La era de los gurúes: los tecno-optimistas

Las personas en una gran cantidad de industrias están siendo reemplazadas por mano de obra digital y a la pérdida de sus puestos de trabajo se agrega la dificultad para encontrar uno nuevo.

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Brynjolfsson y McAfee argumentan que “estamos al borde de una nueva revolución industrial, que tendrá tanto impacto en el mundo como la primera. El poder de la computación transformará todas las categorías de trabajo y, en particular, el impacto de los robots”.

¿Estamos entrando en una nueva revolución industrial como la de principios del siglo XIX, que dará al capitalismo una nueva oportunidad en el desarrollo de las fuerzas productivas, provocando una explosión de productividad, donde los robots cambiarán la configuración del mundo del trabajo, incluso si eso significa la pérdida de empleos para cientos de millones y el aumento de la desigualdad, de ingresos y riqueza? ¿O las nuevas “tecnologías disruptivas”, los robots y los algoritmos son sólo un espejismo que cambiará poco el aumento del crecimiento económico y la productividad, un “gran bluff” como dice Michel Husson, dada la desaceleración que vemos de la productividad en todo el mundo ya hace más de una década, y que se agita como un cuco para exhortar a la clase trabajadora a renunciar a todo proyecto de control de su destino?

¿O habrá, como futuro alternativo, “un mundo en el que los robots alimentados con energía solar, fabricados por robots y controlados por sistemas de inteligencia artificial, entreguen la mayoría de los bienes y servicios que respaldan el bienestar humano”, una “economía colaborativa”?

Como uno de los observadores más destacados de la nueva “revolución industrial”, Erik Brynjolfsson, profesor del Instituto de Tecnología de Massachusetts y coautor de “La segunda era de la máquina”, expresa: ”Nos estamos moviendo hacia un mundo en el que habrá enormes diferencias, más riqueza y mucho menos trabajo. (…) Creo que el mayor cambio inmediato será alejarse de (…) [permanecer] en una profesión o un trabajo durante toda su vida… Eso no debería ser algo malo, y nos avergüenzan si lo convertimos en algo malo“.

Brynjolfsson dice que hace 120 años comenzó la Segunda Revolución Industrial. Pero aunque las herramientas se habían inventado para que la producción en masa entrara en vigor, la productividad no aumentó durante otras tres décadas. ¿Por qué? Porque “aunque se reemplazaron las máquinas de vapor con motores eléctricos, no se rediseñaron radicalmente los sistemas y flujos de trabajo. Tomó una generación que las viejas formas fueran abandonadas y se establecieran nuevas normas. Entonces, la productividad se disparó”. Señala que la productividad se está desacoplando de los ingresos y el empleo. ”Estos problemas a veces se diagnostican erróneamente como el final de la innovación. Pero en realidad son dolores de crecimiento de lo que Andrew McAfee y yo llamamos la nueva era de la máquina”. Esta nueva era de la máquina se trataría de producción de ideas, en lugar de producción física. También sería única porque es mensurable, combinatoria (lo que significa que las innovaciones pueden mezclarse) y exponencial, lo que significa que avanza a un ritmo increíblemente rápido.

“Las implicaciones completas de la nueva era de la máquina tomarán al menos un siglo”, dice Brynjolfsson. Pero admite que, por ahora, los dolores de crecimiento son muy reales. Las personas en una gran cantidad de industrias están siendo reemplazadas por mano de obra digital y a la pérdida de sus puestos de trabajo se agrega la dificultad para encontrar uno nuevo.

Hablando de un asesor fiscal humano frente a TurboTax (un programa para liquidar impuestos) Brynjolfsson dice: “¿Cómo puede un trabajador calificado competir con un software de 39 dólares? No puede… La gente está corriendo contra la máquina, y muchos de ellos están perdiendo la carrera”. Andrew McAfee, coautor con su colega del MIT Brynjolfsson de The Second Machine Age, describe la posibilidad de una ”economía de ciencia ficción” en la que la proliferación de máquinas inteligentes elimina la necesidad de muchos trabajos. En su libro, ambos ofrecen una imagen inquietante de los posibles efectos de la automatización en el empleo: “A medida que las computadoras se vuelven más poderosas, las empresas tienen menos necesidad de algunos tipos de trabajadores. El progreso tecnológico va a dejar en el camino a algunos, tal vez incluso a muchos, mientras avanza. Como demostraremos, nunca ha habido un mejor momento para ser un trabajador con habilidades especiales o la educación adecuada, porque estas personas pueden usar la tecnología para crear y capturar valor. Sin embargo, nunca ha habido un peor tiempo para ser un trabajador con sólo habilidades y capacidades ‘ordinarias’ para ofrecer, porque computadoras, robots y otras tecnologías digitales están adquiriendo estas habilidades a un ritmo extraordinario”.

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