Argentina: Una cuarentena a la medida de los explotadores

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  • Las directivas de Alberto Fernández finalmente se hicieron carne y uña con los reclamos de los empresarios: el decreto de extensión de la cuarentena obliga a la absoluta mayoría de los trabajadores y trabajadoras a arriesgar su salud y la de sus familias por las ganancias capitalistas.

Por Juan Cañumil

Mientras Alberto Fernández dice endurecer la cuarentena…

 

Antes que en la salud de la población el gobierno se para con los dos pies en la continuidad de los negocios empresariales. Junto con la CGT y las patronales, el gobierno de Alberto Fernández sacrifica la salud de cientos de miles de trabajadores.Basta con mirar los números: 2.600 industriaspermanecerán en funcionamiento independientemente del incremento de contagios en las últimas semanas, incluso dentro de los establecimientos laborales. Y en los próximos días este número se verá multiplicado por cada una de las empresas proveedoras o que abastecen a dichos establecimientos (Francisco Jueguen, La Nación, 31/06).

Es realmente difícil encontrar qué industria no quedó exceptuada de la cuarentena. Si agregamos a todas las empresas que exportan (entre la que se encuentran las automotrices), más las que producen de manera continua, las de producción y distribución de combustibles, las que funcionan en parques industriales (fábricas de la más diversa variedad) ,más las 576 fábricas  que nunca pararon de producir bienes esenciales (alimentos, medicamentos, equipamiento médico) detrás de las que se colaron cientos de fábricas para hacer, por ejemplo, golosinas o chocolates para exportar, y las cadenas de supermercados y farmacias, no queda prácticamente nada fuera de la excepción.

El decreto presidenciales una chorrera de excepciones que detallan hasta la última de las actividades posibles para que no queden dudas de que hay vía libre: “Venta de insumos y materiales de la construcción provistos por corralones. Actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización forestal y minera. Curtiembres, aserraderos y fábricas de productos de madera, fábricas de colchones y fábricas de maquinaria vial y agrícola”, y continúa “talleres para mantenimiento y reparación de automotores, motocicletas y bicicletas (!)”, “venta de repuestos, partes y piezas para automotores, motocicletas y bicicletas (…) Fabricación de neumáticos; venta y reparación (…) venta de artículos de librería e insumos informáticos, exclusivamente bajo la modalidad de entrega a domicilio” (Boletín Oficial, decreto nº 576) …

 

…los trabajadores son carne de cañón

 

Mientras tanto, los casos de contagios no paran de crecer y los “positivos” en las fábricas y supermercados (ni que hablar de los hospitales) son cada vez más recurrentes: 29 casos en Mondelez (Pacheco), 10 casos en FATE, más de 20 en todo el gremio del neumático, casos en todos los frigoríficos donde literalmente estallan los contagios, casos en todas las automotrices (Toyota, Ford, Volkswagen), casos en los supermercados y mayoristas (con el escandaloso número de 50 infectados en el Coto Lanús). Una muestra clara de que los protocolos están hechos a la medida de los intereses de las patronales y son aprobados sin cuestionamiento por las intendencias y el gobierno con el objetivo de mantener la recaudación.

Allí donde el trabajo es realmente esencial los protocolos son un desastre: surgen contagios por falta de vestuarios amplios, baños desinfectados o falta de rotación del personal. Lo mismo ocurre en los lugares de trabajo no esenciales. Incluso la “condición” de que cada empresa debe disponer de transporte propio para el traslado del personal para poder funcionar se aplica en la ínfima minoría de los casos. Como dijimos semanas atrás, los empresarios le tomaron el tiempo al gobierno y saben que detrás las declaraciones “sociales”, de los gestos, enojosy retos para la TV,se encuentra el Fernández liberal que deja correr la voluntad patronal.

Por su parte, los comercios no esenciales están mayoritariamente habilitados para funcionar bajo la modalidad de “envío a domicilio” o “para llevar” (“take away” le dicen ahora). Este simple hecho ha generado una afluencia masiva desde GBA a CABA a través de vehículos privados o en transporte público. El dato oficial es que el primer día de esta nueva fase la circulación en Capital Federal ha bajado un 20%, número que parece lejano al “éxito” que agitan desde el oficialismo.En el caso de los permisos de transito se habla de una reducción del 50% (2 millones de permisos otorgados y unos 150 mil permisos especiales). En la medida que la mayoría de las actividades económicas quedan habilitadas, no hay forma de bajar cualitativamente la circulación de personas que a esta altura es la primera causa de contagio: la llamadatransmisión comunitaria del virus.

Claramente el gobierno ha jugado una carta peligrosa desde el punto de vista sanitario. Es incierto si las escasas medidas de restricción serán suficientes para impedir la saturación del sistema de salud, peligro que ha sido advertido incluso por diversos funcionarios y especialistas. Por lo pronto advertimos que en la medida que los y las trabajadoras están obligadas a producir, el traslado del virus desde el barrio a las fábricas y de las fábricas a los hogares es inevitable. Esta es una de las mayores preocupaciones entre los compañeros/as en los lugares de trabajo: contagiarse y luego contagiar a las familias.

En muchos lugares el anuncio de la “cuarentena para todos menos para los trabajadores” ha caído mal. Muchos tenían expectativas en que Fernández volviera a la fase uno aplicada en las semanas de marzo, y al escuchar la resolución presidencial se escucharon insultos en diversos espacios laborales, incluso de compañeros que simpatizan con el gobierno. Entre los trabajadores, incluso aquellos que recibieron la noticia con cierto grado de resignación, se procesa lentamente una experiencia nueva que no es exactamente la de la explotación cotidiana, sino la de verse obligados a ir a trabajar aún a riesgo de contraer una enfermedad que eventualmente puede costar la vida. Una experiencia que remite a la brutalidad y al carácter tirano y dictatorial del capitalismoaún bajo regímenes democráticos, pero que se vivifica y resignifica ahora bajo el azote de la pandemia. Habrá que ver que profundidad pueda alcanzar esto, e incluso si finalmente configurará una experiencia política con un gobierno que a la vez que conserva un alto porcentaje de aprobación, sigue acumulando elementos de crisis económicos y eventualmente sanitarios que podrían abrir la puerta a una crisis política.

 

La burocracia sindical entrega la vida de los trabajadores

 

Mientras tanto la podrida burocracia sindical continúa avalando que los trabajadores sean los “exceptuados” de la cuarentena. A estas ratas no se les ve la cara hace meses y cuando aparecen lo hacen para decir que los protocolos funcionan bien, que la gente trae el virus de sus casas por que en la fábrica están cuidados, y que no queda otra que ir a trabajar. La última vez que hicieron una aparición pública fue para firmar la reducción del 25% del salario a los trabajadores suspendidos. Tampoco han hecho ninguna mención al pago de los aguinaldos en cuotas, un rumor que corre fuerte en muchas empresas, cuando no se habla del pago de una parte o directamente nada.

Muestran nuevamente su rol de chaleco de fuerza de la clase obrera. Es un hecho que en los lugares de trabajo donde hay un resquicio para expresarse, inmediatamente salta la bronca contra la continuidad del trabajo en medio del incremento del contagio y afloran reclamos contra las condiciones laborales y los salarios. La burocracia cumple como siempre y más que nunca la función de “columna vertebral” del gobierno nacional, que no ha afrontado ningún reclamo por parte de las centrales sindicales. Tanto la CGT como la CTAno han hecho un paro, no han convocado a una sola acción contra las patronales ni el gobierno mientras la caída de los salarios en comparación con la inflación y la pérdida de empleos que, incluso contenida por el decreto que impide despidos masivos hasta agosto a cambio de reducciones de salarios de los suspendidos, no paran de crecer.

Ante esta entregada miserable de parte de las direcciones sindicales, es necesario desarrollar una campaña en todos los lugares de trabajo junto a los sindicatos independientes de la burocracia, comisiones internas y cuerpos de delegados para imponer una jornada nacional de lucha, a la vez que se impulsan acciones coordinadas con los sectores en lucha para exigir la suspensión de los trabajos no esenciales, la desinfección de las plantas y el testeo masivo a los trabajadores. A la vez es imprescindible luchar por comités de seguridad e higiene independientes de la patronal para que la salud de los trabajadores sea garantizada mediante las medidas que los trabajadores consideren necesarias.

Un salto en la precarización del trabajo

 

El último análisis de la OIT habla de una brutal perdida de trabajo a nivel mundial: 400 millones de puestos laborales de tiempo completo en el primer cuatrimestre del año. Otro número que habla de la profundidad de la crisis económica global.

Esto impulsa a miles y miles de jóvenes a migrar hacia trabajos absolutamente precarizados. La precarización ya venía desarrollándose en los principales países de Europa con los “mini jobs” y trabajos de medio tiempo luego de la crisis del 2008, y han ganado terreno en todo el mundo con una nueva vuelta de tuerca: el trabajo a través de plataformas de deliveryen donde ni siquiera son reconocidos como trabajadores y se les niega todo tipo de derecho laboral, protección de salud, salario fijo y derecho sindical.

En Argentina son unos 80 mil jóvenes, y como en todos los países, son cotidianas los accidentes y las muertes:ya suman 6 los asesinatos laborales por atropellos durante la cuarentena. El trabajo realizado por ellos se ha transformado en esencial y el consumo por vía de estas plataformas ha aumentado exponencialmente con la pandemia. En CABA el gobierno de Larreta intenta sancionar por ley que sólo puedan trabajar en la ciudad a través de estas plataformas quienes estén domiciliados allí, un ataque que podría dejar desempleados alos miles de jóvenes que viajan desde provincia para hacer repartos y que es resistida por los trabajadores.

Esta vivencia generalizada de la juventud precarizada ha dado lugar a unparo mundial de repartidores del que hemos sido parte activa en distintas ciudades de Argentina y San Pablo (Brasil) a la vez que impulsamos la organización de agrupaciones de trabajadores precarizados que pelean por unsalario básico de $50.000 pesos, por cobertura ART, insumos de higiene y seguridad, contra los sistemas de puntos y penalizaciones, y todas reivindicaciones que rompan la precarización laboral.

Cada militante debe ser un tribuno popular

 

La gran tarea de la izquierda hoy, mientras los grandes medios de comunicación tapan la realidad que sufren los trabajadores en medio de la pandemia, pasa por denunciar los contagios que empiezan a masificarse en las fábricas y ámbitos laborales, amplificar los reclamos de los trabajadores contra las condiciones precarizadasy la falta de salarios, hacer conocer el crecimiento de contagios en los hospitales y lugares de trabajo esenciales. Es necesario conmover a todo aquel que nos escuche, hacer conocer que lejos de la vida particular de aquellos que hacen la cuarentena en su casa, hay cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que se ven obligados a arriesgas sus vidas, a ponerlas en juego con el único fin de seguir engrosando las ganancias de los empresarios multimillonarios autóctonos y extranjeros.

En los lugares de trabajo que siguen funcionando mientras crecen los contagios hay bronca. Una bronca que no se escucha por que la burocracia sindical la calla con sus métodos dictatoriales: el que habla queda inmediatamente despedido. Una bronca que no se escucha por que la voz que se difunde en los medios de comunicación es o la del gobierno o la de los reclamos de las patronales, pero no se difunde la realidad que viven los trabajadores.

Nuestro partido ha conquistado el lugar de “partido solidario” y se ha ganado el reconocimiento en la amplia vanguardia y un sector creciente de trabajadores. Junto con esto debemos ayudar a amplificar los reclamos de los trabajadores, ser los “tribunos populares” (como explicaba Lenin en el “Qué hacer”) que llevan los problemas de los explotados y oprimidos al conjunto de la sociedad mediante la denuncia política, usando a nuestro favor todos los medios de difusión que tengamos a disposición para señalar las injusticias que se cometen contra los explotados y oprimidos, y señalar la responsabilidad del gobierno de Fernández, la burocracia y las patronales, al tiempo que impulsamos la organización independiente de los trabajadores junto a nuestro partido.

Los trabajadores y trabajadoras son conscientemente invisibilidades por el gobierno, los medios, los empresarios y la burocracia. Es la tarea  de la izquierda luchar para que la voz de los trabajadores se escuche y acompañarlos en sus reclamos de manera incondicional.

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