Frágil victoria de la derecha en Ecuador

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  • El banquero Lasso se alza con la victoria en la segunda vuelta electoral con un 52,46 %, triunfando sobre el candidato del correísmo Andrés Arauz, que obtuvo un 47,54 % de los votos válidos. Este triunfo de la derecha, sin embargo, es inestable y frágil.

Federico Dertaube

La primera vuelta había dejado un escenario sumamente fragmentado. Con el correísmo superando apenas el 32 % y con las demás fuerzas por debajo del 20 %, ningún partido alcanzó realmente una mayoría. Evidentemente, ninguna candidatura despertaba verdadero entusiasmo entre las amplias mayorías.

En umbral de un nuevo confinamiento, Ecuador desarrolló su jornada electoral bajo un clima cargado de desconfianza en sus organismos electorales. La CNE ya había sufrido varias crisis de legitimidad, en particular luego de su reforma del 2019 y de la indefinición de quién iría a segunda vuelta contra Arauz.

De suyo, la rebelion de octubre de 2019 marcó asimismo la escena politica. Hirió de muerte lenta al gobierno de Lenin Moreno, que llega al final de su mandato como un verdadero cadáver político, sin posibilidad alguna de terciar en las elecciones.

La participación total subió levemente del 80 al 82 %, mientras los votos nulos pasaron de un millón en primera vuelta al millón setecientos mil.

La campaña en segunda vuelta

Para ampliar su base electoral, inicialmente muy pequeña, Lasso tuvo que correrse de la retórica de todas sus campañas electorales pasadas. En ellas, había sido derrotado primero por Correa, luego por Lenin Moreno y después en febrero pasado por el propio Arauz.

De sus campañas abiertamente conservadoras pasó a un discurso más «aperturista » de aceptación de las personas LGBT. Cosa aparentemente insólita para un miembro del Opus Dei, se trató de un movimiento necesario para ganar votos entre la vieja base social correísta desencantada.

Arauz, por su parte, tuvo que hacer campaña cargando con varias pesas y cadenas al cuello. Si bien ambos candidatos intentaron deprenderse del peso muerto de la gestión de Lenin Moreno, Lasso logró instalar en la balanza un hecho bien concreto: Arauz fue brevemente funcionario del Banco Central bajo el presidente ahora saliente. Con la viralizada frase #AndrésNoMientrasMas se le cobró en la campaña ese hecho.

Su pertenencia al correísmo le permitió tener una base firme de votos pero parece haber sido contraproducente para ganar mayoría en la segunda vuelta. El rechazo al correísmo fue mayoritario. Además, si bien Lenin Moreno rompió tempranamente con Correa, parece haber pesado en la conciencia de millones el hecho de que ascendió al poder como delfín de Correa. Los ajustes, el deterioro económico y la catastrófica gestión de la pandemia se dieron luego de dar el triunfo… a un ex correísta.

Lasso pudo hacerse fuerte en todo eso, corriendo a un segundo plano el debate sobre los « modelos » económicos. Sobre esto último, el propio Arauz no quiso diferenciarse demasiado.

El voto indígena

El movimiento indígena encabezó la rebelión de octubre de 2019, dando el puntapié inicial a los cambios de aires políticos en toda la región, que habían estado cruzados por las victorias electorales de Macri, Bolsonaro, etc.

Sin embargo, ese enorme movimiento de lucha no tuvo una expresión electoral propia en la segunda vuelta. La CONAIE, la organización indígena que encabezó las movilizaciones, tuvo su propia candidatura en la primera vuelta. Yaku Pérez fue el candidato del partido Pachakutik. Estas organizaciones llamaron en segunda vuelta al voto nulo, que tuvo finalmente un peso minoritario.

La mayoría de los pueblos originarios organizados parecen haberse volcado a votar por Lasso o nulo, casi ninguno por Arauz. Esta aparentemente paradójica forma de actuar tiene sus explicaciones. Pese a su retórica « progresista », Correa los enfrentó duramente impulsando una política extractivista y capitalista sobre sus tierras.

De hecho, el llamado al voto nulo de la CONAIE tuvo un peso determinante en algunas provincias como Azuay, Bolívar, Cotopaxi, Chimborazo y Tungurahua. Allí, el voto nulo venció ampliamente al voto a Arauz.

Yaku Pérez, Andrés Arauz y Guillermo Lasso.

La candidatura de Pachakutik había alcanzado en la primera vuelta los votos para llegar a la segunda vuelta. Durante semanas hubo pedidos de recuento de votos porque no se sabía quien confrontaría con Arauz en esta oportunidad, si Yaku Pérez o Lasso. Finalmente, en un recuento definitivo enrarecido con denuncias de fraude, el CNE le dio ese lugar al banquero de derecha que hoy se alza con la presidencia.

La Asamblea Nacional

Lasso es sin embargo un gobierno que nace relativamente débil. Necesariamente deberá negociar con la Asamblea Nacional, en la que tiene una representación mínima.

La primera minoría es de UNES, el correísmo, con 49 de los 137 escaños. Posibles aliados del nuevo presidente son el PSC, con 18 diputados, y CREO, con 12.

También tienen una fuerte presencia los opositores Izquierda Democrática (18 diputados) y Pachakutik (que es segunda minoría con 27 diputados).

Incertidumbre

El triunfo de la derecha evidencia que las tendencias regionales son inestables. Si las rebeliones y las derrotas de Macri en Argentina y los golpistas en Bolivia parecían confirmar un rebote a los años inmediatamente anteriores, el triunfo de Lasso evidencia que el regreso de los progresismos que hegemonizaron la región en la primera década del siglo no está para nada firme ni garantizado.

Sin embargo, Lenin Moreno fue derrotado por una rebelión luego de intentar implementar una reforma de ajuste como las que a priori Lasso podría defender. La fragmentación política y el triunfo para nada contundente, sumado al recuerdo de la rebelión callejera, parecen no darle mucho margen para medidas anti populares.

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