Los obreros de Norfolk Southern que trabajaron en el lugar del descarrilamiento del tren tóxico en Ohio o que continúan con las operaciones de limpieza están enfermando. Así lo informaron dirigentes de sindicatos ferroviarios a funcionarios del gobierno de Joe Biden.

El miércoles doce dirigentes sindicales se reunieron en Washington DC con el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, y con el administrador de la Administración Federal de Ferrocarriles, Amit Bose.

Entre los puntos que se discutieron surgió que los trabajadores están enfermando, presentan migrañas y náuseas. Se trata de aquellos que estuvieron durante el descarrilamiento y quienes aún continúan en las operaciones de limpieza.

También denunciaron que a los obreros no se les han proporcionado los equipos de protección personal adecuados para trabajar con elementos tóxicos. Según los representantes, de 35 a 40 trabajadores estaban en la vía férrea y no se les proporcionó aparatos de respiración adecuados, ni guantes de goma, ni protección para los ojos, botas o cobertores. Solo se les proporcionó máscaras de papel y N95.

En la reunión también se discutió sobre las causas que pueden llevar a accidentes de este tipo. Cabe mencionar que la posibilidad de este desastre ya había sido advertida por los trabajadores en huelga.

El tren tóxico de Ohio liberó grandes cantidades de cloruro de vinilo, sustancia que se usa en la fabricación de PVC. Se trata de un gas incoloro e inodoro que es un carcinógeno y que además puede provocar afecciones en la piel, el sistema neurológico y el hígado. De ahí que sea elemental que los trabajadores cuenten con el equipamiento adecuado. En lugar de esto los empresarios y el gobierno de Biden hacen la vista gorda. Dejan que los trabajadores sufran las consecuencias de su propia desidia, de su afán de ganancias.