La batalla contra la reforma previsional en Francia

Más de 2,8 millones de personas se movilizaron en Francia el 31 de enero de 2023 por las jubilaciones, según las centrales sindicales. A esto le siguió un gran movimiento social. Pero entonces, ¿Por qué, a finales de mayo de 2023, las y los trabajadores no han ganado la derrota de la contrarreforma previsional planteada por el gobierno de Macron?

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Artículo aparecido en Socialisme ou Barbarie Francia. Traducción: Lucía Bohumin

Más de 2,8 millones de personas se movilizaron en Francia el 31 de enero de 2023 por las jubilaciones, según las centrales sindicales. A esto le siguió un gran movimiento social. Pero entonces, ¿por qué, a finales de mayo de 2023, las y los trabajadores no han ganado la derrota de la contrarreforma previsional planteada por el gobierno de Macron?

1. Se agrava la política capitalista en Francia y golpea a los derechos de los trabajadores


El gobierno de Macron, reelegido en 2022, anunció el 10 de enero de 2023 que quería implementar la contrarreforma previsional. La misma preveía la ampliación de los años de cotización y el aplazamiento de la edad legal de jubilación a 64 años, en lugar de los 62 años actuales.

Elisabeth Borne, primera ministra, intentó justificar estas medidas políticas como si no hubiera otra alternativa posible. El gobierno presentó su orientación como la única opción viable, «para no aumentar los impuestos». Mientras tanto, desde la llegada de Macron al poder, el gobierno intenta destruir toda conquista social para darle más regalos a los ricos.

Más allá de las especificidades técnicas, esta reforma de las pensiones es en realidad un medio de transferir las riquezas que pertenecen a los trabajadores a la gran patronal. Es una manera de vaciar nuestros bolsillos, para luego reducir drásticamente los impuestos a las empresas.

El gobierno Macron quiere imponer, con la contrarreforma de las pensiones, una batallón de medidas antisociales, antidemocráticas y anti ecológicas: reforma de los liceos profesionales, SNU (Servicio Nacional Universal) obligatoria, selección en la universidad, liberalización del ESR (Instituciones de Educación Superior), contrarreforma del seguro de desempleo, privatización de la salud y la educación, vulneración del derecho medioambiental, ley Darmanin contra los migrantes, reducciones de las ayudas a las personas con discapacidad. Los capitalistas quieren entregarle la juventud de la clase obrera atada de pies y manos a la patronal: trabajar casi gratuitamente para prácticas sin interés educativo, con las RSA (renta de solidaridad activa) condicionada a horas de trabajo no remuneradas, etc. Sin embargo, ya sufrimos la precariedad, la dificultad para encontrar trabajo y la inflación. En dos años y cuatro meses, los precios de los alimentos han aumentado tanto como en los 13 años anteriores. ¡Y los industriales afirman que es la guerra en Ucrania la que causa el aumento de los precios, incluso para alimentos como el cacao!

En este contexto, la patronal y el gobierno no hacen concesiones a los trabajadores y las trabajadoras sino que multiplican sus ataques, el más importante de los cuales es la reforma previsional. Afirman que la esperanza de vida aumenta, mientras que se acerca al estancamiento desde hace diez años. Por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el año de la pandemia de Covid, se ha registrado un ligero retroceso. Por último, la esperanza de vida en buen estado de salud no ha aumentado en los últimos diez años: 64,1 para las mujeres y 62,7 para los hombres, según el Insee. Además, estudios estadounidenses demuestran que cuantos más años trabajamos, más pronto morimos.

Muchas trabajadoras y trabajadores no podrán trabajar hasta los 64 años, ya sea porque serán despedidos antes o porque ya no tendrán la capacidad física y tendrán que conformarse con pensiones de miseria si se aplican los planes del gobierno. No faltan ejemplos concretos. A principios de abril de 2023, el Elíseo despidió a un agente considerado demasiado viejo para mantener el palacio presidencial. Este trabajador no pudo soportar su despido después de 23 años de servicio y se quitó la vida tirándose bajo el tren. Las palabras del gobierno sobre la empleabilidad de los «ancianos» suenan tanto más falsas cuanto que el propio Elíseo se deshace sin miramientos de estos empleados. A los gobiernos capitalistas no les importan nuestras vidas: en Perú, donde la edad de jubilación estaba en 70 años, el gobierno de Dilma la subió a 75!

Macron ya había intentado aprobar un proyecto de ley previsional que la empresa Black Rock le había sugerido durante su primer quinquenio. Esta multinacional estadounidense gestiona activos e indirectamente propone a sus clientes complementar su jubilación con ahorros de jubilación, como si ya no contribuyéramos para eso… En su sitio web, Black Rock explica cómo apoyan el programa de Macron. En su segundo mandato, el presidente de los ricos volvió a la carga con un nuevo proyecto, fuertemente rechazado por la gran mayoría de la población.

2. Movilizaciones masivas en las calles, frenadas por la intersindical

La ola de movilizaciones ya había comenzado en octubre de 2022 con huelgas por salarios. El punto culminante fue la revuelta de los trabajadores del petróleo que hizo temblar a la burguesía. Las dificultades para encontrar combustible afectaron a todas las empresas. Sin embargo, el 4 de octubre de 2022, todas las centrales sindicales habían visitado a Dussopt, Ministro de Trabajo, para discutir la contrarreforma de las pensiones. También todas habían decidido participar en las consultas con el gobierno sobre la contrarreforma de las pensiones. De esta manera, los sindicatos comenzaron a implementar una política de diálogo con el gobierno, que continuaron en 2023.

Tras los anuncios de Borne sobre las jubilaciones, la Intersindical (CFDT, CGT, FSU, UNSA, FO, CFE CGC, CFTC y Solidaires) lanzó el llamamiento a una primera jornada de huelga y movilización para el 19 de enero de 2023. Los trabajadores y trabajadoras de la RATP llamaban a la huelga el 13 de enero y los docentes se movilizaban el 17. El sábado 21 de enero, organizaciones políticas y juveniles venían convocado una manifestación desde semanas atrás. Para señalar la oposición a la misma ley, las federaciones sindicales iniciaron una huelga con movilizaciones dispersadas. A continuación se sucedieron trece jornadas de llamado a paro por parte de la intersindical, espaciadas en cuatro meses. La estrategia de las jornadas de huelga por cuentagotas ya había sido denunciada bien rápido por muchos trabajadores de base. Sin embargo, esta fue la estrategia sostenida de la intersindical, con jornadas de movilización intercaladas con el calendario parlamentario. 

Para muchos de los trabajadores y trabajadoras movilizados, era evidente que habría sido mejor realizar bloqueos los días de huelga de manera sucesiva, reconduciendo la huelga para imponer el bloqueo del país y poner a Macron contra las cuerdas. Esta consigna de poner a Francia a la espera estuvo presente una y otra vez en los debates de los lugares de estudio y de trabajo. Sin embargo, la Intersindical al frente de la dirección del movimiento hizo todo lo posible para no sobrepasar los límites institucionales, para no llamar a la huelga general ilimitada y para contener la ira de los trabajadores en acciones rutinarias respetuosas del poder político.

Algunos sectores se liberaron del calendario de la Intersindical y continuaron con las huelgas por salarios y las jubilaciones. Les trabajadores recolectores de basura y agentes de los TIRU (Tratamiento Industrial de los Residuos Urbanos) de sectores público y privado lograron imponer acciones más allá de las fechas nacionales de movilización y se convirtieron en el sector emblemático de la movilización. Comenzaron la huelga por el aumento de los salarios desde el principio del movimiento por las pensiones y la prorrogaron el 15 de marzo. La solidaridad durante los piquetes y bloqueos de los centros de tratamiento de residuos en la región parisina permitió a diferentes sectores reunirse y organizar la huelga y los piquetes para evitar la represión del gobierno. En el 53º congreso de la CGT, el 27 de marzo de 2023, nuestro compañero Murielle, de la federación de la química, interpeló al antiguo secretario general de la CGT: «Compañero Philippe Martínez, ¿quién te dió el mandato de hablar de mediación mientras los trabajadores están en la calle?».

La imposición por la fuerza del gobierno Macron-Borne el 16 de marzo con el artículo 49.3 encendió las brasas de la protesta y llevó a más personas a movilizarse y a declararse en huelga. Nuevos sectores entraron entonces en lucha, y se reanudó la movilización de aquellos que ya estaban en huelga. Las basureras y los basureros, locomotoras de la movilización, tomaron el mando después de tres semanas de huelga. En Gonfreville, la refinería se detuvo y la mitad de las estaciones de nafta faltó el combustible. El propio Macron tuvo que retractarse de una de sus provocaciones: invitar al príncipe de Inglaterra Carlos III al palacio de Versalles. La inteligencia territorial habría tenido la información de que el monarca no sería bien recibido, ¡qué clarividencia!

Si antes del movimiento por las jubilaciones una parte de la población francesa parecía resignada a sufrir, el 49.3 fue el detonante para que quienes no se atrevían a dar el paso de la huelga se pusieran en movimiento. El jueves 23 de marzo, numerosas pancartas en todo el país denunciaron la medida antidemocrática de un gobierno para el que las reglas de la democracia burguesa no parecen ya lo suficientemente permisivas: «El agua hierve a 100 grados, el pueblo a 49.3». Los trabajadores del gas en huelga amenazaron con dejar la presión de gas a 49,3 bar (presión insuficiente para alimentar los edificios). El uso del artículo 49.3 reveló a escala masiva el carácter antidemocrático e injusto del gobierno de Macron, despreciando la opinión mayoritaria de la población sobre la reforma.

La jornada del jueves 23 de marzo demostró el dinamismo de la lucha con 400 liceos bloqueados, 3,5 millones de personas en las calles según las centrales sindicales. Las columnas en toda Francia hicieron sentir a los manifestantes un fuerte sentimiento de cohesión. Las maniobras de la policía para provocar accidentes durante las manifestaciones no interrumpieron el movimiento, la determinación y la ira dominaron el miedo.

Mientras algunos burócratas sindicales buscaban en marzo nuevas propuestas para calmar la situación, la movilización contra la reforma previsional continuó. Por eso las direcciones sindicales tuvieron que convocar una nueva fecha de huelga nacional el 28 de marzo. Las manifestaciones, bloqueos y acciones comenzaban a desbordar el marco de la Intersindical, especialmente en la juventud.

La huelga por las pensiones y también por salarios se extendió a nuevos sectores y se reanudó a principios de abril. Los recolectores de numerosas ciudades, como Marsella, se lanzaron a la huelga, relevando la larga huelga de sus compañeros de París, y el número de bombas en seco testimoniaban el nivel de huelguistas en las refinerías. Una gran parte de las refinerías estaban paradas; como Petroineos de Lavera en Bouches-du-Rhône o Gravenchon y Donges que abastecen a la región parisina.

Sin embargo, las asambleas generales de trabajadores y trabajadoras eran de tamaño desigual. El número de trabajadores ferroviarios agrupados en Asamblea General, fuera de los sectores históricamente muy movilizados, fue bastante decepcionante dada la importancia del movimiento. Esto puede explicarse por varios factores: las personas contratadas en la SNCF son escasas, la falta cohesión en las luchas se hace sentir cuando en una empresa no todo el mundo tiene el mismo tipo de contrato.

La precariedad del mundo laboral pesa en la movilización. Es el caso también de los trabajadores de alcantarillado de la región parisina, muy movilizados durante las huelgas de 2019 contra la jubilación por puntos. Los trabajadores sanitarios tienen una esperanza de vida de 17 años inferior a los restos de los franceses, habida cuenta de la extrema penuria de sus tareas. Anteriormente, la dureza de estos oficios se compensaba parcialmente con una jubilación anticipada y un contrato de trabajo más cuidado. Hoy en día, los trabajadores sanitarios tienen contratos precarios que les hacen temer las consecuencias de la huelga.

La privatización de las empresas públicas crea una diversidad de perfiles que perjudican la construcción de la conciencia de clase. Jean Castex, antiguo primer ministro, fue nombrado en noviembre de 2022 presidente y director general del grupo RATP (Régie autonome des transports parisiens). Tan pronto como llegó, fingió hacer un regalo a los delegados sindicales de la UNSA y FO en forma de una «prime», que no es más que una agrupación de «primes» ya existentes. Con este sistema, los trabajadores en huelga pierden la totalidad de este por un solo día de huelga. Los índices de huelguistas en la RATP han sido decepcionantes, mientras que el sector del transporte tiene un papel importante en la motivación de los huelguistas. También en la SNCF, ciertas prácticas sindicales de corporativismo han perjudicado al movimiento, como en los conductores y conductores de trenes donde los delegados sindicales preparan futuras negociaciones dentro de unos meses, y retienen a sus tropas para esos momentos precisos.

Los asalariados han tenido dificultades para construir una alternativa a la intersindical para dirigir el movimiento desde abajo. Sin embargo, la confianza de los trabajadores y trabajadoras en su lucha y en la capacidad de liderarla, sin intermediarios, es necesaria para ganar.

La noche del 14 al 15 de abril, Macron promulgó la contrarreforma de las pensiones inmediatamente después de que el Consejo Constitucional diera luz verde. Para responder a un enésimo insulto de Macron al mundo del trabajo, la intersindical se limitó a fijar la fecha del partido de vuelta el 1 de mayo: Día Internacional de las Trabajadoras y los Trabajadores, que es feriado.

Los ferroviarios habían convocado una huelga el 20 de abril. La asamblea general de los ferroviarios de Montparnasse prorrogaba la huelga desde hacía 35 días. ¿Por qué la intersindical no siguió a su base, locomotora de la movilización? Otros trabajadores están también en lucha por los salarios, como el de Vertbaudet en el norte en huelga desde hace tres meses.

Los tiempos muertos de la intersindical marcados por la espera de respuesta de las instituciones han hecho perder fuerza al movimiento. ¿Y por qué el 16 de marzo, día del 49.3, y el 14 de abril, día del dictamen del Consejo Constitucional, las centrales sindicales no han llamado a movilizarse masivamente a la clase, para mantener la presión sobre las instituciones que tanto parecen respetar? Este fenómeno no es exclusivo de las direcciones sindicales francesas, durante la huelga por salarios en el Reino Unido en 2022, las centrales sindicales habían hecho una pausa en las huelgas por la muerte de la reina.

El 1 de mayo de 2023 fue histórico por la duración de las manifestaciones en toda Francia, incluso en las pequeñas ciudades. Las organizaciones sindicales contabilizaron cerca de 2,3 millones de personas movilizadas, lo que representa entre siete y diez veces más personas en la calle en comparación con 2022. El éxito de la jornada de movilización se explica evidentemente por el contexto de una lucha encarnizada de los trabajadores contra la reforma de las pensiones de Macron desde hace meses.

Después de estas manifestaciones masivas, la Intersindical habría podido aprovechar la fuerza de la calle para relanzar la batalla, con llamamientos a la huelga y a la manifestación para exigir la retirada de la reforma. Sin embargo, los dirigentes sindicales decidieron hundir los pies en el freno, anunciando una próxima fecha de manifestación el 6 de junio. Probablemente será su última llamada antes de las vacaciones. Los dirigentes de la intersindical parecen buscar enterrar la movilización y salvar el gobierno de Macron. 

La política de las direcciones sindicales es una política de la derrota. Han hecho todo por salvar a Macron mientras que su mandato estaba amenazado. Desviaron la bronca de les trabajadores hacia una estrategia de derrota. Recordemos que la Intersindical no ha querido movilizar ni el 16 de marzo, el día del 49.3), ni el 14 de abril, el día del Consejo Constitucional. Diálogo, referéndum, moción de censura, cartas a los diputados, encuentro con Madame Borne en abril y los 16 y 17 de mayo: estas tácticas constitucionales llevaron al movimiento a un callejón sin salida.

3. Lxs políticxs de la izquierda institucional traen mucho ruido y pocas nueces 

Los políticos reformistas intentaron marcar la huelga con algunos hitos para dar la ilusión de que estaban al mando del movimiento. Después de hacer circo en la Asamblea parlamentaria, intentaron hacer creer que el movimiento se jugaba todo en la decisión del Consejo de Estado. Después de la respuesta del Consejo de Estado, estos mismos políticos trataron de depositar las esperanzas de los trabajadores y trabajadoras en el referéndum.

Aunque los partidos de la NUPES (Nueva Unión Popular Ecológica y Social) participaron en las manifestaciones contra la reforma de las pensiones, siempre intentaron vehiculizar la ira a las peleas parlamentarias, que resultaron inútiles. Algunos componentes de esta alianza trataron incluso de disimular las traiciones del pasado, distanciándose de la ley Touraine, aprobada en 2014 por un gobierno PS-Verts apoyado entonces por el PCF. Del mismo modo, el PS trató de construir una buena imagen mientras que el recurso al 49.3 del gobierno Hollande para hacer aprobar la ley Trabajo sigue presente en la memoria de los manifestantes.

En las instituciones, el reformismo intentó jugar a los ilusionistas con la moción de censura, depositando su confianza en los centristas reaccionarios del grupo Liot. Los políticos de la izquierda reformista, a veces acompañados de la extrema derecha en el parlamento, quieren movilizarnos de vuelta hacia las urnas y al juego de las campañas electorales, para capitalizar electoralmente el error político de la obstinación de Macron.

El eslogan de La France Insoumise (LFI) durante todas las manifestaciones ya era electoralista: «la jubilación a los 60 años con LFI». En la extrema derecha, Marine Le Pen declaró en BFM TV que pensaba anular la reforma si se convertía en presidenta. Se trata de dos espacios políticos que creyeron poder disputar la presidencia el año pasado, en el marco de unas elecciones que demostraron la degradación de la legitimidad de las instituciones. Macron logró ser electo, pero con una tazas de abstención importantísimas. 

Las ilusiones institucionales a derecha e izquierda no estuvieron a la altura de la bronca en las calles; los manifestantes no parecen interesados por volver a las urnas. La perspectiva del 2027 es un horizonte demasiado lejano y no podemos esperar nada de las especulaciones electorales de los reformistas.

4. La violencia de Estado y el problema de la extrema derecha 

Durante las movilizaciones, el Estado mostró su cara más violenta en numerosas ocasiones en toda Francia. A una manifestante AESH (acompañante de alumnos con discapacidad) le arrancó el pulgar una granada en Rouen, a los manifestantes golpeados por la policía se les rompieron las costillas, un sindicalista perdió la vista de un ojo debido a una explosión de granada: la voluntad manifiesta del gobierno era sembrar el terror para que la gente se quedara en la casa.

El gobierno está rondando la violación de las reglas de la democracia burguesa. El 1 de mayo tuvieron lugar arrestos arbitrarios. El medio de comunicación Contraataque transmite el hecho de que seis manifestantes han estado detenidos abusivamente durante ocho días, mientras que la detención policial debe terminar al cabo de 48 horas como máximo (24 horas prorrogables una vez).

Los sindicatos de Seine-Saint-Denis habían previsto la distribución de panfletos en forma de cartones rojos para el público del partido de la Copa de Francia el 29 de abril. La prefectura intentó prohibir la distribución de folletos y silbatos. Si bien los sindicatos obtuvieron de la justicia la anulación de este decreto que atenta contra la libertad de expresión, la declaración de la manifestación fue presentada tres días antes del evento. El estadio de Francia le permitió confiscar folletos y silbatos. El gobierno no carece de aliados en el negocio del fútbol, siempre y cuando se trate de hacer negocios juntos. Los aficionados informaron en las redes sociales que el minuto 49 del partido y la entrega de trofeos por parte de Macron fueron fuertemente silbados. Cuidándole las espaldas, las cadenas de televisión han vuelto a poner el sonido de la retransmisión para no disgustar al presidente francés.

Después de la promulgación de la Ley de Jubilaciones, quienes lucharon contra la reforma organizaron cacerolazos frente a los ayuntamientos, interrumpiendo o anulando los actos de todos los representantes del gobierno. El viernes 13 de abril por la noche se desataron espontáneamente manifestaciones incendiarias en París, Rennes y Nantes en particular. Todos los acontecimientos, declarados o no, fueron reprimidos. Se detuvo a personas que ni siquiera participaban en las manifestaciones. Macron hace desplegar medios colosales para poder hacer su comunicado: está acompañado de un grupo electrógeno bajo vigilancia policial para evitar los cortes de electricidad dirigidos a los agentes. El presidente francés llegó a celebrar solo con su ejército el 8 de Mayo de 1945 – en recuerdo de la rendición alemana en la Segunda Guerra – en los Campos Elíseos, saludando las vitrinas.

La brutalidad institucional ilustrada por el 49.3, luego la violencia del Estado que se expresa en un régimen de terror en las calles, la voluntad de inculcar el patriotismo a través del Servicio Nacional Universal y el aumento del presupuesto del ejército por miles de millones marcan las bases de un Estado cada vez más autoritario al servicio integral del capitalismo.

Esta política reaccionaria del gobierno no hace más que abrirle el camino a la extrema derecha. Ésta constituye un peligro que hay que enfrentar en el terreno de la lucha de clases, así como en la representación política para que la extrema derecha no pueda apropiarse de la bronca contra Macron. Marine Le Pen sigue intentando reforzar su posición de alternativa al presidente de la República. Propagandiza la abolición de la Agrupación Nacional (RN) condenando públicamente el desfile neonazi del 6 de mayo autorizado por la prefectura. Sin embargo, dos antiguos tesoreros del micro-partido Jeanne de Marine Le Pen fueron identificados en esta reunión. Darmanin se vio entonces obligado a reajustar el tiro e intentar prohibir la reunión de «Acción Francesa» del día siguiente, finalmente autorizada por el tribunal administrativo. Los ataques y las acciones de grupúsculos de extrema derecha tuvieron lugar en muchas ocasiones en los primeros meses, como los ataques contra estudiantes que protagonizaban bloqueos en universidades, por ejemplo. 

5. La movilización de la juventud contra la reforma de Macron

En las universidades y escuelas secundarias, el Gobierno y las direcciones de los establecimientos han hecho todo lo posible por obstaculizar el derecho de les jóvenes a movilizarse, rechazando toda reprogramación en los parciales o utilizando ilegalmente la virtualidad. Sin embargo, la juventud se movilizó masivamente contra la reforma de las pensiones de Macron.

Desde enero se celebraron múltiples asambleas generales en universidades, escuelas de arte y arquitectura, secundarios e institutos de formación. La juventud escolarizada se movilizó masivamente, incluso en establecimientos que no tenían una tradición militante previa.

La juventud comprendió que la contrarreforma de Macron se inscribe en un ataque global contra las condiciones de vida de trabajadores y jóvenes, que ya están sometidos a condiciones de precariedad y de selección social en la universidad.

En un contexto de creciente movilización, la Juventud del NPA se dio como orientación fomentar la auto-organización y la coordinación de los estudiantes en la lucha contra la reforma, construyendo el vínculo con los trabajadores en huelga. En este sentido, las asambleas interfacultades han logrado estructurar una coordinación de los estudiantes a nivel nacional.

La Coordinación Nacional Estudiantil (CNE) se reunió semanalmente durante los tres meses y medio de la movilización a partir del 12 de marzo. Reunió a cientos de delegados de estudiantes de posgrado de todas las ciudades de Francia. Se celebraron en París, Nantes y Grenoble. La elección de las delegaciones fue discutida y votada cada semana por los estudiantes movilizados, con una representación proporcional según la cantidad de personas presentes en el AG.

Esta auto-organización de los estudiantes permitió construir movilizaciones masivas en la calle en cada manifestación, levantando consignas relacionadas con sus propias reivindicaciones.

La CNE pudo proponer un calendario alternativo a la pasividad de la Intersindical. En particular, gracias a la CNE y a la iniciativa de la Juventud del NPA y de las Asambleas Generales de los huelguistas, se organizó una manifestación el 16 de marzo de 2023, día en que se había activado el artículo 49.3 en la Asamblea Nacional. Ese día, la Intersindical no quiso manifestarse en la calle y se contentó con decirle a los diputados que votaran bien. La iniciativa de la CNE permitió organizar una gran manifestación en la plaza de la Concorde frente a la Asamblea Nacional. Sin embargo, los sindicatos, sobre todo de SUD y de la CGT, volvieron a reunirse al final de la tarde. Unas 10.000 personas se unieron en la plaza después de su jornada laboral. Una manifestación que marcó el comienzo de una superación de la política de la Intersindical con manifestaciones incendiarias durante varias noches.

Una situación similar ocurrió el viernes 14 de abril, día en que la intersindical no quiso manifestarse. De nuevo, a la llamada de les jóvenes, así como de los AG de los huelguistas, la plaza del Ayuntamiento se llenó para aumentar la presión sobre un Consejo Constitucional que validó la propuesta de ley, que Macron firmó durante la noche.

La movilización de la juventud conquistó el surgimiento de una enorme ola de politización para toda una nueva generación de militantes. Este proceso de movilización ha permitido que los jóvenes comiencen a cuestionarse de fondo sobre la naturaleza del Estado, de la policía, del sistema capitalista o sobre las posibilidades y los métodos para derrocar a la sociedad capitalista. Una generación que difícilmente deje de movilizarse contra Macron y su clase. 

6. Unirse y construir un partido revolucionario

El estancamiento de la estrategia de la Intersindical pone de relieve la necesidad de la autoorganización de los luchadores por la base, para establecer una política alternativa que nos lleve a la victoria. Se han hecho intentos, en particular por la Coordinación Nacional de Estudiantes, impulsada entre otros por la Juventud del NPA. Una coordinación de estudiantes en lucha a nivel nacional, que pudo organizar jornadas masivas de movilización en la juventud, cuando la Intersindical no proponía nada al movimiento. Lo mismo ocurre con las Asambleas interprofesionales y los trabajadores que se han declarado en huelga reconductible, como los basureros o los refinadores.

La movilización contra la reforma de las pensiones puso en evidencia el carácter represivo, autoritario e injusto del conjunto de la política capitalista de Macron. Por eso la calle gritó «Fuera Macron» durante semanas, lo que puso en tela de juicio la legitimidad del poder político y de su régimen. En el discurso de Macron del 17 de abril de 2023, se organizaron cientos de cacerolazos para no escuchar más al presidente que despreciaba a la población. Estos elementos suscitan una crisis política que sigue abierta, con un fuerte cuestionamiento democrático sobre la legitimidad del gobierno.

Para terminar con Macron y su mundo capitalista, necesitamos una verdadera revolución. Para derrotar a los patrones y a su gobierno de ricos, necesitamos un partido revolucionario. Debemos construir esta alternativa anticapitalista rompiendo con los métodos institucionales de los políticos burgueses y de la Intersindical. Con la movilización por las jubilaciones, jóvenes y trabajadores se unieron en esta batalla para construir la huelga general, para conquistar la retirada de Macron y para acabar con el sistema capitalista. 

El arma de los y las trabajadores es la huelga. No hay otra salida para el conflicto que echar a los sirvientes de los capitalistas que pretenden gobernarnos. Nosotros sabremos mejor que ellos cómo repartir el trabajo y los bienes entre nosotros. Para eso, nuestra clase debe tomar conciencia de su fuerza.

En esta perspectiva, construyamos el NPA y la corriente Socialismo o Barbarie, por una alternativa internacionalista y revolucionaria contra Macron, su reforma y la clase capitalista.

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