Haití, al borde del desastre sanitario

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  • Tras nueves meses de respiro epidemiológico, una nueva ola de contagios comienza a golpear el país caribeño. En una sociedad cuya población vive en la precariedad extrema y con un régimen político marcado por la inestabilidad, el reinicio de los contagios podría tener consecuencias catastróficas.

Redacción

Hasta hace algunos días, Haití acumulaba 15.895 casos y 333 muertes por coronavirus. Estos números pueden parecer bajos comparados con los del resto del continente y para una población de aproximadamente 11 millones de habitantes. Pero la baja confiabilidad de las cifras oficiales y la entrada de cepas más agresivas podría acelerar rápidamente esas cifras.

Entre la precariedad y la política negacionista

Es un hecho que el Covid halla un suelo fértil para la transmisión viral en aquellos países y regiones de mayor pobreza, donde la población vive hacinada y tiene menos acceso a la salud y a la higiene. Pero en Haití este peligro preexistente (el país sigue golpeado por el desastre humanitario del terremoto del 2010) está siendo exacerbado por la política criminal del gobierno de Juvenal Moise. El mandatario haitiano no ha vacunado a una sola persona desde el inicio de la pandemia y ha optado por el oscurantismo anti – científico, llegando a recomendar a la población que haga uso de «tés medicinales» como antídoto ante el Covid.

Hace pocas semanas, el gobierno de Moise llegó al extremo de rechazar las vacunas ofrecidas por el gobierno yankee y la OMS, que hubieran sido seguramente pocas e insuficientes pero podrían haber sido el inicio de un plan de vacunación. Aludiendo a los posibles efectos adversos de la vacuna de Astra – Zeneca, el gobierno haitiano rechazó la llegada de vacunas para sacarse de encima el problema de la logística y refrigeración de las mismas y para el cual el ultra – precario sistema sanitario haitiano no parece estar preparado. Hace pocos días, sobrepasando cualquier límite de irresponsabilidad pública, una alcaldía de Puerto Príncipe organizó un recital público al que asistieron miles de personas sin tapabocas.

Al borde del colapso

Pocas semanas hicieron falta para que los efectos de una política criminalmente negacionista como esta se hicieran presentes. Los casos de Covid registrados se han quintuplicado, y los principales hospitales de Puerto Príncipe (capital haitiana) han anunciado el colapso de su capacidad de internación.

Mientras la población trabajadora y pobre queda a merced del contagio, los pocos haitianos ricos pagan precios exorbitantes para vacunarse en República Dominicana. Una vez más, el régimen político haitiano muestra su verdadera cara: la de un régimen anti – popular hasta la médula, que no mueve un dedo para impedir que la población trabajadora del país viva en condiciones dignas o, directamente, dejándola morir a merced de la pandemia.

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