
- Siendo uno de los más grandes organismos de crédito del planeta, podrían hacer algo al respecto. Cuando su opinión es que hay que ajustar, suelen lograr imponerlo. Cuando pide al capitalismo que sea menos malo, solo es capaz de emitir comunicados.
Renzo Fabb
En una carta publicada junto al Banco Mundial, la OMS y la OMC, el organismo internacional de crédito famoso por imponerle a los países condicionamientos de ajuste brutales y políticas de austeridad ahora pide ser más «equitativos» en el reparto mundial de las vacunas.
El texto salió publicado en el diario norteamericano Washington Post, donde se afirma que «acabar con la pandemia es posible y requiere una acción global hoy». La carta fue publicada en ocasión de la próxima cumbre del G7, organismo que agrupa a los países más poderosos del mundo y que será celebrada en Reino Unido a fines de este mes.
Transcurriendo el segundo año desde que comenzó la pandemia, las desigualdades mundiales en el reparto de vacunas son escandalosas: la inmensa mayoría fue a parar a los Estados con más poderío económico, al punto de que países como Estados Unidos o Canadá acapararon más vacunas de las que necesitaban. En el segundo, el nivel de acaparamiento es tan ridículo que llegó a planteárseles el problema de que caducaban las vacunas sin darles uso.
Este panorama extremadamente desigual hace que mientras en los países centrales disminuyan los muertos y los contagios, en la periferia se suceden graves rebrotes que constituyen una segunda ola marcada por nuevas cepas más contagiosas y mortíferas, como sucedió en India y Brasil.
La aparición de nuevas variantes del virus está directamente ligada a la desigualdad en el reparto de vacunas, ya que mientras en muchos países haya bajos porcentajes de inmunización, el virus seguirá reproduciéndose y mutando.
Con la publicación de la carta, el FMI y los demás organismos firmantes buscan la contribución de 50.000 millones de dólares aportados por las grandes potencias para un plan de vacunación hacia los países más pobres. Como buenos garantes del capitalismo, no se hace mención a la creciente campaña internacional por la liberación de las patentes, que permitiría que se multipliquen la cantidad de países productores de vacunas. Esta propuesta se ha encontrado con la fuerte resistencia de las megacorporaciones farmacéuticas así como de los principales países imperialistas como Japón, Reino Unido y la mayoría de la Unión Europea.
Resulta llamativo que un organismo como el FMI se encuentre preocupado por la desigualdad cuando se trata de uno de los principales enclaves de sometimiento contra los países más débiles por parte de las potencias imperialistas. Adonde quiera que va, el FMI se ha ganado la fama de dejar más pobreza y más desigualdad a raíz de sus «programas de austeridad» que han hecho verdaderas catástrofes sociales en Latinoamérica y algunos países de Europa, como Grecia.
Es una hipocresía ya que todos los Estados que han pasado por la tutela del FMI tendrían más capacidad para negociar, adquirir e incluso para producir vacunas sino fuera por las políticas de desfinanciamiento, privatizaciones y recortes que promueve el Fondo en todo el mundo.
Este llamado a un reparto más equitativo no es más que otro capítulo del operativo «lavada de cara» que el organismo se ha visto obligado a hacer después de ser odiado por millones de trabajadores alrededor del mundo que fueron víctimas de sus políticas aplicadas por los distintos gobiernos de turno.
Aunque ahora quiera mostrar un rostro «humano», es profundamente hipócrita llamar a un reparto equitativo de vacunas mientras se pretende privatizar los sistemas de salud y recortar los fondos de seguridad social, por ejemplo, que son políticas típicas que los países que acuerdan con el Fondo se ven condicionados por el organismo a tomar.