• Después de idas venidas sobre la realización de la competencia, la Conmebol confirmó vía Twitter que la Copa América 2021 se juega finalmente en Brasil. La sede fue confirmada después de que Colombia quedara fuera de la lista producto de la rebelión popular en curso y de que Argentina se bajara a raíz de su preocupante situación sanitaria.

Gala Chilavert

Ya hay fecha de inicio, el domingo 13 de junio a las 18 horas van a disputar el partido inaugural Argentina-Chile y, el mismo día a las 21 horas se juega Bolivia-Paraguay. Las ciudades que van a albergar los encuentros serían de Río de Janeiro y San Pablo, a las que se sumarían Brasilia, Recife y Natal.

No hay pandemia que valga, el show debe continuar. Y, aunque la pelota no se macha, si de negocios se trata a más de uno no le molesta seguir explotando el negocio. No importa que a la vista esté la experiencia de la Copa Libertadores, donde muchos clubes tuvieron contagios entre sus planteles, llegando a ser el de River uno de los casos más resonantes. No existen protocolos que garantice hasta el final la salud de los deportistas y trabajadores de los planteles.

En las redes ya hay memes y comentarios girando donde se señalan los puntos más evidentemente contradictorios de esta polémica elección, que tantas idas y vueltas tuvo que afrontar. Es que la lucha de clases y la pandemia se imponen como elementos que condicionan el desarrollo de todo ámbito de la vida social y el fútbol es parte de la misma.

La rebelión en Colombia y la lucha que resiste la más cruenta represión y violencia desatada por Iván Duque era un escenario demasiado «convulsionado» para los organizadores. La preocupante situación epidemiológica y sanitaria tampoco daban margen al gobierno de Alberto Fernández para sostener la elección Argentina como sede. Pero el país cuyo presidente desestimó al Covid-19 tildándolo de una simple «gripecita» claramente resultaría más viable para la Conmebol.

Lejos estuvieron los directivos de pensar en una postergación cuando en la mayoría de los países del continente las segundas y terceras olas están causando estragos, llegando a récords diarios de contagios y personas fallecidas. Para estos empresarios del fútbol que dirigen la entidad priman más las posibilidades de hacer grandes negocios con la publicidad, las transmisiones y eso es lo único que cuenta. Al menos para ellos.

Tampoco parece importar si los planteles, equipos periodísticos que cubran el evento y personal que trabaje para garantizar la realización ven expuesta su salud. Hablamos del país sede de una de las variantes de Covid-19 más preocupantes, la cepa de Manaos y, donde los contagios promedian los 60 mil casos diarios -ya van más de 16 millones y medio desde que arrancó la pandemia- y se producen casi 900 muertes por día. Allí, la política genocida de Bolsonaro se cobró casi medio millón de vidas.

La filosofía del «siga, siga» de Lamolina fue adoptada por Alejandro Domínguez y compañía, mientras vemos como una de las principales expresiones y atractivos culturales para el pueblo trabajador en manos de estos personajes vuelve a dar la espalda a la realidad social y sanitaria. Mientras las selecciones, sus planteles y figuras miran un poco para otro lado, nuevamente el fútbol se juega en pos de asegurar grandes ganancias para los empresarios que lo manejan.

Queda mucho por saldar respecto al problema de la mercantilización del fútbol en el capitalismo y el rol de los jugadores como referentes e ídolos pero, les dejamos para terminar -y seguir pensando- una reflexión de «Sócrates» aquel jugador- filosofo surgido de la experiencia de la Democracia Corithiana:

“Muchas veces pienso si podremos algún día dirigir este entusiasmo que gastamos en el fútbol hacia algo positivo para la humanidad, pues a fin de cuentas el fútbol y la tierra tienen algo en común: ambos son una bola. Y atrás de una bola vemos niños y adultos, blancos y negros, altos y bajos, flacos o gordos. Con la misma filosofía, todos a fantasear sobre su propia vida”.