Este miércoles inició una huelga por parte de los trabajadores y las trabajadoras de la Municipalidad de Belén exigiendo un aumento salarial que el Consejo Municipal no aprobó en la sesión de esta semana. Según reportes de la seccional sindical un 70% del personal se unió a la huelga.

De acuerdo con el sindicato Anep “el reajuste salarial por costo de vida del 2023 para la Municipalidad de Belén quedó fijado en un 8%. Actualmente el municipio ya reconoció el 2.5%, quedando pendiente el 5.5%”. Este es el primer ajuste salarial que reciben desde hace cinco años.

Como parte de las medidas de contención del gasto del gobierno central en la regla fiscal se establecieron medidas para congelar los aumentos salariales del sector público ligándolos a la obtención de resultados fiscales. Posteriormente, se libró a los gobiernos locales de estas disposiciones, sin embargo, en la practica la medida se sigue aplicando en muchas municipalidades.

Estas protestas son significativas porque rompen con el ambiente restrictivo y de pasividad que impuso la Ley Antihuelgas de Carlos Alvarado (según Anep es la primera vez que hay una huelga en esta municipalidad) y muestran los síntomas de fortaleza de los sectores trabajadores que no pueden aguantar indefinidamente que se les golpee una y otra vez las condiciones de vida por todo lado. Asimismo hay que advertir que no se puede confiar ciegamente en las burocracias sindicales que son, en gran parte, responsables de la aplicación prácticamente sin oposición de las medidas de ajuste por parte del gobierno.

Es necesario avanzar en coordinaciones nacionales de todos los sectores en lucha, activistas y de izquierda para plantear medidas callejeras planificadas y organizadas que le paren la mano al gobierno en sus contrarreformas ajustadoras.