La banca registra ganancias récord y los fondos de pensiones están en picada

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  • Los bancos obtuvieron en 2021 las mejores ganancias en cinco años, mientras que las operadoras de pensiones reportan cuatro meses de baja en los rendimientos.

Johan Madriz

Durante el último año los diferentes sectores de la economía se han recuperado de la caída causada por la pandemia, algunos incluso han superado sus niveles previos. A contramano de esto, el empleo y los salarios mantienen las afectaciones, situándose por debajo de los valores de 2019. Esta tendencia evidencia las prioridades gubernamentales (que privilegian al empresariado) y se debe a un aumento en la productividad a costa de una mayor explotación de los trabajadores y las trabajadoras. Algo similar ocurre con la banca y las pensiones, mientras unos ven aumentar sus ganancias, los otros sufren los ajustes del mercado.

Según datos de la Sugef las 44 instituciones del Sistema Financiero Nacional (bancos, cooperativas, mutuales y financieras) tuvieron en 2021 una utilidad neta (después de impuestos) de ₵354 mil millones. Ese es el mejor resultado en los últimos cinco años. El año previo, a pesar de las severas afectaciones en la economía por la pandemia, las ganancias fueron por ₵237 mil millones, mientras que en 2019 ascendieron a ₵338 mil millones. De esta forma, hay un alza de 9% entre las cifras del 2019 y las del 2021.

Estos resultados se fundamentan en dos aspectos. El primero es la baja en el gasto por pago de intereses sobre los ahorros que mantienen en custodia producto de la baja en las tasas en este periodo. Este gasto se redujo un 18% en 2021 y compensó la caída en los ingresos por el pago de los créditos que decayeron en un 7%.

El otro componente, y el mas importante, es el incremento de 32% en los ingresos bursátiles, compuestos, principalmente, por bonos del Ministerio de Hacienda. Los bancos están viviendo de financiar al gobierno y aprovechan las altas tasas de interés que estos bonos ofrecen, motivado por la urgencia de recursos del Gobierno Central. El aspecto negativo no es, per se, que se invierta en los instrumentos gubernamentales, sino que esos recursos son utilizados mayoritariamente para continuar pagando una deuda y unos intereses que no han beneficiado a los sectores populares, sino que siguen enriqueciendo a unos pocos.

A modo de ejemplo, los bancos Nacional y de Costa Rica mantienen la mayoría de los recursos del Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) invertidos en bonos de Hacienda, en lugar de colocarlos en operaciones productivas, lo cual es su finalidad. A noviembre anterior el 69,6% de los ₵437 mil millones de ese fondo estaban en títulos y solo el 29,4% en créditos productivos. El BCR incrementó interanualmente sus inversiones en instrumentos financieros un 4,2% (un total de ₵158 mil millones, de los cuales el 77% está en el gobierno), mientras que el BNCR lo realizó en un 5% (45,7% de los ₵145 mil millones que maneja están en Hacienda). Esto adquiere vital importancia si se toma en consideración que los bancos públicos manejan el 42% de los recursos del SBD.

En el capitalismo la prioridad es la generación de ganancias y en el siglo XXI esto está estrechamente ligado con el capital especulativo de las operaciones bursátiles, debido a que estas pueden generar mayores rendimientos. Pero esto sacrifica algo que es esencial al propio sistema económico: el capital productivo. Estos bancos, y las demás instituciones que invierten en el gobierno, descartan o posponen la realización de proyectos y programas que impulsen el crecimiento que necesita el país, comenzando con la tan necesaria generación de empleos en condiciones formales.

Por su parte, las Operadoras de Pensiones Complementarias (OPC) registran cuatro meses de desaceleración en los rendimientos de las inversiones del Régimen Obligatorio de Pensiones (ROP) que coloca en riesgo los ahorros de 2,8 millones de personas. Según la Supen, la rentabilidad real del fondo complementario en enero fue de entre 10,09% y 13,70%, mientras que en setiembre estuvo entre 15,22% y 19,10%. En el mismo sentido, un correo electrónico enviado por BCR Pensiones a sus clientes informa de una “corrección en el mercado” de -10%.

Según las administraciones de las operadoras los resultados se motivan, en una parte, por la afectación en el aumento de la tasa de política monetaria que aumentó entre diciembre y enero, de 0,75% a 1,75%. Pero la mayor afectación se explica por las fluctuaciones de los mercados bursátiles internacionales, ya que una tercera parte de recursos administrados por las OPC están invertidos en el extranjero. Según la Supen en los últimos dos años las inversiones de los fondos de pensiones en dólares en el extranjero han aumentado un 66%, a junio pasado representaban ₵2,2 billones y de estos el 94,4% correspondía a recursos del ROP. Las inversiones se concentran en bonos y acciones de grandes empresas de tecnología, comidas rápidas y supermercados en Estados Unidos.

La cada vez mayor proporción de recursos de pensiones en el extranjero colocan en una posición de alta volatilidad los ahorros de millones de personas, al mismo tiempo que presiona al alza el tipo de cambio y la devaluación del colon. Las pérdidas de Wall Street son pagadas con nuestras pensiones y cada vez es menos seguro lograr una vejez con condiciones mínimas de dignidad. El sistema jubilatorio está siendo atacado con las múltiples reformas que lo debilitan: la reducción de las cargas patronales, las amnistías a grandes empresas y las zonas francas que no aportarían a la seguridad social son parte de los proyectos que están en trámite en la Asamblea Legislativa. La Supen tiene como objetivo claro sustituir el régimen colectivo de reparto por uno de capitalización individual y eso hay que impedirlo en las calles.

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