
La crisis climática afecta directamente a las abejas, ya que aumenta la frecuencia y la intensidad de eventos climáticos extremos como sequías, inundaciones y tormentas. Estos sucesos afectan la disponibilidad y calidad de los recursos que las abejas necesitan para sobrevivir, como el néctar y el polen de las flores.
Además, el uso de pesticidas y la degradación del medio ambiente también afectan sus poblaciones. Las prácticas agrícolas intensivas y el uso de agroquímicos reducen la diversidad de plantas y flores en los campos, lo que limita los recursos que las abejas necesitan para sobrevivir y se ha demostrado que los pesticidas afectan negativamente la salud de las abejas y su capacidad para reproducirse.
Por otro lado, el modelo económico capitalista también tiene un impacto significativo en su supervivencia. La explotación intensiva de los recursos naturales, la producción a gran escala de alimentos y la globalización del comercio han llevado a la pérdida de biodiversidad y al desplazamiento de especies.
El capitalismo también ha llevado a la privatización de la tierra y los recursos naturales, lo que ha llevado a la eliminación de hábitats y recursos importantes para las abejas. El aumento de los monocultivos y la producción a gran escala de alimentos ha llevado a la eliminación de bosques y otros hábitats naturales, lo que ha reducido la diversidad de plantas y flores disponibles para las abejas.
La relación entre las abejas, la crisis climática y el capitalismo debe ser atendida con seriedad y medidas radicales. El cambio climático y el modelo económico capitalista ponen en riesgo la supervivencia de las abejas y, por lo tanto, tienen un impacto directo en la seguridad alimentaria y la biodiversidad global. Es necesario un cambio de paradigma que priorice la sostenibilidad y la preservación de la biodiversidad sobre la producción y el consumo que solo beneficia a las grandes corporaciones.