sociales en zonas vulnerables. Sin embargo, estas acciones son insuficientes en la lucha preventiva contra la violencia patriarcal, tampoco se han ejecutado cabalmente, menos aún ante el desfinanciamiento.

El gobierno, a través del Fondo de Desarrollo y Asignaciones Familiares (FODESAF), aplicó un recorte al INAMU de hasta el 60%. La respuesta de Patricia Mora fue avalar dirigir el superávit de la institución (4 mil millones de colones) al IMAS para atender necesidades de la emergencia frente a la pandemia. Dichosamente, las funcionarias organizadas en el sindicato apelaron para evitar el posible cierre técnico de la institución. No obstante, el recorte presupuestario es de enorme impacto sobre las mujeres afectadas por la violencia patriarcal que se incrementa en momentos de pandemia y crisis económica. Así, las políticas del INAMU, con la complicidad de la jerarca, Patricia Mora, quedaron sumamente restringidas.

El INAMU miope a la lucha de las mujeres

Por último, cabe mencionar que en cuanto a la lucha que viene dando el movimiento feminista, el INAMU, con Patricia Mora a la cabeza, no reflejó las reivindicaciones y denuncias que las mujeres levantan con la lucha en las calles, puntualmente en las luchas por el Ni una menos y por el derecho a decidir.

Este año la lucha contra la violencia patriarcal y el sistema judicial que ampara a femicidas y violentos ha tenido gran fuerza y se ha caracterizado por el cuestionamiento a las instituciones porque ante la agudización de la violencia el gobierno no se compromete a tomar medidas preventivas ni a girar recursos para combatir la violencia patriarcal.

También, se han repudiado las respuestas institucionales -como es el caso del Organismo de Investigación Judicial- recurrentemente misóginas y negligentes, puesto que develan que no hay protocolos para la investigación de femicidios, así como una serie de deficiencias que constituyen una deuda histórica del Estado costarricense con las mujeres (como contemplar la tipificación del femicidio establecida por la Convención Belem do Pará), deuda que Patricia Mora no enfrentó categóricamente.

También, el movimiento de mujeres viene peleando durante toda la administración de Alvarado para garantizar el aborto terapéutico y por el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito. Tras mucha presión en las calles se logró la firma de la norma técnica que el gobierno postergó durante un año y siete meses a pesar de haber sido promesa de campaña. Posteriormente, bajo la excusa de la pandemia, nuevamente se postergaron los derechos de las mujeres con la demora de seis meses del protocolo.

Pese a toda la violación sistemática de los derechos de las mujeres y su utilización como moneda de cambio para negociar con el conservadurismo la agenda neoliberal, Patricia Mora se mantuvo formando parte del gobierno, no fue punto de apoyo para la lucha ni denunció tajantemente la actuación machista del presidente y el gobierno, tampoco condicionó su permanencia a mínimamente cumplir las promesas de campaña.

Desde el Nuevo Partido Socialista y Las Rojas criticamos la adhesión de Patricia Mora al gobierno y la orientación desmovilizadora del FA que no rechaza la injerencia del FMI porque confían en el gobierno y en que la Asamblea Legislativa puede enfatizar aspectos “progresivos” de las propuestas del gobierno. Ante la renuncia, valoramos que no implica una ruptura con la política desmovilizadora y su “cretinismo parlamentario”.

Sabemos que esta orientación de la cúpula del FA genera confusión en jóvenes, activistas de izquierda y feministas. Por eso, consideramos necesario hacer estos señalamientos y plantear la necesidad de fortalecer una alternativa anticapitalista. Además, hacemos un llamado al movimiento de mujeres a mantenernos alertas sobre la próxima administración del INAMU para continuar en las calles defendiendo a la institución ante los ataques conservadores, pero además exigir su fortalecimiento con presupuesto y políticas dirigidas a las mujeres de abajo.

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