Haití: Asumió un títere de Estados Unidos como jefe de Estado

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  • Tras el asesinato de Moise y la dimisión de Josep , Ariel Henry se hizo con el mando del país mas pobre de América.

Rafael Ramirez

Hace años el pueblo haitiano se cansó de sufrir las consecuencias de gobiernos sin más legitimidad mas que de la un puñado de empresarios y del imperialismo yanqui: un 60% de la población se encuentra en la pobreza, más de seis millones sufren hambre, el 70% de la población activa está desempleada y la esperanza de vida no llega a los 60 años.

La inflación y la evaluación de la moneda (un 30%) son flagelos que limitan cada vez más la posibilidad de acceder a los mínimos bienes y servicios, por eso mismo, Haití es uno de los países con mayores niveles de inseguridad alimentaria, con más del 20% de niños y niñas en desnutrición. Hace años que hay luchas constantes y una rebelión popular intermitente que preocupa a Estados Unidos y motiva un aumento de su injerencia.

Una América Latina convulsionada como se ve en el proceso de rebelión colombina, la histórica asamblea constituyente chilena arrancada con años de lucha y las enormes movilizaciones contra Bolsonaro cuestiona aún más la influencia yanqui en la región, hoy disputada con China. Con todo eso en mente es que el gobierno de Biden busca intervenir en la crisis que se desató en Haití luego del asesinato de Moise.

Sea apoyando al ex primer ministro Josep o presionándolo para que dimita cuando no logró el consenso del sistema político haitiano, se ve nítidamente la mano estadounidense detrás de los sucesos políticos en Puerto Príncipe. Esto se repite en la asunción de Henry, otro de los primeros ministros sin ninguna legitimidad.

Gobierno tras gobierno, la lucha en las calles de los haitianos y su abstencionismo electoral demuestran, por un lado, el nivel de repudio del pueblo trabajador por todo el sistema político que los empobrece día a día y, por el otro, una total falta de alternativa política para los de abajo. El ex primer ministro Jovenel Moise había ganado con mas del 50% en un ballotage, pero sobre el 28% de participación electoral en el 2016. Es decir, con el 10% del apoyo popular. Su asesinato no causó tristeza en el pueblo haitiano. Lo que hizo fue terminar de demostrar como una casta política se disputa el poder con métodos mafiosos, con diferentes fracciones apoyadas por la oligarquía exportadora y Estados Unidos, alejadas completamente de las necesidades populares.

La misión de Henry de “estabilizar” el país y llamar a un gobierno de unidad nacional es muy difícil: Las organizaciones sociales, el resto de los partidos del régimen y el pueblo trabajador no lo respaldan.

La injerencia estadounidense, sus gobiernos títeres sin legitimidad popular se van a jugar a terminar con la ebullición social, pero no tienen ninguna salida para las demandas del pueblo trabajador haitiano. Es el camino que este mismo eligió, el de la lucha, el que depara un futuro distinto para los de abajo.

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