La creciente marea negra de Italia, una contrarrevolución rampante (segunda parte)

El peligro de que la nueva derecha nostálgica del fascismo esté a las puertas del poder.

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Traducción de Viento Sur

El cáliz de la muerte

La Lega de Umberto Bossi había conseguido desarticular la Democracia Cristiana, con dificultad en sus principales bastiones, ganando una base de apoyo duradero en la llamada zona blanca o zonas católicas y conservadoras de la península, donde el voto de la Democracia Cristiana era, hasta los años 80, un voto «a favor de la Iglesia y en contra del comunismo»[33]. En este sentido, desempeñó un papel clave en la consolidación de la constelación de derechas que surgió a principios de los años 90. Este es el mismo camino que tomaron Beppe Grillo y su movimiento. Después de todo, ¿no fue precisamente el partido de Umberto Bossi el que Gianroberto Casaleggio, mentor de Grillo y creador del blog BeppeGrillo.it en 2005, decidió emular? Esta vez, sin embargo, su terreno favorito fueron las llamadas zonas rojas, los antiguos bastiones del Partido Comunista, dislocando, desposeyendo y finalmente desechando lo que quedaba de los valores, la historia y la memoria de la izquierda, en particular la del antifascismo.

Así, Beppe Grillo eligió el 8 de septiembre de 2007 para lanzar su primer Día del Vaffanculo, una fecha con un alto valor simbólico en la historia italiana del siglo XX y en particular en la historia del fascismo. En efecto, el 8 de septiembre de 1943, el mariscal Pietro Badoglio anunció la firma del armisticio con los aliados. En esa fecha, el rey y el gobierno huyeron de la capital, dejando atrás a una población desorientada a merced de las tropas alemanas que habían entrado en el país tras la destitución de Benito Mussolini 45 días antes. «Tutti a casa» [todos a casa] parecía ser el confuso lema de aquel día, bien interpretado por la película homónima de Luigi Comencini. Este Día del Vaffanculo (V-Day) fue la culminación de los miles de Vaffanculo (¡Jódete!) que Grillo había gritado en todos los escenarios, grandes y pequeños, de Italia. Como el del teatro Smeraldo de Milán, donde en 1992 anunció el nacimiento de la gentocracia, invocando la toma del poder por el estado de ánimo del pueblo y su ira; un pueblo que «ya no tiene miedo de decir lo que piensa (…)»[34]. «La gente», sujeto singular en italiano, cuya declinación plural en español (el pueblo) traduce bien la idea de una entidad que se desintegra en una multitud «egoísta» de individuos[35]. El gentismo, pensado como la «evolución última de la antigua noción de pueblo», se refería al público indistinto e intercambiable, que en el lenguaje del futuro M5S se convertirá en «uno es uno», una horizontalidad que conduce precisamente a lo contrario de los objetivos declarados de la democracia directa, es decir, a la negación de lo colectivo mediante la fragmentación de las opiniones y al lugar que finalmente se deja a las amplias prerrogativas del líder.

Aunque las movilizaciones del Día V tuvieron lugar en más de 180 ciudades italianas, incluso fuera del país, fue en Bolonia, en el corazón de la llamada zona roja, donde Beppe Grillo decidió tomar la palabra, desafiando a la izquierda, o mejor, buscando borrar su memoria. Ante decenas de miles de personas, Beppe Grillo iba a decir a los políticos que se fueran a casa con un grito único: «Vaffa…» [Que te den…] a «la casta»: «italianos, ha llegado el 8 de septiembre, el día de nuestra derrota; este 8 de septiembre será el día de su derrota. El Día V, como el Día del Vaffanculo». Al hacer del 8 de septiembre, el día de la derrota de la guerra de Mussolini, el día de la derrota del público al que se dirigía, Beppe Grillo se reapropió de las relecturas revisionistas del fascismo italiano de los años noventa, incluido el concepto de «muerte de la nación», aplicado por el revisionismo precisamente al 8 de septiembre de 1943, que convirtió en ilegítimos los partidos surgidos de la Guerra de Resistencia.

En aquella ocasión, el cómico anunció que quería «recuperar el país» organizando un movimiento de los «burgueses» y los «conservadores»[36]. Un año más tarde, Beppe Grillo se apoderaría del 25 de abril, una referencia fuerte en la memoria de la Resistencia italiana, organizando nuevos mítines en más de 400 ciudades, al grito de «nosotros somos los verdaderos partisanos». Y fue en Turín, la ciudad insignia del movimiento obrero, el Petrogrado italiano, la ciudad de Antonio Gramsci y de los Consejos de Fábrica, el epicentro de la insurrección de 1917 y 1945, donde decidió hablar. Esta vez, fue para promover un referéndum sobre la supresión de la financiación pública de la prensa; un duro golpe, en particular, para los medios de comunicación no alineados, los de la izquierda radical, y un bienvenido impulso para los que, como Gianroberto Casaleggio, hacían su agosto en la Red.

Beppe Grillo ha tratado activamente de borrar la memoria de las luchas de los oprimidos confiscando el espacio de la izquierda, una izquierda que él define como mucho peor que la derecha, al tiempo que afirma no ser «ni de izquierdas ni de derechas, sino del lado de los ciudadanos»[37] El movimiento puesto en marcha entonces, que dos años más tarde se convertiría en el Movimiento 5 Estrellas (M5S), no se configuró como un movimiento que promoviera la conciencia de uno mismo, de los demás y del grupo formado con otros a través de batallas libradas colectivamente. Porque durante los Días V, el centro no era la plaza «lugar de protesta y conflicto», sino Beppe Grillo, y en Bolonia, como en Turín y otras ciudades italianas, no se reunían manifestantes, sino espectadores. La participación se limitó al «Vaffa…» repetido a coro acompañado de los gestos de una multitud que, en lugar del puño levantado, símbolo de las luchas colectivas por la emancipación humana, levantó el dedo corazón. Una insoportable burla para esta idea, que estuvo en el corazón de las movilizaciones de los años 1968, cantado en 1972 por Giorgio Gaber: «La libertad, no es quedarse en un árbol, no es tampoco el vuelo de una mosca, la libertad no es un espacio vacío, la libertad es la participación»[38].

El Vaffa funcionó como un conector que buscaba tanto despertar la emoción como jugar con un conjunto de sentimientos confusos, un vínculo tangible entre elementos diversos, del mismo modo que el gráfico de la V de MoVimento, tomado de la película de James McTeigue, V de Vendetta, con su carácter cultural compuesto, o la «valentía» del M5S al elegir el color amarillo, un color «cuidadosamente evitado en el mundo político» porque es el de «la mentira, la hipocresía, la traición»[39]. Con la crisis de 2008, Grillo se convirtió en el portavoz de una nueva forma de organización política, «ligera y poderosa»[40], un movimiento que combinaba la energía de la Web para movilizarse, comparable con los partidos políticos de los años dorados del capitalismo, y el canal de difusión de la pequeña pantalla, un instrumento favorecido por Silvio Berlusconi y en el que debutó Grillo. La web fue la carta mayor de este dispositivo[41]. En 2009, el blog BeppeGrillo.it fue clasificado como el séptimo entre los veinticinco más populares del mundo por la revista Forbes y, en el mismo periodo, estuvo entre los diez más influyentes del planeta según The Guardian. En aquella época, el 53% de los hogares italianos tenía acceso a Internet (frente al 66% a nivel europeo), un índice que no haría más que aumentar con el tiempo hasta alcanzar el 84% diez años después. El éxito del blog y su seguimiento estaban relacionados con la monopolización casi total de los canales de televisión por parte de Silvio Berlusconi, que estaba en el gobierno en ese momento. El blog pretendía ser «una alternativa a la información clásica«[42] «Beppe hace un verdadero trabajo periodístico de síntesis», dijo uno de sus seguidores, «sería muy cansado ir a buscar toda la información que nos ofrece»[43].

El blog se convirtió en el vector de lo que Robert Proctor llamó una «ignorancia culturalmente producida», utilizando la duda como arma privilegiada de su «agnotología», es decir, de su agnosticismo, y de la construcción de realidades paralelas[44]. Grillo afirmó, por ejemplo, que el SIDA era el «mayor intoxicante del siglo» o que las campañas de prevención del cáncer eran peligrosas. En 2019, llegó a anunciar su participación en el congreso de los que creen que la Tierra es plana[45]. El blog se valía de fakes (usuarios con identidades falsas que dirigían la discusión), trolls (usuarios que intervenían para provocar a los interlocutores) e influencers (usuarios que influían en los demás)»[46]. Una práctica adoptada por grupos del M5S o cercanos a él, algunos de los cuales promovieron campañas de linchamiento mediático y amenazas. El blog de Grillo también difundió los temas queridos por los Verdes, en la ola de la gran movilización contra la privatización del agua, «poniendo las cuestiones medioambientales en el centro de la acusación contra las empresas capitalistas», al tiempo que daba a conocer, por ejemplo, el uso de Biowashball, una bola producida en Suiza que supuestamente haría superfluos los detergentes[47].

Rápidamente, los periodistas, todos los periodistas, se convirtieron en objeto de invectivas, llegando a prohibirles la entrada a las reuniones del movimiento, incluida la de la Plaza de San Juan en Roma, al final de la gira del tsunami para las elecciones nacionales de febrero de 2013. En 2017, Beppe Grillo llegó a pedir la creación de un jurado popular contra los periódicos y los telediarios que publican noticias falsas, en un país que en ese momento ocupaba el puesto 77 en cuanto a libertad de prensa[48].

Rechazando la división izquierda-derecha, al igual que Umberto Bossi antes que él, Beppe Grillo fue capaz de constituir una especie de atractivo para una franja creciente de la población. Inicialmente se apoyó en la amplia oposición a Berlusconi, captando, reordenando, desarticulando y vaciando un vocabulario propio de la izquierda, atrayendo hacia él a algunas de las principales figuras de sus intelectuales (Erri de Luca, Dario Fo…), y luego ampliando su base de masas, aprovechando la descomposición del campo político italiano y la succión de sangre del berlusconismo, «una forma de destrucción de la democracia sin precedentes»[49]. «Hemos conseguido», dijo Beppe Grillo durante el mitin de clausura de las elecciones nacionales de marzo de 2018, «acelerar y aniquilar a todos los partidos, que se han disuelto en una especie de superficie nauseabunda […] el único partido real que existe hoy en Italia es el nuestro». Partidos que describió como «zombis», «muertos vivientes» y «ataúdes andantes», a los que el M5S iba a convertir, según Gianroberto Casaleggio, en «el hongo venenoso amanita phalloides».

Llega el invierno

El M5S llevaba mucho tiempo cociéndose en las entrañas del país, como demuestran sus rápidas victorias electorales, insertándose en los territorios y organizándose a nivel local. Hunde sus raíces en las profundidades del subsuelo italiano, en el «sovversivismo» sobre el que escribió Antonio Gramsci, «el carácter ‘subversivo’ [sovversivismo] de estas capas tiene dos caras: una girada hacia la izquierda, la otra hacia la derecha, pero la figura de la izquierda es sólo una finta; siempre van hacia la derecha en los momentos decisivos y su valor desesperado siempre prefiere tener a los carabinieri como aliados». Y, efectivamente, la derecha y la extrema derecha (la Lega, la Casapound, la extrema derecha del sur) aparecieron como la orilla a la que esta ideología de la no-ideología se había adherido de forma duradera, mientras alimentaba activamente el señuelo de una formación de izquierda alternativa. Así, el M5S se presentaba en ocasiones como un baluarte contra la extrema derecha. El 10 de julio de 2013, tras ser recibido por el presidente de la República Giorgio Napolitano, Beppe Grillo también lo hizo saber a su manera: «(…) Fui a los territorios, y estoy enfadado porque he recogido el enfado de los que he conocido. (…) Siempre intento moderar los espíritus, se lo dije al presidente de la República, lo que digo es algo que experimenté (…); hay que moderar los espíritus, los espíritus de la gente que quiere armarse con pistolas, con palos y que dicen que la revolución se hace sólo así y yo les digo, calma, intentemos de nuevo con los métodos democráticos (…). «[50]. Pero detrás de la invocada revolución, estaba la eversión y el eco lejano de las «pistolas de Bérgamo» que la Lega Nord agitaba en los años 90 con la misma retórica de un Umberto Bossi que entonces también decía dominar los ardores de la base[51]. El M5S participó también en la cultura común de la derecha basada en el «culto al líder, la desarticulación de las organizaciones intermedias y un eclecticismo ideológico» que el historiador Paul Ginsborg denominó en su día como una mezcla de elementos carismáticos, plebiscitarios y tradicionalistas.

El M5S demostró ser experto en «interceptar e interpretar todo tipo de protestas y malestares» y mantenerlos unidos. Se presentaba como un megáfono que daba fuerza y voz al sentimiento (o resentimiento), al enfado de una población que, desde hace más de treinta años, sufre tanto las consecuencias de las crisis económicas, sociales y políticas que vive toda Europa como el inversismo (inversión radical de valores) al que ha conducido la gran revisión cultural del berlusconismo y la derecha plural. Un inversismo que puede verse, por ejemplo, en el posicionamiento de los portavoces del M5S sobre el fascismo: «una ideología del pasado», según Beppe Grillo, que se limitó a decir que no es fascista; Luigi di Maio afirmó que, dentro del M5S, «hay quien se refiere a [Enrico] Berlinguer [dirigente comunista italiano de los años 80], al Partido Demócrata Cristiano o a Almirante». Defendió que «las categorías de fascismo y antifascismo sólo se utilizaron para instrumentalizar [los debates], porque nadie merece ser demonizado, y es posible que se cometieran errores en ambos bandos, pero también que se tomaran decisiones de buena fe». Otro joven dirigente de la época, Alessandro di Battista, anunció sentenciosamente que «es más importante ser honesto que antifascista». Una postura que coincide con la de una parte creciente de la población. Beppe Grillo abrió un diálogo con el movimiento neofascista CasaPound, o al menos con sus activistas, y atrajo hacia él a hombres socializados en el Movimiento Social Italiano, como Luigi di Maio y Alessandro Di Battista, ambos hijos de militantes del MSI. El padre del actual ministro de Asuntos Exteriores, ahora fuera del M5S, admitió con orgullo haber trabajado con Giorgio Almirante y Gianfranco Fini y dijo haber encontrado en el M5S los «valores de la vieja derecha»[52].

La retórica utilizada por Beppe Grillo, amparada en el humor, es la de la extrema derecha. El desplazamiento de la base electoral del movimiento hacia las posiciones de la Lega, en diálogo con las orientaciones generales del M5S encarnadas por Beppe Grillo, parece confirmarlo. En 2008, ¿no declaró: «No soy un político… sólo podría hacerlo en una pequeña dictadura donde tuviera la posibilidad de utilizar un estadio para poner a las 80.000-100.000 personas que hacen daño a Italia»?. Y en 2013, después de las elecciones de febrero, ¿no dijo: «Que los que no quieran adherirse a nuestras reglas lo digan inmediatamente. Entonces podremos apedrearlos»)[53].En enero de 2017, cuando la extrema derecha europea, reactivada por la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, se reunió en Coblenza y anunció «el amanecer de un Nuevo Mundo» (Marine Le Pen) y el sueño de una «nueva Europa» (Geert Wilders) hegemonizada por sus partidos, Beppe Grillo anunció en el Journal du Dimanche francés «La política internacional necesita estadistas fuertes como ellos [Vladimir Putin y Donald Trump]. Los veo como un beneficio para la humanidad»[54] La web de Alt-right de Steve Bannon, Breitbart, seguro que acogió estas palabras. Entre 2012 y 2016, la propensión de los votantes del M5S a votar a la derecha aumentó gradualmente. Así, según Delia Baldassari y Paolo Segatti, en las encuestas a pie de urna de marzo de 2018, el partido preferido de los votantes del M5S después del suyo propio era el de Matteo Salvini[55].

Los repetidos ataques de Beppe Grillo a la «izquierda santurrona y angelical» (buonista) en lo que respecta a la política de inmigración o al antirracismo fueron sólo una de las declinaciones de un nuevo sincretismo que mezclaba indistintamente la lucha contra los inmigrantes y la lucha contra la corrupción y las mafias («el inmigrante ilegal es útil», escribió, «a la criminalidad». )[56]. Grillo y su M5S se convirtieron en los abanderados de la lucha contra una invasión extranjera inexistente, que supuestamente ponía en peligro la seguridad y los salarios de los italianos, montando el caballo de Troya racista sin dudarlo. El gentismo que Grillo ha defendido desde los lejanos años 90 se refería a un pueblo étnico, como señaló muy hábilmente uno de los líderes de Podemos, Íñigo Errejón[57], y los votantes del M5S no se equivocaron. Considera el hecho de que entre los que votaron al M5S, la mayoría creía que «la inmigración es una amenaza para la identidad cultural italiana»[58]. ¿No dijo Grillo que los gitanos eran una «bomba de relojería» y añadió que «antes de que las fronteras de la Patria fueran sagradas, los políticos las profanaron»? La Nación, Italia, la defensa de la Patria y de los italianos frente a los emigrantes, los poderes ocultos o Europa, han estado en la agenda desde la estructuración del movimiento y esta retórica no ha cambiado desde entonces, como mucho ha sufrido adaptaciones tácticas.

El gobierno del M5S-Lega de junio de 2018 a agosto de 2019 así lo atestigua. Un gobierno que el sociólogo Domenico Masi definió como el más derechista de la historia de la Italia republicana, que el analista Ezio Mauro calificó de «derecha realizada» y que el periodista Claudio Tito describió como «laboratorio práctico de una nueva derecha» basada en un «nuevo bloque social»[59]. Este ejecutivo aprobó una serie de medidas, entre ellas la renta de ciudadanía, hoy el buque insignia social del M5S, que es atacado desde todos los frentes, pero que en realidad es un workfare, que pone a trabajar a los más precarios con la prohibición de rechazar más de tres empleos ofrecidos en dos años; empleos que podían encontrarse en un radio de 100 km para el primero, 250 para el segundo y en todo el país para el tercero. El ingreso de la ciudadanía se restringió además a los italianos y a los inmigrantes con permiso de residencia de larga duración que hayan vivido en Italia durante más de diez años, dejando al margen a todos los que llegaron a Italia después de 2012, en un momento en el que el número de inmigrantes en Italia ha aumentado más del 43% en comparación con 2008, y que constituyen el segmento más vulnerable, precario y pobre de la población[60].

El mismo gobierno aprobó el «Decreto sobre Seguridad e Inmigración», definido hoy como un error por Giuseppe Conte, el nuevo líder del M5S y, sin embargo, presidente del Consejo en aquel momento, una de las disposiciones más autoritarias y reaccionarias de toda la historia de la Italia republicana, modificada en 2020. Preveía la supresión del permiso de residencia por razones humanitarias, la duplicación del número de días de internamiento en los centros administrativos creados a tal efecto (Centro de Retorno Permanente -Cpr-), la imposibilidad de que los solicitantes de asilo se inscribieran en el registro civil y, por tanto, tuvieran acceso al derecho de residencia. En materia de seguridad, el decreto autorizó el uso de pistolas eléctricas en los municipios de más de 100.000 habitantes y penas más severas, de hasta dos años de cárcel, para quienes promuevan la ocupación de terrenos o edificios. El gobierno dirigido por Matteo Salvini y Luigi di Maio ha hecho de la lucha contra los pobres y los inmigrantes su prioridad política. Mientras la violencia por motivos raciales ha seguido aumentando en toda la península (un aumento que Luigi di Maio ha negado a voz en grito), el gobierno de la Lega-M5S optó por criminalizar la solidaridad y facilitar la posesión legal de armas de fuego, incluidos los Kalashnikov.

Este experimento gubernamental duró 14 meses. En agosto de 2019, Matteo Salvini abrió una crisis en el seno del gobierno pidiendo elecciones inmediatas; asustados por esta perspectiva tras la victoria de la Lega en las elecciones europeas de mayo, el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático establecieron una nueva alianza, encabezada por… el mismo Giuseppe Conte. Además, no había ninguna diferencia de naturaleza con las políticas neoliberales aplicadas hasta entonces por el PD y la derecha aliada con la extrema derecha, sólo un grado de diferencia en cuanto a la precariedad laboral y las restricciones a la inmigración. La constitución del gobierno M5S-PD en septiembre de 2019 y el apoyo del M5S al gobierno presidido por Mario Draghi en febrero de 2021, en plena crisis sanitaria, es la confirmación magistral de ello.

El sociólogo francés Éric Fassin propuso interpretar lo que llamó el «momento populista» no como una reacción al neoliberalismo, sino como una forma de garantizar su éxito popular[61]. El M5S fue un producto del neoliberalismo, pero también de la subjetividad neoliberal interiorizada que implica su práctica. «Usuarios» que hicieron valer su «capital humano» individual a través de una «autocomunicación masiva» digitalizada que parece poder prescindir de las mediaciones tradicionales, al tiempo que difumina la asimetría de los actores[62]. Donde la Web y sus herramientas no se consideraban como medios para alcanzar una democracia directa digital que debía construirse y pensarse en función de las potencialidades que efectivamente abría Internet, sino como una forma política ya consumada. Esta tecno-utopía se basaba en los condicionantes económicos y culturales de un neoliberalismo integrado por la subjetividad de los sujetos, donde la horizontalidad y la participación reivindicada entran en contradicción con la necesaria centralización extrema de un movimiento compuesto, so pena de implosión, como parecen mostrar las últimas salidas del movimiento y las vertiginosas pérdidas en la intención de voto al M5S[63].

El eslogan «ni de derechas ni de izquierdas» el relación al M5S ha funcionado como un mantra que ha impedido una reflexión seria sobre este fenómeno político sin precedentes que ha servido de correa de transmisión del léxico político de la ultraderecha. Grillo y su M5S han jugado con lo que Wendy Brown llama «resentimiento de clase sin conciencia de clase»[64]. Este resentimiento retroalimenta las modalidades de acción y el discurso del M5S, que ha desdibujado los mecanismos que reproducen, intensifican y despolitizan las desigualdades, y así ha eliminado la capacidad de reacción. Grillo y su M5S han defendido la desaparición de las instancias que existían antes para combatir las formas de odio, humillación y subordinación a las que se enfrentan los oprimidos, sin proponer otras. Utilizando un novolenguaje calcado del npov (punto de vista neutro) wikipedista, vaciando las palabras de su contenido, inventando otras, invirtiendo u «obliterando su significado (…) impidiendo pensar en términos diferentes» y minimizando los ataques a los subalternos (los recortes de austeridad se limitan en el lenguaje de Grillo a frattaglie, despojos), reduciendo a la nada toda posibilidad de elevar el nivel de conciencia de clase, que es la única forma de contrarrestarlos[65]. En esta perspectiva, el M5S sería una derecha (post)moderna que proviene de la guerra contra las élites, de la polémica permanente contra el Estado, del rechazo de lo políticamente correcto[66].

No sólo el M5S y sus líderes agitaron significantes que ahora están vacíos (democracia directa, libertad… ), sino también lo que el historiador Furio Jesi, inspirado en Oswald Spengler, denominó «ideas sin palabras» propias de la cultura de la derecha, o para ser más precisos, «palabras espiritualizadas» «que pretenden poder decir realmente y por tanto decir y al mismo tiempo ocultar en la esfera secreta del símbolo»; términos que se supone que ocultan un secreto compartido, pero que no necesitan ser explicados y que, mediante su uso, se convierten en un vector de ideas sin palabras y fundan así la solidez presente y futura de la comunidad a la que pretenden dirigirse[67]. El voto al M5S no tenía «raíces sociales», sino que fue llevado por «ideas sin palabras». Era una base que se acerca a lo que Luigi Salvatorelli, un liberal antifascista, llamó en 1922, el quinto Estado, indicando una nueva categoría que «no coincide con el proletariado social y políticamente definido», el alimento de una nueva forma de revuelta que busca salidas.[68]

El M5S podría identificarse con un catalizador químico. Beppe Grillo defendió el carácter biodegradable de su movimiento, indicando que podría convertirse en una simple molécula que podría ser utilizada por la nueva política que habría contribuido a crear al producir la descomposición de la vieja[69].

El eterno retorno del fascismo

Estas últimas semanas no es raro ver referencias a un discurso pronunciado por Umberto Eco en la Universidad de Columbia el 25 de abril de 1995. Titulado «El eterno fascismo», fue pronunciado tras el atentado derechista que asoló Oklahoma City, dejando varios cientos de heridos y decenas de muertos. Al reflexionar de nuevo sobre la persistencia del fascismo, sus formas y su evolución a lo largo del tiempo, parecía, más allá de la celebración del quincuagésimo aniversario de la liberación de Italia, una necesidad urgente. El texto hacía hincapié en los riesgos todavía muy reales que el (re)nacimiento del fascismo suponía para el mundo: «Sería mucho más fácil, para nosotros -escribió Umberto Eco-, si apareciera en la escena mundial alguien que dijera: ‘Quiero reabrir Auschwitz, quiero que los Camisas Negras vuelvan a desfilar por las plazas italianas’. La vida no es tan sencilla. El fascismo [el fascismo eterno] puede aparecer bajo el más inocente de los disfraces. Nuestro deber es descubrirlo y señalar con el dedo cualquiera de sus nuevas instancias, todos los días, en todas las partes del mundo»[70]. Esta misma conferencia se volvió a publicar pocos meses antes de las elecciones de marzo de 2018, cuando la amenazante presencia de Matteo Salvini en las filas de la coalición de derechas reactivó el temor a un retorno del fascismo. Giorgia Meloni y su partido parecen estar cerrando ahora el ciclo de esta contrarrevolución rampante iniciada hace unos 30 años y en cuya aceleración política y cultural el M5S desempeñó un papel crucial. Mientras tanto, Italia ha estado a la cabeza de una crisis sanitaria mundial, consus decenas de miles de muertos; una Italia desangrada, políticamente inestable y socialmente desgarrada. Una de las economías más frágiles de la Eurozona, golpeada en el corazón, donde las medidas de contención han generado una recesión global, sin precedentes en su magnitud y extensión histórica.

¿Fascista? Son muchos los términos que se utilizan para describir a la derecha que se enfrenta hoy a las puertas del poder, hipnotizando el debate público, buscando palabras «para designar a la familia de demagogos peligrosos»[71]. Su propia sobreabundancia remite a la dificultad de determinar sus nuevos contornos: fascista o postfascista, para señalar la continuidad en su transformación; populista, para marcar la novedad de un fenómeno nacido en la segunda parte del siglo XX, designando (o no) un vínculo de continuidad con el fascismo del periodo de entreguerras[72]. No hay duda de que el FdI es el verdadero, independientemente de lo que haya pensado la prensa internacional tras la publicación de un vídeo en tres idiomas en el que Giorgia Meloni habría abjurado del fascismo, pero en el que, sin embargo, abordaba el problema de la herencia del fascismo en una sola frase y se dirigía principalmente al antifascismo, al comunismo y a la izquierda. Y, sin embargo, quienes agitan el peligro del fascismo hoy no son escuchados por la mayoría de los italianos, porque se ha utilizado con demasiada frecuencia para empujar a la población a votar por el mal menor, incluso tapándose la nariz, según la fórmula utilizada por Matteo Renzi durante la campaña electoral de 2018. Los antifascistas, que pensaban que llamar fascista a cualquiera (Bossi, Salvini, Berlusconi, el propio Grillo, etc.) era suficiente para descalificarlo ante el electorado, han cometido graves errores. Al mismo tiempo que no captaron las nuevas dimensiones del fascismo y la necesidad de combatirlas como tales. Pero también porque la destrucción del pasado, es decir, de los lazos que unen a los contemporáneos con las generaciones anteriores se ha producido aquí, más que en otros lugares, con especial diligencia en los últimos treinta años.

Un país que recientemente ha visto amenazado a un periodista del diario La Stampa por un reportaje dedicado a la nostalgia del fascismo. Un país en el que el 9 de octubre de 2021, la sede nacional del mayor sindicato italiano fue atacada y devastada por los llamados grupos No Vax. Un país en el que un diario como Il Giornale pudo distribuir Mein Kampf en la traducción italiana de 1938 como regalo a sus lectores[73]. Un país que durante décadas ha criminalizado al antifascismo, ese eterno «alborotador» de un orden político y social represivo, señalado como el único «peligro real para la democracia italiana». Ernesto Galli della Loggia, editorialista del diario Corriere della Sera, que a menudo comienza sus editoriales con «los que han leído algunos libros», lo que se supone que le da una legitimidad incuestionable, resume esta posición política en una frase: «Si el fascismo es la violencia, la ilegalidad y la supresión de la libertad, su antítesis no es el antifascismo, sino la democracia»[74]. Y, sin embargo, «donde se han roto los diques del antifascismo, se extiende el odio racial»[75]. El 3 de febrero de 2018 en Macerata (Las Marcas), Luca Traini, antiguo candidato fracasado de la Lega y antiguo miembro del servicio de orden de su líder, disparó a seis personas del África subsahariana; cuando, dos horas después, la policía lo detuvo, Luca Traini, envuelto en la bandera italiana, gritó: «¡Viva Italia!» mientras hacía el saludo fascista. Tras este ataque, todo el mundo, desde el FDI hasta el DP, acusó a los inmigrantes de ser los responsables de esta violencia.

«Italia es un país circular», escribió Pier Paolo Pasolini en sus escritos corsarios, «como el Leopardo de Lampedusa, en el que todo cambia para seguir siendo como antes», porque, siguió diciendo, «es un país sin memoria que, si se preocupara por su historia», sabría que «los regímenes son portadores de antiguos venenos, de metástasis invencibles»[76]. Este país sumido en una multicrisis: económica, política, social, ecológica y moral, que se suma y combina, parece vivir el momento del retorno de uno de esos interregnos en los que «surgen los más variados fenómenos morbosos» (Gramsci). Sobre todo, porque ha olvidado el sentido de la historia, de los oprimidos y de sus luchas, porque se hunde en una ignorancia producida culturalmente desde hace décadas y porque parece haber agotado toda forma de discernimiento. La irracionalidad del capitalismo ha terminado por socavar sus formaciones tradicionales; los principios democráticos elementales se erosionan y la huida de la libertad (Erich Fromm) parece imponerse. La escisión del ser social se enmascara entonces con la apelación al pueblo contra los poderosos, tendiendo a neutralizar la capacidad de tomar conciencia de uno mismo, de los otros y de las múltiples dimensiones colectivas de nuestra humanidad, y a rechazar los fenómenos de contestación en un universo prepolítico a la manera de lo que Gramsci definió como apolitismo, que se expresa en «frases de rebeldía [ribellismo], de subversivismo [sovversivismo], de antiestatismo primitivo y elemental»[77]. Algo así como el «fascismo tardío» señalado por el filósofo Alberto Toscano[78]. [78] Sea cual sea el resultado de las próximas elecciones, está en marcha un cambio de época. Italia año cero…

12/09/2022

Stefanie Prezioso, profesora de historia contemporánea europea en la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad de Lausana (Suiza). Es autora de numerosas publicaciones sobre la historia contemporánea italiana, la Primera Guerra Mundial y los problemas relacionados con el uso público de la historia.

https://newpol.org/on-the-eve-of-national-elections-looking-backward-italys-rising-black-tide-a-creeping-counter-revolution/


Notas

[33] Martina Avanza, Les » Pure et durs de Padanie «. Ethnographie du militantisme nationaliste de la Ligue du Nord (Italie), tesis doctoral, Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, París, diciembre de 2007.

[34] Camillo Arcuri, «Voglio un pubblico col cartellino», Corriere della Sera, 13/02/1992.

[35] Dany-Robert Dufour, «Vivre en troupeau en se pensant libres», Le Monde diplomatique, nº 646, enero de 2008.

[36] Giuliano Santoro, Breaking Beppe.

[37] «Questa sinistra peggio della destra», La Stampa, 10/09/2007.

[38] Canción del álbum Dialogo tra un impegnato e uno non so (1972).

[39] Catherine Calvet, «Michel Pastoureau : ‘Le jaune est la couleur des trompeurs mais aussi des trompés’», Libération, 5/12/2018.

[40] Paolo Gerbaudo, Il Partito piattaforma. La trasformazione dell’era politica nell’era digitale, Milán, Feltrinelli, 2018.

[41] John Hooper, «Italy’s web guru tastes power as new political movement goes viral», The Guardian, 3/01/2013.

[42] Eurostat, «Hogares: nivel de acceso a Internet», 31 de enero de 2019 (https://ec.europa.eu/eurostat/web/digital-economy-and-society/data/database).

[43] Federica de Maria, Edoardo Fleischner, Emilio Targia, Chi ha paura di Beppe Grillo, Milán, Selene, 2008, p. 38.

[44] Robert Proctor, Londa Schiebinger (eds.), Agnotología. The Making and Unmaking of Ignorance, Standford University Press, 2008.

[45] Francesco Merlo, «C’era una volta Beppe Grillo», La Repubblica, 1/01/2019.

[46] Carlo Vulpio, «La Rete è un trucco», Corriere della Sera, 1/07/2012.

[47] Nadia Urbinati, «Mobilisations en réseaux, activisme numérique : les nouvelles attentes participatives», Esprit, N°8, agosto-septiembre de 2013, p. 89.

[48] Clasificación de Reporteros sin Fronteras para el año 2016 (rsf.org).

[49] Paolo Flores d’Arcais, «Fascismo y berlusconismo», Le Débat, N°164, 2011, p. 10.

[50] «Beppe Grillo al Quirinale: conferenza stampa, 10/07/2013» (www.youtube.com); véase también Rinaldo Vignati, «Dai comuni al Parlamento: il Movimento entra nelle istituzioni», en Piergiorgio Corbetta (ed.), M5S. Cómo cambia el partido de Grillo.

[51] Stefano Marroni, «Avevo 300 mila ribelli», La Repubblica, 30/08/1994.

[52] Corriere della Sera, 13/02/2018.

[53] Giuliano Santoro, Breaking Beppe.

[54] «Beppe Grillo: «Le bilan de l’Europe est un échec total» «, Journal du Dimanche, 22/01/2017.

[55] Delia Baldassari, Paolo Segatti, «Ancora Sinistra-Destra», en Itanes, Vox populi. Il voto ad alta voce del 2018, Bolonia, Il Mulino, 2018

[56] Beppe Grillo, «Un clandestino è per sempre», beppegrillo.it, 1/05/2011

[57] Ludovic Lamant, » Errejón : «Le plus grand perdant des élections italiennes c’est Bruxelles» «, Mediapart, 12/03/2018.

[58] Luca Comodo, Mattia Forni, «Gli elettori del Movimento: atteggiamenti e opinioni», en Piergiorgio Corbetta (ed.), M5S. Come cambia il partito di Grillo, Bolonia, il Mulino, 2017

[59] Ezio Mauro, «La destra realizzata», La Repubblica, 3/06/2018; Marco Travaglio, «Senza parole», Il Fatto Quotidiano, 5/06/2018; Claudio Tito, «La alleanza giallo-verde e la nuova destra al potere«, La Repubblica, 31/05/2018.

[60] Ufficio centrale di statistica, «Dati statistici sull’immigrazione in Italia dal 2008 al 2013 e aggiornamento al 2014», Ministero dell’Interno, Dipartimento per le politiche del personale dell’amministrazione civile e per le politiche del personale, 2014 (http://ucs.interno.gov.it/files/allegatipag/1263/immigrazione_in_italia.pdf).

[61] Eric Fassin, Populisme, le grand ressentiment, París, Textuel, 2017.

[62] Manuel Castells, Communication et pouvoir, París, Éditions des Sciences de l’Homme, 2013 (ebook 2017).

[63] Gianluca Passarelli, Filippo Tronconi, Dario Tuorto, «Chi dice organizzazione, dice oligarchia», en Piergiorgio Corbetta (ed.), M5S. Come cambia il partito di Grillo.

[64] Wendy Brown, Wendy Brown, Défaire le Démos. Le néolibéralisme, une révolution furtive, París, Amsterdam, 2018 ; Owen Jones, The Demonization of the Working Classe, Londres, Verso, 2011.

[65] Beppe Grillo, «Tagli, ritagli e frattaglie», beppegrillo.it, 1/05/2012.

[66] Ezio Mauro, «L’anno zero della politica», La Repubblica, 10/05/2018.

[67] Furio Jesi, Cultura di destra, Milán, Figure nottetempo, 2011 (1979) (ebook).

[68] Luigi Salvatorelli, «La vittoria del Quinto Stato», La Stampa, 1/11/1922; en Id., Nazionalfascismo, Turín, Einaudi, 1977 [1923

[69] Entrevista a Beppe Grillo por Iann Bremmer, US GZeroWorld, 27/07/2018 (https://www.youtube.com/watch?v=PLLGpCqsyKg); Annalisa Cuzzocrea, «M5S, Grillo avverte Di Maio «Guai a diventare un partito», la Repubblica, 3 de marzo de 2018.

[70] Umberto Eco, ”Ur-Fascism. Freedom and Liberation are an unending task”, New York Review of Books, 22/06/1995.

[71] Maurie Agulhon, » Le peuple à l’inconditionnel «, Vingtième siècle. Revue d’histoire, N°56, 1997, p. 225.

[72] Federico Finchelstein, “Returning Populism to History», Constellations, No. 4, 2014.

[73] Simonetta Fiori, «Bocciatura degli storici: Iniziativa inopportuna fanno solo marketing», La Repubblica, 12/06/2016.

[74] Ernesto Galli della Loggia, «I violenti e le parole ambigue», Corriere della Sera, 24/02/2018.

[75] Alessandro Portelli, «Aperta la diga dell’antifascismo, dilaga l’odio razziale», Il Manifesto, 6/02/2018.

[76] Pier Paolo Pasolini, Scritti corsari, Milán, Garzanti, 1975, p. 87.

[77] A. Gramsci, Quaderni del carcere, edizione critica dell’Istituto Gramsci a cura di V. Gerratana, Torino, Einaudi, 1975, pp. 2108-2109.

[78] Alberto Toscano, “Notes on Late Fascism,” Historical Materialism, April 2, 2017; Jairus Banaji, “Trajectories of Fascism: Extreme-Right Movements in India and Elsewhere,” The Fifth Walter Sisulu Memorial Lecture, Jamia Millia Islamia, New Delhi, March 18, 2013; David Riesman, The Lonely Crowd : a study of the changing of American Character, New York, Garden city, 1953 (French translation: La foule solitaire, anatomie de la société moderne, Paris, Arthaud, 1965); Dany-Robert Dufour, “Vivre en troupeau en se pensant libre”, Le Monde diplomatique, January 2008.

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