Redacción
Según la encuesta “Percepciones de la población costarricense e implicaciones de la pandemia COVID-19 en diferentes aspectos socioeconómicos y ambientales” del Idespo-UNA el 51% de las personas tuvo una reducción en sus ingresos durante la pandemia.
Esta situación se ve reflejada en la necesidad de obtener segundos empleos, la reducción en el consumo de alimentos y las dificultades para acceder a servicios de salud, educación, agua potable, transporte o internet.
Según este documento una cuarta parte de la población ocupada percibe ingresos de ₵230 mil o menos al mes. Debido a esto un 22.8% ha requerido buscar un segundo empleo, en el caso de las mujeres la cifra sube a 24.7%. A pesar de esto, un 38% de las personas con dos empleos declara trabajar menos de 40 horas semanales y un 8% 40 horas, es decir, hay un alto nivel de precarización con empleos mal pagados y a tiempos parciales.
Estos datos son resultado directo de las políticas del gobierno que sacrifica a los sectores populares para proteger las riquezas de los grandes empresarios, mediante la habilitación de las reducciones de jornadas y suspensiones que dejaron sin salarios o con fracciones de ellos a miles de trabajadores y trabajadoras.
Aunque la encuesta no lo señala es presumible que hay una relación directa con el trabajo de aplicaciones (choferes y repartidores) que es la única salida que miles de personas han encontrado para poder tener ingresos. Pero, estos empleos son caracterizados por la alta precariedad con comisiones bajas, presión por cumplir las metas de las empresas y sin ninguna protección o prestación resultado del no reconocimiento de la relación laboral.
Por otro lado, se reporta una baja en el consumo de carne y frutas, principalmente. En cuanto a la carne un 58% de las personas disminuyó su consumo, frutas en un 47.3% y verduras un 45.2%. Nuevamente son las mujeres las más afectadas ya que un 36.37% tiene dificultades para satisfacer las necesidades alimenticias mientras que en los hombres es de 28.37%. Asimismo, un 53% de las personas recibió alimentos de instituciones públicas y un 33% de familiares.
A pesar de este panorama de desmejora en las condiciones de vida el gobierno mantiene sus planes de ajuste para “sanear las finanzas” del país a costa de la precarización y mayores niveles de explotación. Carlos Alvarado dice que la única salvación es “socándose la faja” con la hebilla del FMI, esa sería la única forma de no caer en el abismo de la crisis y el desempleo, pero la medicina es justamente eso lo que está acrecentando.
