
- Araya y su círculo son figuras patriarcales, antiobreras y ecocidas que no son una opción para los sectores populares, las mujeres o el ambiente
Johan Madriz
Este domingo el exprecandidato presidencial por el PLN, Rolando Araya, fue ratificado como la figura que peleará la presidencia por el Partido Costa Rica Justa, una nueva agrupación que se presenta a las elecciones y que desde ya muestra ser una copia de los partidos burgueses tradicionales.
Tras la ratificación Araya se dirigió a los medios expresando: “Resulta que ahora ya no me da vergüenza esa vulnerabilidad [por las derrotas electorales del pasado], porque pueden decir que la vulnerabilidad es un valor femenino. Yo tenia miedo a eso. Ahora no me importa por el orgullo que siento cuando puedo contar las veces que he sido derrotado de manera humillante y me he puesto de pie de nuevo”.
Estas declaraciones dan cuenta de un político burgués tradicional que no es una opción para las mujeres. Son declaraciones profundamente patriarcales que asignan la vulnerabilidad como una característica femenina, dando cuentas de un pensamiento machista donde las mujeres serian una especie de “sujeto pasivo” que solo estaría seguro con la “fortaleza” de un hombre que le proteja. De esta manera, está en contracorriente de los movimientos mundiales (que tienen su expresión nacionalmente) que están luchando por un mundo sin opresión patriarcal.
Araya, quien se declara socialdemócrata, y una figura con ideas nuevas, es una expresión de muchísimos de los prejuicios de la sociedad. En una entrevista con el Semanario Universidad se declaró convencido de que la resolución del déficit fiscal es mediante la explotación aurífera en Crucitas y propone fondear las instituciones públicas con recursos de las y los trabajadores: “hay en fondos de pensiones y ahorros de los trabajadores recursos inimaginables”.
Además, se declara a favor del convenio con el FMI “porque es muy diferente al de hace 40 años”, siendo miope a la agenda de ajuste. Cree que la Ley de Empleo Publico es necesaria, solo que no ahora porque se esta en periodo preelectoral (al menos es sincero). Por otro lado, explica que son necesarias mayores “sinergias” entre Estado y sector privado, por ejemplo, privatizando el cobro de impuestos: “tampoco se trata de reducir la evasión usando programas informáticos; podría hacerse con una tercerización del cobro del impuesto, ponerlo en manos de empresas”.
También, es parte de la ola negacionista anticientífica al que tantos sectores reaccionarios adhieren, así promueve el uso de clorito de sodio para tratar el covid-19 y al preguntársele si ha sido contagiado responde: “no, ni me voy a contagiar. Un virus no entra en mi cuerpo ni con la policía judicial”.
A este respecto, su designado como primer vicepresidente, el empresario Orlando Guerrero, comentó, tras ser ratificado, sobre sus objetivos y preocupaciones, haciendo énfasis en los efectos de la pandemia en el país diciendo: “un virus que inició en oriente y las consecuencias de un gobierno del PAC”. Con este comentario hace gala, subrepticiamente, de los prejuicios sinofobos y racistas que se han extendido desde el inicio de la pandemia.
En resumen, Araya y su circulo son figuras patriarcales, antiobreras, racistas y ecocidas que no son una opción para los sectores populares, las mujeres o el ambiente. Son “zombis” políticos, con ideas añejas y de espaldas a la clase trabajadora.