Alianza del Pacifico: “abrir el país al mundo” o el camino a la ultra liberalización económica

La incorporación a la Alianza del Pacifico es un complemento al plan neoliberal y de ajuste de Chaves, del que también hacen parte la Ruta del Arroz y las negociaciones con el FMI.

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Rodrigo Chaves continua su camino de ajuste y uno de los siguientes pasos es la incorporación del país a la Alianza del Pacifico (AP). Este es un club comercial (aunque se autodefina como una organización más allá de ese tema) que está conformado por Chile, Colombia, México y Perú con la intención de alcanzar una liberalización arancelaria prácticamente total entre sus miembros. En palabras sencillas, se puede referenciar como un tratado de libre comercio multilateral entre los países abanderados del neoliberalismo en la región[i].

La aparición en escena de la propuesta de incorporación apareció por primera vez durante el gobierno de Laura Chinchilla, cuando se firmó un acuerdo de adhesión, sin embargo, posteriormente los siguientes gobiernos no avanzaron en el tema y se concentraron en la afiliación a la OCDE. El pasado 8 de julio Chaves retomó el asunto y le ordenó al Ministerio de Comercio Exterior (Comex) que reactive el proceso.

Desde el principio la AP generó discordancias entre sectores empresariales, ya que, el contenido de las políticas que impone favorece a algunos y golpea a otros. Por un lado, los sectores de comercio, manufactura e importadores exigen entrar al acuerdo para abrirle la puerta de sus negocios a estos mercados. Estos suscribieron una carta firmada por 13 cámaras y asociaciones empresariales el 4 de julio solicitándole al gobierno avanzar en esa dirección. Del otro lado los sectores agropecuarios se oponen, ya que, la desgravación arancelaria les pondría en desventaja. Por lo que solicitan que en las negociaciones se excluyan una serie de partidas.

Ante esto, Manuel Tovar, ministro del Comex dejó claro que “los miembros de la Alianza del Pacifico plasmaron en las condiciones negociadas entre ellos un nivel de ambición comercial que naturalmente desean que sea emulado por cualquier país que quiera integrarse al bloque”. Esto deja claro que la solicitud de los productores agrícolas no tendrá mayor asidero. Pero Chaves incluso va más allá y les ataca llamándolos “productores de candelas que dicen que la competencia con la luz del sol es injusta y que el Estado los debe proteger”.

Es claro que esta nueva movida hace parte de la pugna interburguesa que actualmente se esta librando y que en la cual el gobierno se posicionó a favor de los sectores “nuevos” de la economía, especialmente de los ligados con el comercio exterior. Es el mismo posicionamiento en el tema del arroz y los decretos que fomentan la importación del grano en lugar de la producción local. Chaves argumenta que este acuerdo avanzará porque no hay oposición de sectores políticos amplios y porque “la Alianza del Pacifico no es el fin, es un muy buen medio porque nos va a dar prosperidad; pero el gol último, el del triunfo, es abrir Costa Rica al este del mundo”.

Este comentario es importante porque confirma que estratégicamente el gobierno tiene la intención de ir por todo, de “actualizar” al país según los peores estándares del neoliberalismo del siglo XXI. La verdadera apuesta del gobierno está en el mercado asiático (en 2021 se exportaron $872 millones y se importó $4.588 millones) y para eso el hecho de que Singapur está a punto de convertirse en el primer Estado asociado y que en enero Corea del Sur inició el proceso de negociación de un TLC con grupo, son grandes alicientes.

Pero ¿qué tanto bienestar puede traer la AP?, la respuesta es que ninguno. Actualmente Costa Rica mantiene tratados comerciales bilaterales con cada uno de los países de la AP y las relaciones comerciales son relativamente pequeñas. En 2021 se exportó a los cuatro miembros $602 millones, es decir, el 4% de todas las exportaciones, y casi la mitad del total fueron a México, además, solo el 6% del turismo (2019) proviene del bloque. Esto a pesar de que el 82% de los productos costarricense tienen cero aranceles para entrar a Perú, 70% en Colombia, 96% en Chile y 99% en México.

Al respecto, el estudio de la Cepal Posibles resultados del ingreso de Costa Rica a la Alianza del Pacífico: simulación de la desgravación arancelaria estima los efectos sobre la economía nacional de una posible incorporación. Los cálculos se basan sobre la simulación de 0% de aranceles en todos los productos (excepto el azúcar). Los resultados dan un incremento del PIB de 0,3% (por ejemplo, sectores como los lácteos subirían 2,6%, pero la silvicultura y la madera bajarían 2,2%), un aumento del empleo en 0,4% (+1,2% en el sector lácteo, pero -2,3% en silvicultura y madera), las exportaciones a la AP aumentarían en $37,7 millones, pero las importaciones lo harían en $132 millones.

Además, en un rubro llamado “bienestar general” (que agrupo cinco factores: eficiencia productiva, términos de intercambio, dotaciones factoriales, niveles de ahorro e inversión y cambio tecnológico) se supone que los cinco países obtendrían un incremento de $168,2 millones, de los cuales 86% sería ganancioso para Costa Rica. Por otro lado, solo el “20% del total de los productos se clasificó como bienes con fortaleza competitiva para Costa Rica”, es decir, el 80% no tiene ventajas comparativas reveladas con respecto a sus pares de los otros países, colocando la producción nacional en desventaja.

A vista clara este acuerdo genera mas desventajas que ventajas y hay que tener claro que las estimaciones de empleo y producción solo solo eso, estimaciones, es la potencialidad que los analistas detectaron, pero su desarrollo en la realidad puede ser completamente diferente. Solo hay que recordar los ferraris que todos deberíamos tener tras la aprobación del TLC con Estados Unidos, los cuales nunca llegaron y en su lugar ahora miles conducen un auto alquilado para hacer Uber. El gobierno tiene clara la ruta de liberalización económica, ajuste fiscal y endeudamiento externo. La incorporación a la AP, la Ruta del Arroz y las negociaciones con el FMI son parte de eso. Chaves como buen tecnócrata del Banco Mundial esta implementando las recetas que ese organismo impulsa, que son las mismas que han empobrecido a millones de personas en el mundo mientras un puñado de grandes empresarios se enriquecen.


[i] Aunque actualmente en algunos de estos países se encuentran gobiernos social liberales (que se presentan de izquierda) ninguno a cuestionado ni un milímetro de este acuerdo.

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