El gobierno francés de Emmanuel Macron reprimió ferozmente una protesta que realizaban grupos ecologistas este sábado en la región de Sainte-Soline, al centro-oeste del país.

El enorme operativo de seguridad se da mientras las protestas contra la reforma de las pensiones atraviesan de punta a punta el país, con epicentro en Paris. El gobierno responde ensayando un giro autoritario, montando un enorme operativo represivo para contrarrestar la rebelión.

Como parte de ese contexto, grupos ambientalistas se reunieron cerca de donde el gobierno pretende construir un embalse para riego, que utilizará una inmensa cantidad de agua al servicio del agronegocio, pero que afectará el suministro de agua para los hogares de las comunidades cercanas.

A pesar de que el embalse pretende suministrar agua a los campos privados de la zona, la obra se realiza con un 70% de financiamiento público, a un costo de 70 millones de euros.

El Ministerio del Interior francés movilizó a 3200 gendarmes y policías en cientos de vehículos, que reprimieron con granadas de gases lacrimógenos y balas de goma. “Mientras el país se alza para defender las pensiones, nosotros iremos en paralelo a defender el agua”, dijeron los organizadores ecologistas.

Rebelión en París

En simultáneo, la rebelión en defensa de las pensiones continúa paralizando el país. Este martes las movilizaciones masivas y las huelgas volvieron a replicarse en París, en la décima jornada de huelga general desde que estalló el proceso.

Casi un millón de personas se movilizaban este martes en toda Francia, con casi 100.000 personas en las calles de la capital. Las marchas también se registraban en Lille, Toulouse, Rennes y Lyon, entre otras.

En respuesta, el gobierno desplegó un inédito operativo represivo con más de 13.000 policías en las calles, desatando una feroz represión que busca quebrar la voluntad de lucha de millones de franceses que defienden su futuro.