Italia: El “movimiento de las sardinas” se planta contra el derechista Salvini

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Por Ale Kur

Crece la movilización de decenas de miles de jóvenes italianos en respuesta a Salvini y la derecha en ascenso. Retoman en su lucha las tradiciones y símbolos de la lucha antifascista, como la canción “Bella Ciao”.

Una derecha en ascenso

Matteo Salvini es un dirigente político italiano derechista, neoliberal y nacionalista. Pertenece al partido conocido como “la Liga” (anteriormente “Liga Norte”) que se originó décadas atrás defendiendo la independencia del norte del país (región tradicionalmente más rica) y con un fuerte desprecio al sur de Italia, más empobrecido. Luego se reconvirtió en un partido nacional dejando de lado el independentismo, sin perder nunca su componente racista y elitista. En los últimos años la Liga y Salvini lograron instalarse en la política nacional gracias a una feroz prédica anti-inmigrantes -en un país que es el destino de gran cantidad de migrantes africanos, de los cuales miles mueren intentando cruzar el Mediterráneo en las condiciones más precarias. Por otra parte, Italia se encuentra sumida, desde la crisis mundial de 2008, en un largo periodo de estancamiento del cual nunca ha podido salir: esta es la base material de la creciente inestabilidad política y la tendencia a la polarización.

En Italia, la Liga se nutre del espacio político de las anteriores encarnaciones de la derecha y centroderecha -como Silvio Berlusconi- que no pudieron adaptarse a los nuevos tiempos, donde lo que triunfa son los liderazgos carismáticos y provocadores que aparecen como “outsiders” del sistema político, que recurren intensivamente a las redes sociales y movilizan a sus bases en las calles. Pero la Liga también se hizo fuerte en regiones donde tradicionalmente tenía mucho peso la izquierda[1].

A nivel internacional, el crecimiento de la Liga es parte de un fenómeno global de partidos y figuras de “lejana derecha” como Trump y Steve Bannon en EEUU, Bolsonaro en Brasil, Vox en España, Front National en Francia,  AfD en Alemania, los “brexiteros” de derecha en Reino Unido, etc. Se trata de una derecha individualista y conservadora que en todos lados brota como respuesta reaccionaria a la crisis mundial y a sus manifestaciones en todos los terrenos (económico, social, humanitario), con la consigna de excluir al más débil: sea el extranjero, el pobre, el originario, el de la periferia y las regiones menos desarrolladas, etc.

Salvini y la Liga eran -hasta septiembre del año corriente- parte del gobierno nacional italiano, en una coalición junto al partido “Cinco Estrellas” (centro). Pero esa coalición se rompió y en su lugar se armó otra nueva (entre el “Cinco estrellas” y el “Partido Democrático” -centroizquierda-) dejando afuera a la Liga. La nueva coalición de gobierno parece bastante débil y plagada de contradicciones internas, lo que puede llevar a su caída en plazos no muy lejanos.

Por el contrario, Salvini goza de una fuerte popularidad que eventualmente lo podría llevar al poder: las encuestas lo dan encabezando la intención de voto[2] con un 34%, muy por encima del centroizquierdista Partido Democrático -y al resultado de la Liga hay que sumarle los de aquellas fuerzas con las que podría formar coalición de gobierno: más de un 9% de otro partido neofascista (“Hermanos de Italia”), así como más de un 7% del partido de Berlusconi. Es decir, la intención de voto combinada de estos tres partidos conservadores superaría el 50%.

En este contexto, en enero de 2020 se realizarán elecciones regionales que serán uno de los primeros “tests” electorales de la nueva situación política. Si triunfa la derecha (como ya lo hizo en las regionales de Umbría), puede desencadenar un adelantamiento de las elecciones nacionales, en las condiciones que ya describimos.

De cara a esta pelea política, Salvini viene convocando una serie de movilizaciones en su favor con asistencia masiva, lo cual plantea un peligro considerable. Es precisamente en reacción a esto que hizo su irrupción, en las últimas semanas, el “movimiento de las sardinas”.

El movimiento de las Sardinas

A mediados de noviembre, estaba convocada en la ciudad de Bolonia una movilización pro-Salvini. Pero en esta ocasión, la diferencia fue que se desató una importante oposición a la misma, desde posiciones progresistas radicalmente opuestas al discurso reaccionario de la Liga. A través de redes sociales se difundió una convocatoria, comenzada por cuatro jóvenes treintañeros, que llamaban a realizar una contra-manifestación en la Plaza Mayor de la ciudad. Finalmente acudieron a ella quince mil personas, mayormente jóvenes. Eligieron como símbolo de la misma a las sardinas: por separado son vulnerables, pero si se juntan logran formar una masa compacta que puede enfrentar a sus predadores en muchas mejores condiciones.

El “movimiento de las sardinas” causó un fuerte impacto político, volviendo a dar esperanzas a una enorme cantidad de italianos hastiados del crecimiento de la derecha. Por ello se repitieron movilizaciones importantes en varias ciudades[3]: Modena, Génova, Florencia y varias otras. Además de la presencia de miles de personas enfrentando a la derecha, estas protestas mostraron otro rasgo de gran interés: en ellas entonaron la famosa canción “Bella Ciao”[4], histórico himno de los partisanos italianos -las guerrillas antifascistas que colgaron a Mussolini en 1945. Se trata de un hecho altamente simbólico, ya que significa recuperar tradiciones históricas antifascistas y de izquierda -un elemento enormemente progresivo para la formación de la conciencia e identidad política de la nueva generación.

El “movimiento de las sardinas” se trata de una importante novedad política, ya que si logra masificarse puede empezar a formar un contrapolo capaz de plantarse contra el ascenso de la derecha, y eventualmente quizás comenzar a inclinar el péndulo político hacia el otro lado. Esto podría alimentarse del ciclo político internacional de rebeliones que crece en países como Chile, Hong Kong, Cataluña, y que esta misma semana tendrá un nuevo hito con la huelga general en Francia. Resultaría extraño que un país con la enorme tradición combativa de Italia no exprese de alguna manera este ciclo.

En este marco, está convocada una nueva gran marcha de “sardinas” en Roma para el 14/12. Será el escenario para medir el alcance de este movimiento en la capital del país, y por lo tanto, la oportunidad de pegar un importante salto en calidad, instalándose de lleno en la escena política nacional.


[1] Italia supo albergar a una de las izquierdas más grandes del mundo occidental – especialmente su Partido Comunista, que durante toda la segunda posguerra tendió a obtener resultados en las elecciones parlamentarias nacionales de entre el 25% y el 30% de los votos (llegando en 1976 a obtener casi el 35%). Pero luego del colapso de URSS esa corriente implosionó dejando un enorme vacío político: en parte ese espacio fue llenado por la centroizquierda neoliberal (el “Partido Democrático”, formado en gran parte por antiguos miembros del PC), pero en parte también fue llenado por la derecha. A su vez, esto dejó huérfanos de representación a amplios sectores de la sociedad. El movimiento “ciudadanista” Cinco Estrellas pareció inicialmente darle un cauce a esos sectores descontentos, pero su incapacidad para articular un programa político coherente (dando bandazos hacia derecha y centroizquierda) lo anuló como factor de peso, dejando nuevamente un espacio vacante -en el que ahora irrumpe el “movimiento de las sardinas”.

[2] “Matteo Salvini still looms large over Italy’s politics”, MILES JOHNSON, Financial Times, 4/12/19. En: https://www.ft.com/content/e8e3b560-0f6d-11ea-a7e6-62bf4f9e548a

[3]“Sardinas en las plazas”, Eduardo Barajas Sandoval, El Espectador, 3/12/19. En: https://www.elespectador.com/opinion/sardinas-en-las-plazas-columna-893992

[4] Ver, por ejemplo, el siguiente video: https://www.youtube.com/watch?v=-sjnDYcPYC0

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