Déficit fiscal llegaría a 8.1% y economía caería un 4% este año

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  • El país vislumbra una crisis ya no solo financiera sino también económica potenciada por la pandemia pero que tiene su origen mucho antes, con elementos estructurales que han tenido al país desbalanceado desde hace décadas.

Por Johan Madriz

El crash económico y financiero es un hecho. El país vislumbra una crisis ya no solo financiera sino también económica potenciada por la pandemia pero que tiene su origen mucho antes, con elementos estructurales que han tenido al país desbalanceado desde hace décadas.

Según las principales agencias de calificación de riego el déficit fiscal del país registraría un aumento de entre 1% y 3% con respecto al cierre de 2019. Para Moody’s sería de 8.1%, Standard & Poor’s estima un 8% y Eurasia Group entre 9% y 10%.

Por su lado la Ministra de Planificación y coordinadora del equipo económico del gobierno estima un 6.5% (menor al 7.1% del año anterior) pero acepta que podría llegar hasta el 9%. Anterior a la pandemia el Banco Central (BCCR) estimaba cerrar el año en 5.3%, cifra que en ese momento no era creíble y ahora menos.

En cuanto al crecimiento de la economía todos los actores coinciden en un bajonazo al -1.5%, es decir una caída de 4% con respecto a la proyección del BCCR en enero que esperaba un crecimiento de 2.5%.

Asimismo, la previsión de la carga de duda pública es de 66% del PIB este año y 70% el próximo, con el agravante de que la respuesta política del gobierno para enfrentar los efectos económicos de la pandemia se centra en la adquisición de más deuda presionando este indicador.

 

Fuente El Financiero

El nivel de deuda es el elemento disparador para la aplicación de la restrictiva regla fiscal que rige el presupuesto del Gobierno Central. Este es un punto clave porque a pesar de la necesidad de recursos el gobierno se ha empeñado en no utilizar la cláusula de escape que permitiría esquivar el tope de crecimiento.

Hasta el momento las autoridades de gobierno han indicado que cumplirán la regla a excepción de cuatro instituciones (IMAS, Ministerio de Trabajo, Inciensa y Bomberos) que recibirán más recursos pero como resultado de un reacomodo del presupuesto, manteniéndose globalmente dentro de margen de la regla.

Esto tiene efectos muy negativos sobre las personas más vulnerables ya que la redistribución de recursos dentro del presupuesto para la atención de la emergencia inevitablemente concurrirá en la disminución de las transferencias, dentro de las cuales están todas las partidas para atención social.

Otra obstinación del Ejecutivo es seguir pagando la deuda, cuando incluso los guardianes del capitalismo mundial, el FMI y BM, pidieron que los países “congelen el reembolso de deudas”. En el presupuesto no se modifica ni un solo colón de los ¢4.01 billones destinados al pago de la deuda. El reporte de Moody’s lo deja claro (aunque en clave burguesa): “aunque la reforma fiscal logró aumentar los ingresos como porcentaje del PIB al 15% en 2019, el déficit financiero fue del 7% como consecuencia de los altos intereses que paga el país”.

 

Fuente El Financiero

Ante la gravedad de los asuntos las medidas tomadas por el gobierno siguen la misma receta de siempre: que paguen los de abajo.

Paso uno, el Plan Fiscal: ataque a los salarios con la conversión de sus componentes a montos fijos en lugar de porcentuales, instauración del IVA, reducción de la canasta básica exenta, atadura del presupuesto a una regla fiscal y regalo de ¢194 mil millones con una amnistía tributaria.

Siguiente paso, atención de la pandemia: suspender el aumento salarial del sector público, frenar el pago de anualidades, impuestos “solidarios” a los salarios y pensiones, moratoria del pago de impuestos a las empresas, reducción de cargas sociales a las patronales, flexibilización laboral para suspensión de contratos y reducción de jornadas y salarios.

Es patente el carácter de clase el gobierno de “unidad nacional” que junta a la burguesía contra la clase trabajadora y los sectores populares. La salida a la crisis capitalista no es siguiendo los mismos dictados que dan “pan para hoy, hambre para mañana” al decir de la UCCAEP (aunque realmente sea pan para la burguesía y hambre para los demás). Por eso es necesaria una prohibición de despidos, suspensiones y reducciones, el no pago de la deuda como verdadera causante de los problemas financieros del país y la derogatoria del IVA y la regla fiscal, e impuestos a los grandes capitales. Todos estos recursos deben ir dirigidos a la atención de la emergencia, salud, desempleo, pobreza, educación, obra pública, etc.

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