Recién el mundo viene recuperándose de la pandemia del Covid-19 que, en muchos países implicó aplicar cuarentenas, distanciamiento, uso de mascarillas y se convirtió en un evento que marcó el siglo.
Aún y cuando en varios países, gracias a la vacunación, se ha logrado controlar la enfermedad y reducir la mortalidad, hoy otro virus comienza a llamar la atención tras su retorno; se trata de la llamada viruela del mono. Con la diferencia respecto del Covid-19, que en este caso si se tiene información y medicamentos sobre la enfermedad (aunque aún faltan más investigaciones).
La viruela “común”, es un virus que lleva aproximadamente 3.000 años entre la humanidad y es uno de los patógenos que más muertes ha provocado, además de dejar marcas en la piel, provocar ceguera o esterilidad. Si bien, esta enfermedad tiene distintas variables y entre ellas se encuentra la del mono que no es tan letal, no debe de dejar de ser motivo de preocupación.
Entre los encuentros de la enfermedad con las sociedades, la primera de la cuál se tiene registro fue en la India, posteriormente se extendió a través de las rutas comerciales y mediante la conquista llegó a América. Aquí “Más de tres millones de aztecas sucumbieron a la enfermedad“. (1)
En el caso particular de la viruela del mono, esta es endémica de África, surgió en los años 70 y desde allí se han producido diversos brotes en el continente (y algunos en Estados Unidos). Debido a que se dejó de vacunar contra la viruela “común” en los años 80, la extensión del virus se estaba tornando cada vez más amplia, por ejemplo, en la región se reportaron casos desde el 2016 hasta el 2020, donde “se cree que un reciente aumento de 20 veces” (2) en los contagios debido a la falta de vacunación.
La viruela del mono: el brote del siglo XXI
Con la información que se tiene al momento de escribir este artículo (que valga la aclaración, puede cambiar conforme aparezca evidencia científica) la viruela del mono puede tener un origen zoonótico (transmisión animal-humano), que ya es característico de esta variable, principalmente usando como vectores de transmisión a los roedores. Por lo cual no puede ser descartable que volviese a transmitirse por esta vía.
En este momento el epicentro se encuentra en Europa. A nivel de países ya en 70 se reportan casos, los más afectados en este momento son: Estados Unidos (4.898 casos), España (3.738 casos), Alemania (2.595 casos), Reino Unido (2.469 casos), Francia (1.957 casos) y Brasil (1.066 casos), según datos de Global Health (3).
Además, una nueva vía de transmisión entre humanos sería por el contacto sexual, sobre la cual se especula. A raíz de esto, la OMS dio una “recomendación” -más que controversial- para que los hombres homosexuales y bisexuales redujeran sus parejas sexuales, como si la enfermedad se restringiera a estas personas. Este virus se transmite por diversas vías, tanto gotículas de saliva, otros fluidos corporales o por contacto físico. Por lo cual está recomendación, puede recaer en levantar estigmas y crear una falsa seguridad entre otros grupos poblacionales.
Los problemas del capitalismo, la salud pública frente a la necesidad de eliminar la patentes de vacunas y medicamentos
Como decíamos anteriormente, esta enfermedad tiene un origen zoonótico, característica que comparte con el Covid-19 y que, nos remite a la crítica sobre la depredación capitalista al medio ambiente y varias formas del trato a los animales (por ejemplo, con la industria alimenticia o el tráfico ilegal). Tal como lo señala Rob Wallace en su libro “Grandes Granjas, Grandes Gripes”: mientras la destrucción medioambiental capitalista continúe y se eliminen los mecanismos naturales para la contención de patógenos, será más común que tengamos nuevas enfermedades o algunas revivan.
Sumado a esa discusión, es necesario retomar la consigna internacional para que se liberen las patentes de las vacunas (y en general de los medicamentos). A diferencia del Covid-19 para el cual no había una vacuna disponible cuando inició, con la viruela del mono existen varias vacunas (tanto las específicas para el patógeno como las usadas en la viruela “común”, que en el pasado resultaron de ayuda).
Sin embargo, algo que pareciera repetirse es la acumulación de vacunas por parte de los países capitalistas más avanzados. Por ejemplo, Estados Unidos, Canadá y otros países como Alemania, España, y algunos más cuyos nombres no han sido revelados, están cerrando acuerdos con la empresa Bavarian Nordic que actualmente es la única que produce vacunas específicas para la viruela del mono.
Por la experiencia ya previa, se sabe que esto puede implicar que los países semicoloniales se queden con poco o nulo acceso a la vacuna. Tal como ya lo están señalando, principalmente en el caso de África: “Las medidas tomadas por las naciones ricas para adquirir grandes cantidades de vacunas contra la viruela del mono, mientras se niegan a compartir las dosis con África, podrían dejar a millones de personas desprotegidas frente a una versión más peligrosa de la enfermedad y elevar el riesgo de que el virus siga propagándose a humanos” (4).
Por ello, es necesaria la organización anticapitalista y ecologista de los sectores trabajadores y populares, el planeta no aguanta más capitalismo y destrucción de los ecosistemas.
Además, no podemos permitir que los capitalistas sigan haciendo colectivas las enfermedades y privatizando las curas o las vacunas. Por ello es importante que se liberen las patentes y que el derecho democrático a la salud deje de estar a conveniencia de la acumulación privada.
Notas.
1 National Geographic. https://www.nationalgeographic.es/ciencia/viruela/amp
3 Global Health. https://map.monkeypox.global.health/country
4 La Jornada MX. https://www.jornada.com.mx/notas/2022/07/31/politica/ricos-acaparan-vacunas-contra-la-viruela-del-mono-especialistas/
