
El pasado 12 de setiembre el departamento de Religión del Liceo Vicente Lachner Sandoval en Cartago envió una circular a las y los estudiantes de noveno, decimo y undécimo a participar en la proyección de la película Sound of Freedom. Según el documento “el material visual fue revisado y analizado previamente”.
Esta película estadounidense dice basarse en acontecimientos reales (diferentes fuentes han demostrado que hay muchas situaciones falsas o muy exageradas) del exagente federal Tim Ballard, miembro de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional, una dependencia del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas. Esta es la agencia celebre por encerar en jaulas a migrantes, mantener centros de detención (aka cárceles extrajudiciales), separar familias y aplicar las políticas xenofóbicas del gobierno estadounidense.
La trama gira en torno a este supuesto salvador solitario que rescata de la trata a menores de edad latinoamericanos que están retenidos por mafias y carteles de drogas. Este es el argumento que sus productores venden: es una película que denuncia el trafico de menores. Formalmente la cinta simplemente cuenta esta historia, pero, como toda obra, se debe leer entre líneas y considerar su contexto, en este caso se inscribe en la intención de posicionarse como un “fenómeno social” de la ultraderecha conservadora en su llamada “batalla cultural” contra la “ideología de género” y el comunismo, es decir, una cruzada contra la diversidad y los derechos que distintos sectores han logrado luchando.
La película parte de una “cultura conspiranoide” impulsada por la mas rancia derecha estadounidense que liga a la derecha liberal (es decir, los demócratas en ese país) y a la “izquierda come niños” con la pedofilia y el tráfico de menores. Este es el mismo movimiento que se inventó el Pizzagate (una supuesta red de abuso infantil con base en una pizzería en Washington que involucraba a Hillary Clinton) y que sigue ciegamente los mensajes proféticos de QAnon (una figura anónima ligada a Donald Trump). Son los mismos grupos que impulsaron la toma golpista del Capitolio en 2021.
El protagonista, Jim Caviezel, cita frecuentemente a QAnon y sus teorías conspiranoicas en sus entrevistas y redes sociales, además está ligado a grupos trumpistas. Por su parte, la distribuidora de la película, Angel Studios, se centra en material cristiano y conservador como la serie The Chosen. Su productor, el mexicano conservador ultracatólico Eduardo Verástegui, es reconocido por contar entre sus amigos a Santiago Abascal el líder de Vox en España y a Viktor Orbán, el autoritario Primer Ministro húngaro. Además, tiene un proyecto en Los Ángeles llamado Manto de Guadalupe que se concentra en oponerse al aborto. Verástegui visitó el país en agosto para promocionar la película y tuvo reuniones cordiales con el presidente Rodrigo Chaves (que recomendó verla) y con el diputado Fabricio Alvarado de Nueva República, abanderado del neopentecostalismo en el país.
Es así como esta película es una pieza de propaganda de la nueva ola de derecha “liberal libertaria”, fascistoide y ultraconservadora. Evidentemente, condenamos toda forma de trata, violencia patriarcal y explotación, por lo cual denunciamos a las organizaciones criminales y a los Estados cómplices, al mismo tiempo que señalamos que en última instancia son el capitalismo y el patriarcado la génesis de estas lacras. Denuncia que Sound of Freedom omite por su posición ideológica, ya que de lo contrario, los sectores que la impulsan tendrían que hacerse cargo de su responsabilidad en la situación.
Con el discurso que esgrime la película la libertad no avanza, sino que retrocede. No por nada todos los sectores antiderechos, autoritarios y ajustadores del mundo la han tomado como un caballito de batalla. Así, no solo se reproducen estereotipos y prejuicios (el héroe gringo que salva a los desvalidos, la xenofobia, la representación de Latinoamérica como una jungla salvaje), sino que se reitera la supuesta necesidad del intervencionismo estadounidense en América Latina para resolver todos los problemas (sin abordar sus causas estructurales). Además, resultan grotescas algunas escenas, como cuando en un plano se coloca al espectador en la posición de un pedófilo asediando a su víctima.
Este es el material que el gobierno recomienda (de la boca del mismo presidente) y que se esta comenzando a filtrar en el sistema educativo a través de eventos como el mencionado al inicio. Desgraciadamente (estamos casi seguros de ello) el análisis y la revisión que se realizó de dicha película no fue tan riguroso y seguramente su proyección no será acompañada de una discusión seria y amplia que aborde las aristas que el tema implica, por lo que, de ser así, su difusión se constituye en una simple y llana reproducción de material propagandístico.
Este hecho no es casual. Las direcciones regionales y el Ministerio de Educación no autorizan así porque así la proyección de cualquier material (estamos seguros de que ni siquiera se atreverían a pasar Lightyear por que la catalogarían como “adoctrinamiento homosexual”). Esto hace parte de la Ruta de la Educación que la ministra Müller se inventó y que tiene que ver con la promesa de Rodrigo Chaves a las iglesias católica y evangélica de sacar la “ideología de género” de las escuelas y colegios. Este gobierno esta empeñado en reconfigurar todo el sistema educativo de una forma conservadora y ajustada a los dictados del mercado. Los continuos recortes presupuestarios, las reformas curriculares, las pruebas estandarizadas, el autoritarismo y la reproducción de información falsa y mentiras son la verdadera “ruta educativa” del gobierno.
Ante esta situación es urgente ponerles un freno a las medidas y contrarreformas que impulsa Rodrigo Chaves. Coordinar y profundizar las acciones de lucha, que en este momento se realizan más o menos de forma aislada, que diferentes sectores están dando por todo el país para organizar jornadas de protesta multitudinarias que hagan retroceder el ajuste de gobierno.