Las políticas de desmantelamiento de la universidad pública: es necesario enfrentar estos ataques

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  • Acercamiento a las dinámicas contrarreformistas en el modelo de Universidad Pública enmarcado por la mercantilización de la educación superior.

Por Sthefanny Zúñiga

Introducción

La coyuntura actual está caracterizada por el envalentonamiento de los sectores burgueses y el repliegue de los movimientos sociales, lo cual para la universidad implica más ataques del gobierno, particularmente tras la aprobación del “Combo fiscal”, ante esto se hace menester pensar el papel de la universidad y el movimiento estudiantil en la sociedad y cómo este –en conjunto al sector trabajador- puede impulsar e instalar tendencias de rebelión y luchas.

Con este fin se entrevistó a la investigadora de la Universidad de Costa Rica (UCR) Carmen Caamaño, quien trabaja sobre la mercantilización de la educación superior, proceso en desarrollo en la universidad que implica que prevalezca el lucro sobre la educación, para ese primer artículo se usará esta entrevista como insumo. Además, el presente artículo pretende ser el primero de una serie, con el fin de hacer un primer acercamiento a las dinámicas contrarreformistas en el modelo de Universidad Pública enmarcado, a nivel general, por un giro a la derecha con desarrollos en respuesta por izquierda.

En la actual coyuntura de la crisis por el Covid- 19 las políticas de ataque a la educación pública prevalecen en las medidas de los gobiernos, como ya pasa en Ecuador donde se le recortó más de 98 millones de dólares (2) al presupuesto universitario usando como excusa la crisis provocada por el Covid-19.

 

Apertura de un periodo de Contrarreforma Universitaria en Costa Rica

En Costa Rica el proceso de mercantilización de la educación tuvo un repunte en el 2012, con la firma de un convenio con el Banco Mundial (en adelante BM) y el condicionamiento de la educación superior, lo que implicó: reducción de los planes de estudio, que se privilegien carreras funcionales para las transnacionales donde las universidades públicas pasan a apoyar a las universidades privadas. De manera que se empiezan a entender como una empresa del conocimiento, se exige un alza en la cantidad de matrícula estableciendo tasas mientras se reduce el financiamiento y se busca el autofinanciamiento. Por último, se reduce la autonomía universitaria; tanto por el cambio curricular, según la necesidad del mercado, como por el desdén del gobierno.

Así en la Universidad Nacional el programa de posgrado pasó a ser autofinanciado, se reformaron planes de estudios y se intentó implementar un ciclo trimestral, en ajuste a las exigencias del BM. En el caso de la UCR se da el cierre de carreras según “lo indique el mercado”, por ejemplo, el caso del cierre de psicología en la Sede del Caribe para abrir ingeniería naval –que beneficia a las empresas portuarias, particularmente la transnacional APM Terminals– la no inversión en artes plásticas en contraste a la inversión en ingenierías y el utilizar proyectos de investigación para generar ganancias privadas, como ocurre en Fundevi.

Este proceso sigue los lineamientos de entrada a la OCDE: igualar educación pública y privada, que las becas de las universidades públicas abarquen a las privadas y la reducción en los montos y carreras para las que se destinan, entre otros condicionamientos. Se suma a la Academia de Centroamérica, que según Caamaño: “Ellos están en el mercado de la educación superior, es la universidad LEAD University, (…) es una universidad corporativa (…) es como modelo de lo que deben ser las universidades”. También están las redes regionales de universidades: la UDUAL y el SUCA “el papel de estas redes es generar un marco ideológico para que nos convenzamos de que esa es la vía por la cual tenemos que ir, que es la vía de la corporatización de las universidades” (1) todos estos actores junto al gobierno de turno impulsan las medidas de ajuste.

Mientras tanto, en la Universidad de Costa Rica (UCR) los ajustes van más orientados al ataque de la Acción Social con el recorte de recursos, tal como indicó Caamaño: “te cortan acceso a poblaciones más lejanas, por ejemplo, si te toca una gira que son seis horas en carro ya no la podés hacer, entonces tenés que cortar TCU`s o proyectos de acción social o investigaciones”, afectando en mayor medida a las comunidades y las personas en interinazgo. En el caso de este sector trabajador universitario precarizado “se les está cortando la posibilidad de nombramientos en la U (…) como tus jornadas están divididas, a veces hasta en horas 1/6 de tiempo las personas tienen estrategias para ver como completan su jornada laboral”  y como no se reconocen las remuneraciones por sustituciones, estas tareas les corresponden a este sector y a esto se le suman los recientes recortes de presupuestos que implican el cierre de programas de acción social, entre otros.

Estas tendencias tienen sus bases ideológicas en el consenso neoliberal y el Plan Bolonia, el primero adoptado por las élites para imponer, entre otras cosas, liberalización financiera, venta de empresas públicas y la introducción de lógicas de mercado a las universidades.

El Plan Bolonia implementa políticas de internacionalización, según Caamaño, “lo que viene es a abrir mercados, entonces lo que hacen –la Unión Europea– es buscar, por ejemplo en América Latina a dónde pueden establecer intercambios, en esos intercambios, generalmente, quedan disímiles las reglas sobre las universidades europeas” sucede que el estudiantado europeo “viene con las mejores condiciones, con pago de todo y cuando se manda a los ticos la cosa no es tan igualitaria y van menos” (1), De esta manera se incorporan tendencias de internacionalización lo cual implica, entre otras cosas, la creación de sucursales universitarias siguiendo la lógica de las corporaciones, los cursos en línea, los ranking, entre otros.

Por otra parte, esta el proceso de capitalización de la educación, el cual se sustenta en colocar la educación como un producto, por ejemplo, a través de las patentes en investigación generando rentabilidad a través de las universidades.

Límites del Movimiento Estudiantil en el último periodo

Según explicó Caamaño, de forma más subjetiva, el estudiantado se ve permeado por “una personalidad neoliberal, en el sentido individualista, [donde] no vinculas eso con el dolor de los otros y las necesidades de los otros”. El problema de lo anterior gira en torno a la alienación, o sea la cosificación de las personas dependiendo de la posición que ocupan en la sociedad, una situación que se impone en el sistema capitalista.

En la coyuntura de discusión del TLC con Estados Unidos en el 2007 al gobierno de Óscar Arias se le filtró el “memorándum del miedo” el cual contenía la estrategia usada por Arias para debilitar la lucha contra este tratado. Como resultado de esto, según Caamaño: “empezaron a actuar directamente para romper el movimiento estudiantil” y lo debilitaron. Ahora, “tenes gente de otra generación que no está acostumbrada a ver un movimiento estudiantil fuerte, la parte del modelaje es importante.” (1). Lo cual provoca que el movimiento estudiantil no cuente con experiencias de lucha y movilización como las dadas en otros momentos.

Con la desmovilización posterior al TLC, desde la perspectiva de Caamaño, implica que “no hay como una continuidad, de pronto alguna generación de estudiantes hace algo impactante pero no logran pasárselo a las siguientes generaciones”. No hay acumulación de experiencias –a esto hay que sumarle el reinicio de la experiencia histórica de los sectores explotados y oprimidos.

Por su parte un proceso que explicó Caamaño fue el de pacificación del estudiantado por parte de la institucionalidad universitaria, colocando como enemigos a este sector y al trabajador: en la toma del 2015 por el FEES la administración puso al estudiantado como violento “la misma directora de la sede dice que los estudiantes están atacando a los empleados” (1) por “impedirles” ejercer su derecho al trabajo. Mientras que, el año pasado, la representación federativa ataca a la clase trabajadora para “defender” el FEES. Así, según relata: “Los discursos de defensa vienen con el ataque al personal docente” olvidando “cuantas personas son interinas y ganan salarios míseros, o bien si su salario viene bueno un semestre y al siguiente ya no, ya no existe, estos salarios inestables.” (1) en un operativo del: divide y vencerás.

En la actualidad, los desarrollos por la izquierda aún no toman la suficiente fuerza para enfrentar la tendencia a la derecha, y mientras esta correlación de fuerzas se mantenga todas las medidas antes mencionadas –que en su conjunto representan una contrarreforma universitaria en la medida que buscan retroceder y desmantelar los avances democráticos de antaño– la universidad está dirigida a convertirse, desde la perspectiva de Caamaño, en “una especie de fábrica hipertecnológica, con gente súper formada pero una fábrica al fin y al cabo.”  Proceso que se está agudizando en medio de las medidas de distanciamiento, por ejemplo, la virtualización tan forzada, el obligar a parte del personal a seguir trabajando o el desfinanciamiento que el gobierno pretende hacer escudándose en el faltante de recursos.

La concreción de una universidad empresa se ve en la Lead University, la cual como explica Caamaño, es “(…) una universidad para empresarios, para que la gente venga y compre, para que consuma”, al tomar la educación como una mercancía ofrece una variedad de cursos por y para el mercado, sin un contenido crítico. Otros ejemplos donde la educación es una mera mercancía son los modelos de Estados Unidos y Chile en los cuales los costos de los cursos son exorbitantes y el estudiantado debe recurrir a endeudarse –hasta de por vida– para pagar su carrera.

Ante lo expuesto anteriormente, resulta importante plantear la refundación del Movimiento Estudiantil para afrontar las medidas neoliberales impulsadas por el gobierno y organismos internacionales que ven en la educación un lucro y poco más. Es importante rescatar y fortalecer los mecanismos de acumulación de experiencias, como las corrientes estudiantiles tal como ¡Ya Basta! Lo cual se podría hacer, por ejemplo, mediante encuentros generales a la vez que se lograría fortalecer los vínculos entre el estudiantado y el sector trabajador. Además, resulta importante que la federación deje de responder a los intereses del gobierno como parte de la pacificación y se avoque a organizar las luchas. Por último, el Movimiento Estudiantil necesita retomar las calles y procesar experiencias de lucha que sean nutritivas para su fortalecimiento.


Notas:

1 Para este artículo se realizó una entrevista a profundidad a la investigadora Carmen Caamaño.

2 Rodríguez Abdón (2020). “Universidades públicas contarían con USD 98 millones menos en su presupuesto. https://www.ecuavisa.com/articulo/noticias/economia/596841-universidades-publicas-contarian-usd-98-millones-menos-su

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