Resistência: la triste decadencia de una organización revolucionaria

El campismo reformista/estalinista está liquidando el carácter revolucionario del PSOL y de parte de sus corrientes internas.

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Para la alegría

el planeta

está mal preparado.

Hay que arrancar

la alegría

a los días futuros.

En esta vida,

morir es cosa fácil.

Mucho más difícil

es hacer la vida.

(Vladimir Maiakóvski, 1926)

Nota: este artículo fue escrito antes del 30 de abril, cuando la dirección del PSOL logró hacer votar la alianza electoral con Lula.

Es necesario no rendirse en dar la batalla hasta el final contra este crimen histórico que es acabar con la independencia de clase de nuestro partido. 

En medio del proceso de liquidación política del PSOL por su dirección mayoritaria, que cuenta con el apoyo de parte de su ala izquierda, nos enteramos de la publicación del editorial Elegir a Lula para derrotar a Bolsonaro, a pesar de Alckmin, escrito por los compañeros de Resistência -una de las corrientes internas de nuestro partido- que finalmente anuncia de forma abierta su táctica electoral. La posición anunciada por los compañeros -favorable al ingreso del PSOL en la lista Lula-Alckmin- es un triste fin para una corriente que tiene una tradición revolucionaria ligada al marxismo revolucionario, pero que viene gradualmente perdiendo ese carácter.

La discusión que queremos hacer aquí no es exactamente una novedad. De forma genérica, se trata, en medio de la actual polarización política y la necesidad de derrotar a Bolsonaro, de dar batallas de principios, estrategia y táctica necesarias hacia las tareas centrales de la lucha de clases y para discutir los rumbos del PSOL.

Hemos procurado discutir de forma franca y leal -único método constructivo entre socialistas revolucionarios- con los compañeros de Resistência, del MES, de Primavera y demás corrientes de la dirección mayoritaria de forma sistemática contra sus líneas políticas, pues tienen el resultado de una reingeniería política que está llevando al PSOL a la liquidación política como partido independiente del lulismo y la burguesía. La novedad que que tenemos ahora es que, con el reciente editorial de Resistência, es finalmente presentado de forma transparente, después de una elaboración sinuosa (como mínimo) en el último período, qué táctica política será presentada en la Conferencia Electoral del PSOL, el día 30 de este mes.

Es importante discutir las posiciones políticas de los compañeros por dos factores. Además de tener cierto peso decisivo e influencia en los debates internos previos a la Conferencia Electoral que sellará los destinos del PSOL, Resistência es parte de las corrientes de trayectoria socialista revolucionaria que han dado un importante giro a la derecha en el último período. Eso ha llevado a esos compañeros a romper con las balizas fundamentales del marxismo revolucionario; cosa que tendrá impacto en el realinamiento político del PSOL y en la izquierda si esa debacle política fuera confirmada en la próxima Conferencia Electoral del PSOL.

Derrotar a Bolsonaro no puede justificar la capitulación

Estamos en una situación política en el que el principal desafío que tenemos es derrotar a Bolsonaro y su línea de darle un giro reaccionario al régimen democrático burgués. En ese sentido, el editorial de Resistência afirma que «nada es más importante que impedir la reelección de un gobierno de extrema derecha, que fue el principal responsable de la muerte de más de 600 mil personas en la pandemia. Además, el actual gobierno ejecutó un programa sin precedentes de destrucción económica, social, ambiental y de derechos laborales y democráticos. Tenemos hoy un país masacrado, con 20 millones de personas pasando hambre».

En relación a la necesidad de derrotar a Bolsonaro como prioridad política, tenemos total acuerdo con los compañeros. El neofascista atenta diariamente y se puede volver cada vez más peligroso para los derechos democráticos de los trabajadores y oprimidos. Bolsonaro viene creciendo en las encuestas de intención de voto, tiene apoyo en sectores de las clases medias y del empresariado, tiene peso en las fuerzas represivas y base social leal en un tercio del electorado. O sea, lejos de ser un perro muerto, puede en determinadas circunstancias políticas acumular condiciones para aventuras golpistas de extrema derecha. En todo golpe de derecha, los primeros derechos atacados son los de las masas trabajadoras, su soberanía y derecho a organización. Con todo, a partir de la consideración correcta de que la principal tarea es derrotar a Bolsonaro, el primer argumento de los compañeros traza una línea extremadamente equivocada y peligrosa políticamente. En primer lugar porque la línea de entrar a la lista Lula-Alckmin es un total desarme para el enfrentamiento real a Bolsonaro, en segundo lugar porque elimina la construcción del PSOL como partido independiente del lulismo.

Evalúan que como «no fue posible derribar a Bolsonaro en las calles, la «candidatura de Lula es la que se presenta como la única con condiciones para derrotar al candidato de la extrema derecha» y que «el fascismo buscará también mostrar sus fuerzas en las calles, con posibles amenazas golpistas. Ante este escenario de polarización en una elección histórica, el PSOL tiene que ser un instrumento útil para ayudar a derrotar a Bolsonaro, siendo parte activa de la campaña por el voto a Lula».

Teniendo en consideración que todo indica que Bolsonaro va a intensificar cada vez más la movilización en la calle de sus fuerzas extra parlamentarias de que dispone dentro y fuera del gobierno, combinado con su crecimiento electoral, se forma un caldo político extremadamente peligroso, que solo puede ser repelido efectivamente con la movilización en la calle. En ese contexto, en el texto arriba citado podemos encontrar dos grandes problemas. El primero es que no derrotar a Bolsonaro en las calles se debe en gran medida a la postura de Lula y de toda la burocracia sindical y política. Esa caracterización, a partir de elementos parciales de la realidad, esconde -siempre en la elaboración de Resistência- el papel desmovilizador de la burocracia en todos los procesos. Tenemos una lectura coyuntural unilateral de la realidad que no pone en consideración el papel nefasto de la burocracia en la movilización directa, por un lado; y, por el otro, al potencial de la movilización que viene creciendo combinada con el abandono de la apuesta estratégica a ésta como elemento político fundamental para derrotar a Bolsonaro. Lo que queda de la elaboración de Resistência es una combinación de falencia no solo analítica sino de análisis y estrategia revolucionaria que termina desarmando para la principal tarea de hoy, que no es solo derrotar a Bolsonaro sino derrotarlo en las calles.

La rendición al campismo estalinista

Esa es solamente la primera parte del desarme de principios, estratégico, táctico y organizativo patrocinado por los compañeros. Al adentrarse más en su táctica electoral vemos que no se trata apenas de un error de jerarquización de la lucha para derrotar política y electoralmente a Bolsonaro.

Critican a Lula por intentar hacer pasar a Alckmin por «compañero» y de que la alianza con el ex tucano es necesaria para derrotar a Bolsonaro. Denuncian que Alckmin es un representante de la gran burguesía -un neoliberal reaccionario que estuvo a favor del impeachment a Dilma, la prisión a Lula y atacó directamente al movimiento social durante los 14 años que estuvo al frente del gobierno paulista-, que no es verdad que sea necesario para derrotar a Bolsonaro en las elecciones por su incapacidad para atraer electorado hacia Lula y, finalmente, que todo eso adelgaza la lucha contra Bolsonaro.

El argumento de los compañeros parece razonable, mas no lo es pues saca de la ecuación que si no fue Alckmin vice, Lula y el PT buscarían cualquier otra figura burguesa para sustituirlo. Lula y el PT vienen encabezando gobiernos de conciliación de clase desde la década de los 80′, cosa apenas agravada por sus gobiernos federales a partir del 2002. La cuestión aquí no es solamente Alckmin sino que el PT dejó de ser un partido obrero y se transformó en un partido «burgués-obrero» hace ya mucho tiempo. Así, con o sin Alckmin, ese partido haría una alianza electoral con la burguesía debido a su naturaleza política, perfil, programa y composición. Por esa razón, la línea para estas elecciones debe ser constituir un frente político-electoral independiente del PT y la burguesía que dialogue a partir de ahí con la base petista, y no la línea de exigir al PT que haga un frente de izquierda sin una retaguardia. Con el Lula sí, Alckmin no», como defendió Resistência, ahora hay que tragarse con argumentos mentirosos el «Lula sí y Alckmin también».

La segunda parte de ese argumento lleva totalmente a la rendición al lulismo y a la conciliación de clases como consecuencias inevitables. Afirman falsamente que «como no es posible, por restricciones y riesgos jurídicos-legales, hacer la campaña por el voto a Lula por fuera de una alianza formal, el partido está obligado a entrar en ella, a pesar de la discordancia pública (que debe seguir siendo pautada) con la alianza del PT con Alckmin y otros líderes y partidos ligados a la clase dominante». ¡Este es un posicionamiento dramático! Con él, Resistência no solo se somete sino que defiende abiertamente -aunque lo vinieran anunciando de forma subliminal- el ingreso en un frente político con la gran burguesía. Ya vimos en el pasado capitulaciones históricas -como los de sectores revolucionarios en la década del 30′ en España y Francia- con el argumento de la «obligación» porque las masas quieren la unidad o porque sin frente con la «burguesía progresista» no se puede derrotar al fascismo, pero la obligación por «riesgos jurídicos y legales» es una nueva modalidad de justificación totalmente mentirosa inventada por Resistência. Es una vergüenza política sin medida. Resistência, de una manera que no podemos considerar sino como cobardía política y falsificación, afirma que su obligación jurídica es estar en la lista Lula-Alckmin para poder llamar al voto a Lula sin el menor fundamento. Entendiendo cuan grave es su posición -se trata de una ruptura de principios- intentan enmascarar su falencia no solo táctica sino como corriente revolucionaria, mintiendo. No podría haber peor fin para una corriente marxista revolucionaria.

Ese no es un gesto de apenas un equívoco táctico, metodológico o de estrategia. A partir de una falsificación vergonzosa aparece cristalizada la ruptura con un principio fundamental del marxismo revolucionario, aquel que sostiene todo edificio político -las estrategias y tácticas- que es la independencia de clase. Es evidente que se puede tener la táctica de llamar a votar a Lula en la primera vuelta (obvio, un voto crítico) dependiendo de la evolución de una coyuntura en la que Bolsonaro avance en las encuestas electorales -esa sería una opción apenas del campo de la táctica. Otra cosa totalmente diferente es entrar en un frente táctico electoral con la burguesía como están proponiendo los compañeros. Esa es una ruptura injustificable con los principios de la independencia de clase que significa liquidar al PSOL como partido independiente.

Es que pese a las presiones que sufrimos de la realidad, todas las experiencia de ruptura con la independencia de clase, de participación en frentes políticos electorales con la burguesía, siempre llevaron a desastres políticos profundos. Fue así en la capitulación a la burguesía en la revolución china de los 20′, en el apoyo al Frente Popular en Francia y el ingreso a él en España en los 30′ y, más recientemente, en el apoyo al gobierno de Mitterrand en la década de los 80′. Desde la confusión, pasando por la desmoralización y la dispersión, todas las organizaciones que rompieron con el principio de la independencia de clase sufrieron la desmoralización y no fueron nunca más recuperadas para la línea revolucionaria. Pueden continuar existiendo, pero acaban siendo cáscaras vacías. Hay que ver a corriente como la antigua DS o O Trabalho (PT) que, de capitulación en capitulación, desaparecieron del escenario político o no pasan de ser cuerpos parasitarios sin expresión directa en la lucha de clases que sin ninguna razón histórica viven del aparato petista/cutista.

Con la pérdida de principios históricos no se puede tener tácticas eficientes

A sabiendas de la gravedad del anuncio de esta línea, intentan argumentar en el sentido de que «el PSOL necesita mantener su independencia política en estas elecciones, así como presentar un programa de izquierda con el coraje de enfrentar los privilegios de las élites dominantes, puesto que el programa de la alianza con Alckmin tendrá muchos límites y problemas, que «Resistência actuará, en primer lugar, para que el partido esté empeñado, sin ninguna vacilación, en la campaña por el voto a Lula. Es precisa una campaña combativa con movilización y organización por la base. En definitiva, Bolsonaro no fue todavía derrotado y lo más importante es sacarlo del poder» y que «estamos en contra de la entrada del PSOL en un posible gobierno Lula-Alckmin. Desde ya, afirmamos taxativamente nuestra oposición a que el PSOL gobierne junto a Alckmin y otros sectores burgueses. Sería un error fatal para un partido que nace y se construye oponiéndose a la estrategia de conciliación de clases».

Ingresar en esa lista Lula-Alckmin no es más que una rendición al campismo (el «campo progresista de la burguesía» contra el «campo reaccionario de la burguesía») que fracasó mil veces en la historia de la lucha de clases y que va totalmente a contramano de lo que alega Resistência que será su objetivo: derrotar a Bolsonaro. Una vez que el PSOL ingrese definitivamente a la lista, habrá diluido su partido, su bandera, su programa, sus tácticas y sus figuras públicas en el «campo burgués progresivo» en vez de construir un campo independiente de los trabajadores. Un gobierno burgués Lula-Alckmin no será como cualquier otro de conciliación de clases -será un medio político para mantener y profundizar la explotación, que en cualquier crisis usará en nuestra contra y que usará la represión del estado contra nuestro movimiento-; deberemos combatirlo duramente. La alianza del PSOL con ese futuro gobierno debilita cualquier perspectiva de enfrentarlo.

Tenemos que decirle a la gente que el voto a Lula -en segunda o primera vuelta- tiene el objetivo táctico fundamental de derrotar a Boslonaro porque es un ultra reaccionario que queire darle un giro reaccionario al régimen. Esa es la única perspectiva independiente que puede tener el llamado al voto crítico a Lula. Bolsonaro es nuestro principal enemigo y debe ser abatido en las urnas. así de simple. Pero un gobierno de conciliación de clases también nos tendrá en la oposición, no nos representa por su composición, programa y métodos. Una vez derrotado el neofascista en las calles y las urnas, tenemos que continuar luchando de forma independiente por nuestros derechos y contra los ataques que vendrán del gobierno Lula-Alckmin.

La derrota de Bolsonaro y su salid del poder solo se puede garantizar a través de la movilización directa. Por eso, entrar en la lista de Lula es perder todo filo de la navaja táctica, estratégica y se principios. Además del nefasto poder pedagógico de generar confianza en un gobierno burgués de conciliación de clases, desmoviliza y hace que nuestras tácticas, que deben tener como centro llevar la lucha a las calles (que debería ser prioridad de Resistência) pierdan toda efectividad. Pues una vez dentro de ese frente, al contrario de lo que está siendo predicado por ellos, perderemos en mucho la capacidad de dialogar con las masas en el sentido de que Lula, el PT y compañía se movilicen para derrotar a Bolsonaro.

Aún cuando Resistência defienda realmente no entrar en un gobierno Lula-Alckmin -cosa que por la deriva oportunista de esta corriente debe ser de hecho confirmado en enero de 2023- el ingreso a sus listas ya configura en toda su plenitud la capitulación al campismo de origen reformista/estalinista. Campismo que, una vez asimilado por organizaciones de origen revolucionario lleva, invariablemente, a la pérdida de su carácter tal. Esta decadencia, esa pérdida terrible de principios que hace caer todo el edificio político revolucionario, tiene un trasfondo más objetivo: la presión política que significa Bolsonaro y las presiones materiales. El aparato del partido, del PT, de la CUT y del Estado burgués ejerce presiones muy fuertes sobre la dirección de las organizaciones. Éstas solo pueden ser soportadas con la militancia práctica en la base, con una orientación política correcta y con un balance crítico de la experiencia revolucionaria del siglo pasado. Estos elementos faltan no solo en Resistência sino también en casi todas las corrientes que actúan dentro y fuera del PSOL.

Cuando se pierde la independencia de clase, nada del armazón revolucionario se puede mantener: estrategias y tácticas -necesariamente interligadas- se diluyen y pierden su efectividad. En el caso específico de la coyuntura brasilera, nos desarma para la lucha contra Bolsonaro en las calles. Esa lección básica parece escapársele totalmente a la dirección de Resistência. Pero, lo que es aún peor, ésta no es solo una falencia política de Resistência sino de toda la dirección del PSOL. Pues su política campista de conciliación de clases hace que como partido deje de cumplir el papel de agente movilizador de sectores de masas en una coyuntura en la que esa es la tarea central. Esto puede acabar en la reelección de Bolsonaro y/o una maniobra golpista de extrema derecha. Esos son los principales crímenes políticos -destruir el PSOL como partido independiente y no apostar a la movilización directa para derrotar a Bolsonaro- ante los que estamos asistiendo si la línea de ingresar a la lista burguesa Lula-Alckmin fuera aprobada por la Conferencia Electoral del PSOL.

Nosotros, Socialismo o Barbarie; junto a otras corrientes, militantes y figuras públicas; apostamos a la reversión de esta tendencia destructiva y la continuaremos en la Conferencia electoral (30/04), daremos dura batalla contra estos crímenes históricos que son liquidar el PSOL como partido independiente de la burocracia y la burguesía, y el de no tener como prioridad la lucha en las calles para derrotar a Bolsonaro. Continuaremos así con varios compañeros en la lucha por la construcción de agrupamientos y reagrupamientos que no capitulen en su independencia de clase y de la consecuente orientación revolucionaria de nuestras estrategias y tácticas, condiciones fundamentales para construir partidos revolucionarios que de hecho contribuyan a las luchas inmediatas e históricas de la clase trabajadora y los oprimidos.

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