Panamá en las calles contra el aumento en el costo de la vida

Panamá es un oasis del capitalismo neoliberal, donde los privilegios financieros y fiscales para las grandes empresas quedaron en evidencia con el escándalo de los “Panama Papers”.

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Su modelo de desarrollo íntimamente ligado al Canal, viene acompañado de enormes rascacielos deshabitados que contrastan con un 20% de la población bajo la línea de pobreza y un 10% en pobreza extrema. (1)

El país es uno de los más desiguales del mundo pues el 10% de la población con mayores ingresos acapara 40 veces más ingresos que el 10% de la población con ingresos más bajos. La precarización e informalidad del empleo alcanza un 40% de la población económicamente activa, sector que se vio mayoritariamente afectado con la pandemia y las medidas sanitarias.

Es por estas razones que el descontento acumulado en el pueblo trabajador explotó como en Chile, Colombia o Ecuador recientemente. También a nivel mundial son cada vez más recurrentes las movilizaciones contra el aumento del costo de la vida, la inflación y los combustibles como en Sri Lanka, país que entró en impago de deuda y se encuentra en una crisis social muy aguda, y en otros países como Bélgica, Reino Unido y Sudán.

En Panamá las movilizaciones iniciaron en el sector docente, de allí se han extendido a otros como salud, pueblos indígenas, movimiento estudiantil, entre otros; ya se acumulan tres semanas de protestas iniciadas el 1 de julio. La Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado (ANADEPO) y Pueblo Unido por la Vida son dos frentes convocantes de las protestas, sostienen 3 propuestas: “bajar el precio y congelamiento del combustible a 3 dólares, bajar el precio de la canasta básica familiar y medicamentos hasta su congelamiento”.

Bajo estas consignas el movimiento inició como un paro de labores, que ha contado con concurridas marchas, cortes de ruta, concentraciones entre otras manifestaciones, caracterizadas por la alegría, la música, las canciones del pueblo trabajador, pero también por la fuerza y convicción que hoy sostiene un movimiento legítimo que sigue creciendo. Actualmente el gremio docente junto con otros sectores de la población se encuentra en Huelga Indefinida.

Para el día miércoles 13 de julio se unió a las protestas mediante la convocatoria a huelga de 24 horas, el Sindicato de trabajadores de la construcción (Suntracs), uno de los sindicatos con más fuerza de movilización del país.

Debido al incremento del precio internacional los combustibles, en Panamá se incrementaron en un 47% durante este año, llegando (el galón) a costar $5,17 a finales de junio. El gobierno de Laurentino Cortizo, antes de la situación actual, impulsó un subsidio sobre el transporte público y varios incentivos para evitar una huelga en ese momento.

Cabe resaltar que el gobierno panameño ya lleva varios intentos de establecer “mesas de diálogo” con los sectores movilizados, los cuales han resultado infructuosos, pues existe mucha desconfianza en estas mesas y en el gobierno que tiene varios casos de corrupción a cuestas.

Al mismo tiempo, Cortizo utiliza las fuerzas represivas para reprimir las manifestaciones dada su incapacidad por resolver los justos reclamos populares. Así, se siguen dando duros enfrentamientos en la provincia de Veraguas, donde germinó el movimiento y en muchas otras ciudades, comarcas y comunidades.

Para el pasado domingo 17 de julio, el gobierno intentó establecer una nueva mesa de diálogo en la ciudad de Santiago de Veraguas con la ANADEPO, epicentro de las movilizaciones. Acá se llegó al acuerdo de rebajar el precio de la gasolina en $3.32. A pesar de esto, las bases no aceptaron el acuerdo con el gobierno y rompieron el documento en la asamblea permanente de ANADEPO el día lunes 18 de julio, realizada en la sede de la Asociación de Educadores Veragüenses (AEVE), por lo que continúan las protestas.

Por otra parte, hay que advertir que la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de Panamá está pujando para que el gobierno ajuste a la clase trabajadora y se apliquen “medidas de contención al gasto público, congelamiento de contrataciones a funcionarios no prioritarios, suspensión de licencias con sueldo, recorte de gastos de forma vertical, entre otros”. Ante esta presión el gobierno recortó el gasto estatal de un 10% de la planilla, lo que significa el despido de aproximadamente 27 mil trabajadores estatales que pasan a engrosar las filas del desempleo.

Sin duda alguna las protestas en Panamá, enmarcadas en esta oleada de movilizaciones, dan cuenta del malestar de los sectores populares por las condiciones de explotación y precarización impuestas por el capitalismo. Desde estas páginas nos colocamos por el triunfo de las luchas de la clase trabajadora contra el aumento del costo de la vida y el ajuste capitalista y neoliberal contra los de abajo para seguir protegiendo los grandes privilegios y riquezas de los capitalistas.

Por último, es rescatable la unidad lograda por La Alianza Nacional por los Derechos del Pueblo Organizado (ANADEPO), Pueblo Unido por la Vida y el Movimiento Originario el pasado lunes, donde unifican sus fuerzas en una sola lucha, lo cual ya estaba sucediendo en las calles durante las últimas tres semanas. Llamamos a las dirigencias de estos sectores a no depositar confianza en el gobierno, a mantener la independencia de clase de la burguesía y a democratizar las decisiones con las bases.

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