La inflación rompe un nuevo récord en la Eurozona y supera el 9%

Se trata del valor interanual más alto desde que existe la moneda común europea. Los precios de la energía y de los alimentos contagian la dinámica inflacionaria hacia el resto de la economía.

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Este miércoles se conoció el último dato de inflación de los países que conforman la Unión Europea. La estadística otra vez devolvió un récord histórico desde que existe la moneda común europea: 9,1% interanual.

Se trata del valor más alto desde que existe el euro. El dato supera por dos décimas el valor de julio, que había sido el récord anterior.

La disparada en los precios internacionales de la energía continúa siendo el principal motor en los aumentos de precios. En ese rubro, el aumento interanual ya llega al 38,3%. El otro gran factor inflacionario vienen siendo los alimentos: el 9,8% de julio fue superado por el 10,6% de agosto.

Sin embargo, el dato que más enciende las alarmas entre las autoridades europeas es el de la inflación núcleo (4,3%), es decir, el que considera los aumentos de precios excluyendo energía y alimentos, los grandes motores de la inflación. El número de agosto es tres décimas mayor al del mes anterior.

Esto significa que los aumentos de precios están trasladándose hacia otras áreas de la economía. La inflación en energía y alimentos estaría «contagiando» como un virus al resto de las actividades económicas. El riesgo es el de que la inflación deje de ser una consecuencia circunstancial de la guerra en Ucrania para convertirse en un problema de más largo alcance.

Presiones y desigualdades

Los datos que arroja Eurostat, el organismo estadístico de la UE, muestran en detalle cómo afecta el fenómeno inflacionario a los distintos países, reflejando enormes desigualdades. Las economías más pequeñas y subordinadas las grandes potencias europeas son las que más están sufriendo los aumentos de precios.

Por ejemplo, la inflación se ha desbocado en los países bálticos. Estonia encabeza el ranking europeo con un 25,2% de inflación interanual, seguido por Lituania (21,1%) y Letonia (20,8%).

El índice también es de dos dígitos en otros seis países, la mayor cantidad registrada. Entre ellos se encuentran Países Bajos (13,6%), Eslovaquia (13,3%) y Eslovenia (11,5%). Lo siguen Grecia (11,1%), Bélgica (10,5%) y España (10,3%), una de las economías importantes de la UE que ingresa a los países que rompen esta marca.

Al mismo tiempo, Alemania rompió su propio récord llegando a un 8,8%. Por su parte, Italia registró un 9% interanual.

En el otro extremo del ranking, los aumentos más moderados se reflejan en Francia (6,5%), un número que de todas formas sigue siendo muy alto para los estándares históricos desde que existe la eurozona.

El dato de este mes ha aumentado la presión sobre las autoridades del Banco Central Europeo (BCE) para una subida más fuerte de las tasas de interés, lo que se espera se anuncie este jueves.

Los «halcones» ortodoxos del BCE venían siendo minoría frente al ala de economistas más moderada que apostaba por una subida leve de las tasas, en torno a un 0,25 puntos básicos. La estrategia cambió en julio pasado. Y los datos de agosto podrían profundizar la tendencia de la autoridad monetaria europea de ir hacia una política antiinflacionaria más agresiva (y contractiva).

No sólo porque el número de inflación en la eurozona sigue en aumento, sino también porque la Reserva Federal ratificó el rumbo de subida de los tipos de interés. El titular de la Fed, Jerome Powell, incluso deslizó la idea de que está dispuesto a inducir a la economía a una recesión con tal de bajar la inflación. Esto presiona aún más al BCE para no quedarse atrás y evitar un derrumbe del euro frente al dólar estadounidense.

Los gobiernos y analistas económicos europeos son más pesimistas que los estadounidenses, donde algunos afirman que la inflación ya empezó a bajar luego de haber registrado 0% en julio. Una presunción que de todas formas luce apresurada viendo los datos de Europa y la continuidad del conflicto bélico en Ucrania.

Aunque es cierto que la inflación en EE.UU. está menos relacionada a los altos precios de la energía que en Europa, por la sencilla razón de que el país norteamericano, a diferencia de muchos países europeos, no depende del gas ruso. La amenaza de Putin de cerrar el suministro de gas con la llegada del invierno boreal sigue cerniéndose como una espada de Damocles sobre la economía europea.

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