Lamentamos la muerte de Marcelo Giecco, militante argentino de la corriente Socialismo o Barbarie

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  • En la madrugada del último domingo falleció Marcelo Giecco, un valioso compañero de la dirección del Nuevo MAS argentino y de la corriente Socialismo o Barbarie.

Comité Ejecutivo del Nuevo MAS

Marcelo se fue todavía joven, recién cumplidos los 60 años, y en la plenitud de su vida y desarrollo político. Luchó un largo año contra el cáncer con una conciencia plena y comportamiento extremadamente valiente. El cáncer, una enfermedad que suele llevarse muchas personas todavía jóvenes y que la ciencia y el capitalismo todavía no terminan de encontrarle la cura, aunque específicamente el capitalismo sí es capaz de matar y generar guerras y armas mortíferas super desarrolladas como se ve lamentablemente hoy en Ucrania.

Marcelo militaba hace varias décadas habiéndose iniciado en el viejo MAS para luego sumarse a nuestra corriente (la corriente SoB y el Nuevo MAS). El compañero venía progresando día a día, aportando su equilibrio político y una formación marxista que sumaba aportes a la elaboración internacional más estratégica. También sumaba otras responsabilidades en la zona de Junín y Chacabuco, entre los judiciales clasistas –era trabajador judicial- y en las arduas tareas de la legalidad partidaria, así como venía colaborando, también, con aportes para el equipo de medios de Manuela Castañeira.

Pero, sobre todo, venía aportando al desarrollo de nuestra corriente internacional, sumándose en los últimos años a todas las reuniones presenciales y virtuales de SoB.

Es difícil transmitir en cortas palabras la personalidad de un compañero/a, de un cuadro; lo que lo distingue y hace al aporte colectivo. Marcelo era un compañero equilibrado, reflexivo, que tenía aportes y pinceladas agudas. Más allá de los debates de coyuntura Marcelo encaró en los últimos años un par de temas de fondo como el abordaje dela obra del eminente jurista soviético, Evgeny Pashukanis, subrayando como para este el derecho, incluso en la transición socialista, era una forma que estaba atada, en última instancia, al intercambio mercantil y la subsistencia de la ley del valor en la transición. Por otra parte, también aportó al estudio crítico del proceso de automatización de la producción en este siglo XXI y como a pesar de él es una vulgaridad afirmar que la automación, bajo el capitalismo, podría reemplazar el trabajo humano base del valor y la ganancia capitalista.

En fin: es una injusticia cuando una enfermedad se lleva un compañero todavía joven. Es que la edad es relativa al “oficio” que cada uno tiene, por así decirlo. Y el oficio militante no solo nos mantiene jóvenes en general porque luchar por transformar el mundo es una tarea de vanguardia sino que, por lo demás, se va madurando lentamente: requiere el paso del tiempo, el acumular experiencia práctica y formación teórica, el ir madurando realmente, por lo que vinculado también en los ritmos mayormente todavía lentos de la lucha de clases en este período, hacen que lleve tiempo llegar a la madurez política.

En definitiva: sentimos el golpe de su desaparición, aunque ocurre en un contexto de una corriente en ascenso, que tiene una dinámica constructiva, por lo que es un hecho que los aportes dejados por Marcelo se van a capitalizar, se están capitalizando; no se perderán por el camino.

Con sus puntos fuertes y sus debilidades también, lógicamente, Marcelo es una parte de esta lucha por el socialismo que entraña a varias generaciones, que las encadena (vincula), y de ahí que si perdimos ahora al compañero también lo rescatamos en las luchas de todos los días de nuestra corriente.

Un abrazo enorme a todos sus seres queridos y camaradas de militancia, y como decimos siempre, camarada Marcelo, ¡nos vemos en el socialismo!

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