• Con la reciente reforma al IVM se restringen las pensiones anticipadas y para retirarse antes deberá ahorrar lo suficiente por su cuenta para pagarlo.

Johan Madriz

En diciembre pasado la Junta Directiva de la CCSS aprobó en definitiva una modificación al sistema de pensiones del IVM que afecta a 1,5 millones de cotizantes. El ajuste contiene tres aspectos: el aumento a 300 cuotas para calcular el monto de referencia de la pensión, la extensión a 300 cuotas necesarias para acceder al “premio” por postergación que corresponde a 1% por cada año y, finalmente, la eliminación de las pensiones anticipadas para los hombres y una suba en los requisitos para las mujeres (63 años y 405 cuotas).

Este último, es uno de los elementos mas sensibles de la reforma ya que, según datos de la CCSS, el 60% de las personas que cotizan se acogían al retiro anticipado y la modificación representaría un no pago de ₵30 mil millones anuales. Anteriormente los hombres podían obtener este beneficio a los 61 años y 11 meses (con 462 cuotas) y las mujeres con 59 años y 11 meses.

Bajo el nuevo escenario solo existiría una posibilidad para el retiro anticipado por vejez y esta sustentado en el articulo 26 de la Ley de Protección al Trabajador. Según esta normativa se puede anticipar la pensión del IVM si la persona tiene ahorrados recursos suficientes en algún plan del Régimen Complementario de Pensiones Voluntarias (RCPV) como para cubrir la diferencia. Estos fondos se pueden retirar una vez cumplidos los 57 años.

Al contrario de los otros regímenes de pensiones (como el ROP o el FCL) el RCPV no está ligado a los ingresos por trabajo (planilla) y, por tanto, no es obligatorio, sino que corresponde a una cuenta de capitalización individual que cada persona de manera voluntaria mantiene con los aportes que determine. Es decir, corresponde a un ahorro y como tal solo lo pueden realizar personas con la suficiente solvencia económica como para prescindir de una parte de sus ingresos mensuales para este fin.

De esta forma, esta reforma va en la línea de desmantelar la seguridad social mediante el continuo debilitamiento del IVM, para lo cual, la burguesía apuesta a darle una mayor relevancia a formas de cotización desligadas del salario y de carácter individual como las pensiones voluntarias. Esto esta en sintonía con los múltiples esfuerzos del ultimo periodo para desligar el financiamiento de la CCSS de los salarios, en lo que el empresariado llama un “impuesto al trabajo”, supuestamente para bajar los costos de producción y mejorar la competitividad.

La reforma en toda su extensión implicará una reducción en las pensiones del IVM de entre 5% y 7% y mantendrá laborando durante mas años a las personas trabajadoras. Mientras a las y los abajo les recetan ajustes la Asamblea Legislativa tramita proyectos para perdonar deudas a los morosos y disminuir las aportaciones de las patronales.

Hay que exigir que el gobierno y las patronales cancelen las millonarias deudas con la CCSS, que no se pague la deuda externa y en manos privadas y que se impongan impuestos a las grandes riquezas y a las ganancias empresarias. Que sean los grandes capitales los que financien las pensiones de los sectores trabajadores que se dejan la vida bajo la explotación capitalista.