• La Justicia de Reino Unido dictaminó la habilitación al gobierno británico para extraditar al fundador de WikiLeaks. En Estados Unidos, Assange podría enfrentarse a la pena de muerte o a prisión perpetua.

 Agustín Sena

En los últimos días se cumplieron tres años desde el encarcelamiento de Julian Assange en Belmarsh. Desde 2019 se encuentra detenido en una cárcel de máxima seguridad, aislado durante 23 horas del día de cualquier otro ser humano para mantenerlo incomunicado. Antes de su detención, Assange había pasado 7 años viviendo en la embajada de Ecuador en Londres.

Una década de persecución

Hace algunos meses, la Corte Suprema del Reino Unido dejó sin efecto un fallo judicial según el cual Assange no debía ser extraditado ya que su salud mental corría riesgo. La Justicia estadounidense persigue al periodista australiano desde hace más de una década, buscando llevarlo a juicio bajo los cargos de «espionaje y traición» por haber filtrado documentos clasificados del gobierno estadounidense en WikiLeaks.

Con esos documentos, Assange reveló violaciones de los DDHH en las guerras de Irak y Afganistán. Entre los 700.000 documentos filtrados, se encontraba un vídeo que mostraba el asesinato varios civiles (entre ellos, dos periodistas de la agencia Reuters) a manos de un helicóptero de guerra estadounidense.

Su persecución a manos del gobierno estadounidense es una muestra de los intentos de disciplinar la comunicación internacional a los intereses del imperialismo. Para EEUU (o cualquier otra potencia) es inaceptable que se haga público el verdadero accionar de sus fuerzas armadas.

Apelaciones

Ahora, la decisión sobre el futuro de Assange queda en manos de la Ministra del Interior británica, Priti Patel. La defensa del periodista australiano tendrá tiempo hasta el 18 de mayo para presentar alegaciones a la ministra y buscar una decisión favorable. Sin embargo, todos los gestos del Estado británico parecen favorecer la extradición.

Por esta razón, también es esperable que la defensa de Assange lleve las apelaciones a organismos internacionales de Derechos Humanos. La abogada y esposa de Julian Assange, Stella Moris, puso en duda la seguridad del periodista en caso de su extradición. «Boris Johnson y Priti Patel no pueden entregar a Julian a un país que conspiró para asesinarlo. Ellos pueden detener esta pesadilla hoy mismo y devolver a Julian con su familia», anunció desde una manifestación que exigía la no extradición de Assange.