• Una nueva avanzada de Beijing sobre los derechos democráticos de Hong Kong. Lejos de ser un país “comunista”, el régimen de Xi Jinping representa una de las caras más autoritarias y opresivas del capitalismo.

Redacción

La Confederación de Sindicatos de Hong Kong (HKCTU, por sus siglas en inglés) decidió autodisolverse la semana pasada en medio de un clima de presiones y amenazas a sus dirigentes por parte del gobierno de China.

En un nuevo capítulo de la avanzada de China sobre Hong Kong, la disolución del sindicato viene a sumarse a una larga lista de organizaciones civiles, políticas y sociales que se ven forzados a cerrar o disolverse por su posición crítica al régimen de Beijing.

HKCTU agrupaba en total a unos 149.000 miembros de 93 sindicatos y era la principal organización sindical opositora de Hong Kong. La Confederación había tomado parte activa en las protestas masivas que se desataron en la región en 2019.

Según dirigentes de la central sindical, la decisión se tomó debido a «amenazas a la seguridad» de sus miembros y por la presión política del gobierno central. Su director ejecutivo renunció y huyó de Hong Kong a principios de este año denunciando amenazas.

«Bajo las nuevas circunstancias, somos plenamente conscientes de que ya no hay lugar para la existencia de nuestro sindicato», ha explicado en rueda de prensa quien presidía la Confederación Sindical, Joe Wong, según informó Europa Press.

Por su parte, los medios de comunicación ligados al gobierno chino han lanzado contra el sindicato las acusaciones ya usuales: subversión, conspiración, financiamiento de fuerzas extranjeras y «actividades anti China».

Beijing a la ofensiva

Desde la aplicación de la Ley de Seguridad Nacional, en junio del año pasado, Beijing ha avanzado notablemente en el control de Hong Kong.

La disolución de la HKCTU viene a engrosar una larga lista de organizaciones civiles y sociales que se disuelven bajo la presión del régimen autoritario de Xi Jinping. El mismo destino sufrió unos meses antes el Sindicato de Maestros de Hong Kong (el más numeroso) así como diversas organizaciones civiles como la agrupación estudiantil Student Politicism y la ONG Civil Human Rights Front.

En junio de este año, el gobierno chino forzó el cierre del matutino Apple Daily, uno de los pocos medios de comunicación críticos del régimen que subsistían en Hong Kong. Sus directores y editores fueron detenidos y sus activos fueron congelados, por lo que el diario se vio obligado a cesar su actividad.

La Ley de Seguridad Nacional implicó otorgarle mayores herramientas jurídicas y políticas al régimen chino para su avance antidemocrático sobre Hong Kong. Desde su entrada en vigor, unas 154 personas ya fueron detenidas en el marco de dicha Ley. En su mayoría se trata de acusados de organizar «actividades subversivas» o de «conspirar contra la seguridad nacional».

A pesar de sus epítetos «comunistas», el gobierno encabezado por Xi Jinping es una dictadura capitalista que niega los derechos democráticos más elementales. Ahora, el gobierno busca extender su dominio autoritario hacia territorio hongkonés.

Al interior de Hong Kong, el rechazo al régimen del PCCh se expresa políticamente de maneras muy variadas y contradictorias. Desde posiciones abiertamente pro-yanquis e intervencionistas, la presencia de la extrema derecha sinofóbica contrasta con sectores democráticos y de izquierda opositores al régimen.

Desde el punto de vista político, el control chino sobre Hong Kong es un paso fundamental para pasar a controlar totalmente el mar de China. Esto tiene una importancia central desde el punto de vista estratégico, en el marco en que EE.UU. ha «girado sus cañones» hacia el océano pacífico con el anuncio de AUKUS, una inédita alianza militar junto al Reino Unido y Australia, con la intención de frenar el avance chino en todo el este y sudeste asiático.