Se reafirma un nuevo piso de desempleo al colocarse en 14,4%

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(200404) -- CIUDAD DE MEXICO, 4 abril, 2020 (Xinhua) -- Mujeres portan mascarillas como medida de prevención contra la enfermedad causada por el nuevo coronavirus (COVID-19), en la Ciudad de México, capital de México, el 4 de abril de 2020. México suma 1.890 contagios de COVID-19, con 202 casos nuevos registrados en las últimas 24 horas, y 79 muertos, informó el sábado el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell. (Xinhua/Francisco Cañedo) (fc) (mm) (da) (dp)

 

  • Se está estableciendo una nueva “normalidad” en el empleo que tiende a excluir a una mayor cantidad de personas empujándolas, en muchos casos, a trabajos informales y precarios.

Johan Madriz

La Encuesta Continua de Empleo del INEC para el trimestre móvil que finalizó en noviembre pasado refuerza la idea de que se esta estableciendo un nuevo piso de desempleo entre 14% y 15%, cuando previo a la pandemia se mantenía cercano al 12% (que ya de por sí era alto). El desempleo se situó en 14,4%, lo que representa a unas 351 mil personas de las cuales 173 mil son mujeres. Esto representa cerca de 120 mil empleos menos de los existentes previo a la pandemia, es decir, una baja de 5%.

Esta situación se presenta al mismo tiempo que la producción ya recuperó sus niveles anteriores al inicio de la pandemia. En la medición del Índice Mensual de Actividad Económica (IMAE) de octubre de 2021 del Banco Central (es el último reporte publicado) se informa un crecimiento interanual de la actividad económica de 10%, al colocarse el índice en 109,7. Si se compara con el índice de febrero de 2020 (107,1) se evidencia un aumento por encima del registrado en esa fecha.

La diferencia entre ambos indicadores se puede explicar por un aumento en los niveles de explotación de la mano de obra, resultando en una mayor producción con una menor cantidad de personas. Lo cual podría llevar a pensar que es positivo que haya un aumento en la productividad del país, sin embargo, esta no se genera a raíz de un mejoramiento de los factores de producción contantes, de técnica o innovación. Por el contrario, se debe a una mayor explotación y precarización del capital variable, es decir, a costa de los salarios (disminución de los salarios, despidos, aumento de trabajo manteniendo el mismo salario, etc.).

Por otra parte, existen dos fenómenos simultáneos que afectan el empleo y distorsionan las estadísticas. El primero es un aumento de los empleos informales que compensa la poca creación de nuevos puestos y que implica una precarización en las condiciones laborales como bajos salarios, no aseguramiento, etc. A noviembre la informalidad fue de 44,8% aumentando 0,9 p.p. con respecto a octubre. De esta forma, una buena parte del empleo creado no es de calidad.

El segundo elemento es una baja en la tasa neta de participación (quienes trabajan o están buscando un trabajo). Después del pico de desempleo en julio de 2020 este indicador venia creciendo de forma lenta pero constante, sin embargo, en los últimos meses muestra un retroceso. En noviembre fue de 59,9% mientras que en setiembre fue de 61%. Esto se puede explicar porque un sector de personas desiste de buscar empleo. A modo de ejemplo, la tasa de desempleo femenino bajo de 19,1% el trimestre anterior a 17,8% en el analizado, sin embargo, el numero de mujeres ocupadas disminuyó de 801 mil a 799 mil. Se estima que unas 10 mil mujeres salieron de la fuerza de trabajo, profundizando las desigualdades de género.

Algunos analistas estiman que los niveles de empleo prepandemia se podrían recuperar hacia el final de 2022, pero, como advirtió Natalia Morales del Programa Estado de la Nación en una entrevista al Semanario Universidad “a costa del empleo informal y de una salida de personas de la fuerza de trabajo. Si esas personas que participaban laboralmente antes de la pandemia decidieran buscar trabajo, podría presionarse aún mas el desempleo”.

Es de esta forma que se reafirma la noción de una nueva “normalidad” en el empleo que tiende a excluir a una mayor cantidad de personas empujándolas, en muchos casos, a trabajos informales y precarios. Esto desnuda los problemas estructurales del modelo económico costarricense que se encuentra en función de asegurar las ganancias empresariales, pero no empleos y condiciones de vida dignas para los sectores trabajadores.

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